La muestra de unidad entre las naciones que se oponen a la invasión rusa de Ucrania presenta un modelo de cómo los aliados democráticos podrían unirse para oponerse a Beijing si el régimen comunista cumple con sus repetidas amenazas contra Taiwán, según Robert Atkinson, presidente del think tank Information Technology and Innovation Foundation, con sede en Washington.
Las sanciones y la desvinculación económica de Rusia tras la invasión del 24 de febrero también señalan el camino de las estrategias para apartar a las potencias occidentales de su dependencia de China para las importaciones de tierras raras y alta tecnología, una dependencia que plantea riesgos crecientes para la estabilidad económica y la seguridad nacional, dijo Atkinson al programa «China Insider» de EpochTV el 28 de marzo.
Atkinson elogió el éxito de dos leyes que pretenden reducir la dependencia de Estados Unidos de las cadenas de suministro tecnológico, especialmente de semiconductores, que provienen de China.
La Ley America COMPITE es un proyecto de ley de la Cámara de Representantes destinado a aumentar la financiación de la tecnología de microchips y la investigación de alta tecnología. El proyecto de ley fue aprobado por el Senado el lunes con un fuerte apoyo bipartidista por una votación de 68-28. Una versión del Senado de este proyecto de ley, la Ley de Innovación y Competencia de Estados Unidos (USICA), fue aprobada por esa cámara el pasado mes de junio.
Contrastó lo que considera la capacidad relativamente limitada de Rusia para infligir daños económicos a las potencias que se oponen a su agresión, con el enorme potencial de Beijing para interrumpir las cadenas de suministro mundiales, dado el actual estado de dependencia en las áreas de metales preciosos y tecnología.
«Si [miras] a Rusia, no necesitamos su petróleo, no necesitamos su grano. No hay casi nada que Rusia pueda hacernos económicamente, pero hay mucho que podemos hacerles a ellos. Así que es muy asimétrico, sobre todo cuando tenemos 30 países y el Departamento de Estado alineados para participar en las restricciones de exportación a Rusia», dijo.
Aunque China depende en parte de Estados Unidos para algunas importaciones, dijo Atkinson, la gran dependencia de Estados Unidos de China coloca a Beijing en una posición en la que podría causar graves daños en un escenario en el que una invasión de Taiwán u otro contratiempo en la relación bilateral pusiera a las dos potencias más profundamente en desacuerdo de lo que están ahora.
Organizaciones como la Asociación de Tecnología de Consumo han documentado marcados aumentos interanuales de las importaciones estadounidenses de productos de alta tecnología como smartphones, altavoces y productos activados por voz procedentes de China. En 2021, el déficit comercial de Estados Unidos con China fue de 355,000 millones de dólares, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Aunque le gustaría que las empresas salieran de China y trasladaran su producción a Vietnam, India, México o Estados Unidos, Atkinson dijo que una desvinculación económica del 100% es improbable si no hay una guerra importante directamente entre las potencias. Pero Estados Unidos puede ampliar enormemente sus inversiones nacionales en tecnología y en la extracción y procesamiento de minerales de tierras raras para aliviar los riesgos para la seguridad nacional y la productividad que conlleva la dependencia de China.
«Los paneles solares son un gran ejemplo. Subvencionan masivamente a sus productores de paneles solares y se niegan a comprar paneles de cuatro pulgadas. Y ahora controlan el 70%, más o menos, del mercado mundial de paneles solares, y nosotros controlamos alrededor del 5%», dijo Atkinson.
«Espero que hayamos aprendido la lección y digamos, oye, espera un momento, cuando se trata de vehículos eléctricos o aviones a reacción o medicamentos o estas otras tecnologías, no vamos a dejar que» dominen el mercado, añadió.
Proteger a Taiwán
Lo «mejor» que puede hacer Estados Unidos para disuadir una invasión china de Taiwán es seguir dotando de armas a los taiwaneses y no dejar ninguna duda de que las fuerzas de Beijing sufrirían bajas masivas si las invadieran, dijo Atkinson.
«Hasta cierto punto, lo estamos haciendo, pero no estamos haciendo lo suficiente y no lo estamos haciendo lo suficientemente rápido», dijo.
Ante esta realidad, Atkinson considera alentadoras las soluciones legislativas que están sobre la mesa para frenar la dependencia de Estados Unidos de China en una serie de ámbitos durante la próxima década.
Aunque el éxito de la Ley COMPITE y de la USICA es alentador, sigue siendo urgente una muestra más amplia de unidad geopolítica entre las naciones que se oponen a las violaciones crónicas de los derechos humanos y a la conducta amenazante de Beijing hacia Taiwán. Atkinson añadió que considera que algunas naciones de la cuenca del Pacífico están fundamentalmente alineadas con Estados Unidos frente a China, pero que las potencias europeas aún no han demostrado el compromiso necesario.
«Los australianos y los japoneses están mucho más alineados con nosotros en lo que respecta a ser duros con China, pero si queremos que esto funcione, los europeos tienen que unirse y decir que es momento de ser duros», comentó Atkinson.
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