Estados Unidos no solicitará otro mandato en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, según informó el 1 de octubre el Departamento de Estado.
«Decidimos no solicitar otro puesto en el Consejo de Derechos Humanos esta vez simplemente porque estábamos comprometidos con nuestros aliados sobre la mejor manera de avanzar», dijo a la prensa el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
Miller dijo que hay tres puestos disponibles en el Consejo de 47 miembros, para los que se presentan cuatro países, entre ellos España, Islandia y Suiza.
«Todos ellos son países con un historial muy sólido de apoyo a los derechos humanos. Pensamos que pueden portar la bandera», declaró Miller. «Pero seguiremos comprometidos con los derechos humanos y actualmente tenemos previsto volver a presentarnos en 2028».
No está claro a qué aliados se refería Miller. Estados Unidos ha defendido sistemáticamente a Israel cuando el Consejo ha considerado resoluciones en su contra por su guerra actual contra el grupo terrorista Hamás en Gaza.
En abril, el consejo adoptó una resolución en la que pedía que se detuviera la venta de armas y municiones a Israel «para evitar nuevas violaciones del derecho internacional humanitario y violaciones y abusos de los derechos humanos».
Veintiocho miembros del Consejo votaron a favor de la resolución, y seis, incluido Estados Unidos, votaron en contra, con 13 abstenciones.
Meirav Eilon Shahar, representante permanente de Israel ante las Naciones Unidas en Ginebra en ese momento, dijo que la resolución era una prueba más del sesgo anti-israelí del Consejo.
«Según esta resolución, los Estados no deben vender armas a Israel en su empeño por defender a su población, pero siguen armando a Hamás», afirmó.
Estados Unidos se reincorporó al consejo cuando la Administración Biden asumió el cargo en 2021, tres años después de que la Administración Trump se retirara a mediados de 2018 por lo que calificó de excesivo enfoque negativo hacia Israel.
La Administración Trump había denunciado la composición del Consejo, que incluía a algunos de los peores violadores de los derechos humanos del mundo: China, Cuba, Eritrea, Rusia y Venezuela.
En febrero de 2021, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que la Administración Biden revertiría la retirada de Trump, aunque reconoció que el consejo necesitaba una «reforma» de su agenda, su membresía y «su enfoque desproporcionado en Israel».
Blinken dijo que la retirada «no hizo nada para fomentar un cambio significativo, sino que creó un vacío de liderazgo estadounidense, que los países con agendas autoritarias han utilizado en su beneficio».
«Para abordar las deficiencias del consejo y garantizar que cumple su mandato, Estados Unidos debe estar en la mesa utilizando todo el peso de nuestro liderazgo diplomático», declaró entonces.
El Consejo se creó en 2006 para sustituir a una Comisión de Derechos Humanos desacreditada por el deficiente historial en materia de derechos de algunos de sus miembros. Pero el nuevo Consejo no tardó en enfrentarse a críticas similares, como la de que los defensores de los derechos humanos obtuvieron escaños para protegerse a sí mismos y a sus aliados.
Con información de Cathy He y The Associated Press
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