La Casa Blanca anunció el 23 de septiembre una propuesta de prohibición de las tecnologías de vehículos conectados en Estados Unidos procedentes de «países preocupantes», en particular la China comunista, alegando una amenaza para la seguridad nacional.
La tecnologías de vehículos conectados se refiere a las comunicaciones de corto alcance que permiten a los coches «sentir» objetos cercanos e intercambiar información con otros vehículos cercanos. Incluye módulos Bluetooth, celulares, por satélite, Wi-Fi y sistemas de conducción automatizada.
Estas tecnologías, destinadas a promover la seguridad, plantean ahora «nuevas y crecientes amenazas», según la Casa Blanca.
«Estas tecnologías incluyen sistemas informáticos que controlan el movimiento de los vehículos y recopilan datos sensibles de conductores y pasajeros, así como cámaras y sensores que permiten sistemas de conducción automatizada y registran información detallada sobre la infraestructura estadounidense», dice el comunicado de la Casa Blanca.
El Departamento de Comercio ha llegado a la conclusión de que las tecnologías de localización podrían utilizarse para captar información sobre infraestructuras críticas o perturbarlas, ya que un adversario extranjero podría controlar a distancia esos vehículos para utilizarlos con fines de vigilancia y recogida de datos.
«Cuando adversarios extranjeros construyen software para fabricar un vehículo, eso significa que puede ser utilizado para la vigilancia, puede ser controlado a distancia, lo que amenaza la privacidad y la seguridad de los estadounidenses en la carretera», dijo la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, en una rueda de prensa el 23 de septiembre.
«En una situación extrema, un adversario extranjero podría apagar o tomar el control de todos sus vehículos que operan en Estados Unidos al mismo tiempo, causando choques, bloqueando carreteras».
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, destacó la magnitud del riesgo.
«Con potencialmente millones de vehículos en la carretera, cada uno con una vida útil de 10 a 15 años, el riesgo de interrupción y sabotaje aumenta dramáticamente», dijo Sullivan en la misma sesión informativa.
Estados Unidos considera ahora al Partido Comunista Chino (PCCh) su principal amenaza en materia de ciberseguridad, y la comunidad de inteligencia ha revelado en audiencias públicas en los últimos años hasta qué punto el PCCh ha llevado a cabo ciberataques continu os contra Estados Unidos.
El Departamento de Comercio ha identificado ciertas tecnologías chinas y rusas utilizadas en vehículos conectados que plantean «amenazas particularmente agudas» y actualmente está trabajando en una norma para prohibir la importación o venta de automóviles con «sistemas diseñados, desarrollados, fabricados o suministrados por entidades con un nexo suficiente con la RPC [República Popular China] o Rusia».
El Departamento empezó a recoger comentarios públicos sobre el tema el 1 de marzo, como parte de su evaluación del nivel de riesgo de estas tecnologías. Según la Casa Blanca, si se aprueba la norma, la prohibición del software entraría en vigor a partir de los modelos de 2027 y la del hardware a partir de los modelos de 2030, o el 1 de enero de 2029 en el caso de las unidades sin año de modelo. Los fabricantes de automóviles dijeron a la oficina que a menudo no saben la fuente de proveedores de componentes específicos, y el calendario de aplicación retrasada está destinado a dar tiempo a los fabricantes para hacer la debida diligencia.
La Alianza para la Innovación en Automoción, un grupo que representa a los principales fabricantes de automóviles, como GM, Toyota, Hyundai y Volkswagen, advirtió de que el cambio de software y hardware podría llevar tiempo. El Departamento de Comercio está estudiando exenciones a la norma final para minimizar las interrupciones en la cadena de suministro.
Con esta nueva norma, Ford tendría que detener las importaciones del Lincoln Nautilus, y GM, del Buick Envision. Ambos modelos se fabrican en China.
«Anticipamos en este momento que cualquier vehículo fabricado en China y vendido en EE. UU. entraría dentro de las prohibiciones», dijo Liz Cannon, que dirige la oficina de tecnologías de la información y la comunicación del Departamento de Comercio. GM y Ford son conscientes de que, en el futuro, la producción en China para el mercado estadounidense «tendría que cerrarse en China y trasladarse a otro lugar», añadió.
La prohibición propuesta se produce después de que la Administración Biden aumentara recientemente los aranceles para los vehículos eléctricos chinos (VE) del 25% al 100%. Propuesto inicialmente en mayo, el nuevo arancel entrará en vigor a finales de esta semana y se considera preventivo, ya que Estados Unidos importa actualmente pocos vehículos eléctricos chinos.
Aunque China exporta pocos coches a Estados Unidos, exporta muchas piezas.
La Coalición para la Movilidad Reimaginada, que incluye ejecutivos de la industria y líderes del sector privado y público en tecnología, escribió en una carta dirigida al Departamento de Comercio que los proveedores chinos «dominan la producción de muchos componentes esenciales» para vehículos conectados.
«En 2023, México fue el mayor proveedor de autopartes de Estados Unidos, con China en tercer lugar, pero China también fue el segundo mayor proveedor de autopartes para México», dice la carta. «La mayoría de las empresas chinas son proveedores de nivel 2 y 3, pero están ampliando constantemente su cuota de mercado a medida que las exportaciones de automóviles chinos aumentan a nivel mundial y avanzan hacia la fabricación de componentes tecnológicamente más avanzados».
La Unión Europea completó recientemente una investigación que concluyó que el PCCh había subvencionado la industria china de vehículos eléctricos hasta el punto de un exceso de oferta, lo que dio lugar a que los coches fueran objeto de dumping a precios inferiores a los del mercado, desequilibrando el mercado mundial.
Estos precios más bajos influenciados por el Estado, parte de la iniciativa Made in China 2025 del PCCh, han ayudado a los fabricantes chinos a afianzarse en la cadena de suministro mundial, afectando también al mercado de vehículos conectados.
Ouster, una empresa estadounidense de LiDAR (detección y alcance de luz), señaló que los principales proveedores de LiDAR son empresas estadounidenses y chinas y que los productos fabricados por empresas chinas se venden a un precio promedio de 600 a 800 dólares, frente a un precio promedio de 800 a 1000 dólares para los proveedores no chinos. Entre los principales proveedores chinos de LiDAR figuran Hesai, Seyond, Livox y RoboSense, según información bursátil.
Yole Group, analista del mercado tecnológico, informó de que los fabricantes chinos de LiDAR controlarían el 73% del mercado en 2022.
El LiDAR está ayudando y sustituyendo a las tecnologías de detección tradicionales, como las cámaras y el radar, según Ouster. La tecnología es capaz de cartografiar el entorno en 3D con precisión milimétrica y en todas las condiciones de iluminación.
Los sensores LiDAR son dispositivos intrínsecamente conectados en red, que captan y transmiten un flujo continuo de datos, normalmente de 100 a 1000 megabytes por segundo, según Ouster. Los datos LiDAR se transmiten a través de un puerto ethernet a un sistema o dispositivo que suele estar conectado a internet.
Cepton se explayó sobre los riesgos de las tecnologías LiDAR en manos equivocadas, como la interceptación de los datos recogidos por LiDAR durante la transmisión, que podrían utilizarse para vigilancia, rastreo, sabotaje o violación de la intimidad.
Si los datos se manipulan durante la transmisión, también podría dar lugar a «condiciones de conducción inseguras o incluso accidentes», ya que «los ataques intentarían falsear los datos de los sensores o interferir sus señales», según el escrito de Cepton.
En la norma final, la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio apunta a los sistemas de conectividad de los vehículos y a los sistemas de conducción automatizada, que controlan la tecnología LiDAR.
La empresa de ciberseguridad Upstream, en su informe anual para 2024, descubrió que los ciberataques a gran escala se duplicaron el año pasado, con 295 ataques a vehículos conectados o plataformas asociadas que afectaron a millones de usuarios.
Con información de Reuters
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