Una mujer de Georgia estaba discutiendo con su expareja dentro de un carro, cuando de repente la ventana del conductor se rompió y ella perdió el conocimiento. Un mes después se enteró que el hombre le había disparado en la cabeza.
El hecho ocurrió en el 2017, cuando Nicole Gordon, de 42 años, perdió la conciencia luego de una discusión con su pareja de ese entonces, Jerrontae Cain. Ella pensó que se había cortado con el vidrio del carro, informó CNN.
Al despertar, Gordon estaba en el auto de Cain y fueron a la casa de la madre del hombre de 39 años, para poder atenderla.
Un mes después del incidente, Nicole empezó a sufrir de severos dolores de cabeza, pérdida de memoria y tenía problemas para hablar, según comunicado de prensa del fiscal del distrito de Fulton.
She thought she had been cut by flying glass. But her ex, Jerrontae Cain, had a secret – he had shot her. https://t.co/BXv3m582Gc
— WHNT (@whnt) September 27, 2019
Fue cuando una amiga de Gordon decidió llevarla al Centro Médico de Atlanta, y se enteraron que había una bala en la parte de atrás de su cráneo. La mujer no recordaba haber recibido un disparo en algún momento, solo había recordado el incidente en el carro.
Los doctores dijeron que tratar de sacarle la bala del cráneo podría matarla.
El hospital dio aviso a los investigadores, quienes emitieron una orden de arresto para Cain, quien pudo ser capturado en enero de este año en Atlanta por el FBI, informó el medio.
El hombre testificó asegurando que la pareja había chocado su auto contra un árbol, pero su versión no fue creíble.
Cain ahora enfrenta 25 años de prisión por asalto agravado con arma mortal y posesión de arma de fuego. Luego de su condena, será sentenciado a cinco años de libertad condicional.
Hombre finge su propia muerte al enterarse que esposa quería asesinarlo
En una operación coordinada con la policía de Texas en octubre de 2016, un hombre simuló su propia muerte para poder atrapar a su esposa, quien ofreció dinero a un conocido para que la ayudara a asesinarlo.
El macabro plan dio resultado y fue el punto final de una relación conflictiva y con abusos domésticos de parte de la mujer que se prolongaron durante años.
Ramón Sosa, quien ahora tiene 53 años, era entrenador de boxeo y tenía su propio gimnasio, pero el negocio comenzó a ir mal. En el quinto año de matrimonio con Lulu, su esposa de origen mexicano, ésta le pidió el divorcio.
No contenta con separarse, estableció contacto con “Gustavo”, un hombre que había sido entrenado por Sosa, y le pidió que la ayudara a encontrar a alguien que estuviera dispuesto a matar a su todavía marido. El acuerdo fue que lo matara de un balazo en la cabeza, según un informe del medio hispano El Diario.
Everything that shine,
Is not gold…
Beware of snakes.
Ramón Sosa pic.twitter.com/NIzDxe81ck— Ramon Sosa (@rsosa67) July 14, 2018
Lejos de cumplir, Gustavo informó a Sosa y grabó uno de los encuentros que tuvo con Lulu, lo que les sirvió como prueba para hacer la denuncia a la policía.
Lo siguiente fue idear el plan para atraparla, en el que también participó el FBI. Este consistió en que un oficial se hiciera pasar por asesino a sueldo y pactara con la mujer. Así se hizo, y Lulu acordó pagar 2000 dólares por el trabajo.
Mientras esto ocurría, Sosa tuvo que actuar como de costumbre y seguir conviviendo con su mujer, dado que no tenían los medios para vivir por separado.
A boxing coach wanted dead, and somebody who was willing to pay for it. How a murder-for-hire led to a most unpredictable outcome. pic.twitter.com/Zx4OHPRAzB
— E:60 (@E60) July 18, 2018
Para simular su muerte realizaron una sesión de fotos organizada por la policía de Texas. Se cavó un hoyo en la tierra, tumbaron a Sosa con el torso desnudo y le maquillaron un agujero de bala en la cabeza, dando la impresión de que había sido asesinado como Lulu quería, y lo fotografiaron.
“Esa imagen, hasta el día de hoy, refleja una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. El pensamiento de mí acostado en una tumba poco profunda en ropa interior con un agujero de bala en mi sien es alucinante”, declaró Sosa a múltiples medios.
Cuando el agente encubierto mostró las fotos a la mujer, ésta sonrió y le estrechó la mano.
Pocas horas después la policía acudió a su casa para preguntarle por el paradero de su esposo, y cuando Lulu aseguró no saberlo, la apresaron. Fue enjuiciada por asesinato en segundo grado y sentenciada a 20 años de prisión luego de declararse culpable.
El periodista de La Gran Época, Julián Bertone, contribuyó con este informe.
Historias de convicción
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