La Oficina de Industria y Seguridad (BIS) del Departamento de Comercio de Estados Unidos emitió el 2 de diciembre varias restricciones destinadas a impedir que el régimen comunista chino acceda a tecnología avanzada de semiconductores y modernice su ejército.
La secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo, afirmó en un comunicado que las nuevas normas pretenden «mermar» la capacidad de China para producir tecnologías que amenacen la seguridad de Estados Unidos.
El BIS impuso restricciones a 24 tipos de equipos de fabricación de semiconductores, tres tipos de software y chips de memoria de gran ancho de banda. También sancionó a 140 nuevas entidades relacionadas con la fabricación de semiconductores chinos y empresas de inversión implicadas en el plan de modernización militar del régimen chino. La oficina también publicó nuevas directrices de cumplimiento para las empresas nacionales, aconsejándoles que no vendan a empresas, exportadores o reexportadores de tecnología cuyo usuario final no esté claro.
Las normas entran en vigor inmediatamente y tienen una fecha de cumplimiento aplazada hasta el 31 de diciembre.
El último paquete de normas se basa en varias actualizaciones de normas que el BIS ha realizado en los últimos años para mejorar los controles de exportación destinados a bloquear el acceso de los militares chinos a la tecnología avanzada de semiconductores. Algunas de estas mejoras se han producido cuando el gobierno de EE. UU. determinó que las normas y sanciones existentes no siempre eran eficaces, ya que la tecnología puede evolucionar más rápidamente que el proceso de elaboración de normas.
El último paquete de normas es proactivo, declararon los funcionarios, ya que amplía las normas y restringe una amplia gama de tecnologías.
«A medida que la tecnología evoluciona, y nuestros adversarios buscan nuevas formas de evadir las restricciones, continuaremos trabajando con nuestros aliados y socios para salvaguardar de manera proactiva y agresiva nuestras tecnologías y conocimientos líderes en el mundo para que no se utilicen para socavar nuestra seguridad nacional», dijo el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan en un comunicado.
Las administraciones de Trump y Biden se han pronunciado sobre el riesgo para la seguridad nacional que supondría que el Partido Comunista Chino (PCCh) avanzara en su ejército con esta tecnología competitiva.
Según el BPI, el PCCh ha ordenado e incentivado a las empresas nacionales a «dedicar recursos significativos a la realización de un enfoque de toda la sociedad» para construir un fuerte sector de chips en China y lo está haciendo «a expensas de la seguridad nacional de los Estados Unidos y sus aliados».
Los objetivos del PCCh con esta tecnología incluyen la modernización militar, el desarrollo de armas de destrucción masiva y el control social, que ahoga los derechos humanos incluso extraterritorialmente, según funcionarios estadounidenses.
«Las normas actuales obstaculizan la capacidad de la RPC para alcanzar estos objetivos», declaró el BPI, utilizando el acrónimo de República Popular China, nombre oficial del país bajo el gobierno del PCCh.
Una de las principales preocupaciones son los modelos de inteligencia artificial a gran escala, que recientemente han mostrado «sorprendentes mejoras de rendimiento». Los funcionarios afirman que los modelos podrían utilizarse para desarrollar armas cibernéticas, químicas, biológicas, radiológicas o nucleares, y el PCCh tiene un historial de uso de este tipo de tecnología para el control social y la represión.
Además de bloquear el acceso del PCCh a la tecnología de chips, Estados Unidos ha tratado de impulsar la producción nacional de semiconductores avanzados y equipos de fabricación relacionados a través de la Ley CHIPS y Ciencia. En las últimas semanas, la Administración Biden ha finalizado varias subvenciones importantes para crear centros de chips en todo el país.
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