EE.UU. supera a China como destino de exportaciones japonesas entre tensas relaciones chino-japonesas

Por Jane Tao y Sean Tseng
05 de febrero de 2024 4:55 PM Actualizado: 12 de febrero de 2024 11:34 AM

En un cambio significativo en la dinámica del comercio mundial, Estados Unidos ha superado a China como principal destino de las exportaciones de Japón por primera vez en cuatro años. Esta evolución en 2023 subraya un movimiento más amplio hacia la desvinculación de China de Japón y de las economías occidentales.

La creciente cohesión entre las naciones occidentales, unida a la formación por parte de Japón y Estados Unidos de un contrapeso estratégico al Partido Comunista Chino (PCCh), está remodelando el panorama económico internacional y planteando retos a la posición económica mundial de China.

Un reciente análisis de Nikkei News pone de relieve este cambio, señalando que las exportaciones japonesas se han orientado cada vez más hacia el económicamente fuerte Estados Unidos desde 2003, mientras que su comercio con la económicamente difícil China ha experimentado un notable declive.

Las últimas estadísticas comerciales del Ministerio de Finanzas de Japón, fechadas el 24 de enero de 2023, revelan una imagen matizada de los resultados comerciales de Japón. Las exportaciones del país alcanzaron la cifra récord de unos USD 756,650 millones, lo que supone un aumento del 2.8 por ciento respecto al año anterior y supera por primera vez el umbral de los USD 750.000 millones.

Por el contrario, las importaciones experimentaron una reducción del 7 %, totalizando unos USD 826.000 millones. Esto condujo a un déficit comercial de unos 69,680 millones de dólares, pero también representó una mejora significativa, ya que el déficit se redujo un 54,3 por ciento en comparación con 2022.

Un examen más detallado de los datos muestra que las exportaciones japonesas a Estados Unidos aumentaron a unos USD 152,000 millones, un 11 por ciento más que el año anterior. Por el contrario, las exportaciones a China cayeron unos USD 133,230 millones, un 6.5 por ciento menos que el año anterior, con descensos notables en las exportaciones de acero y piezas de automóviles del 24.9 y 24 por ciento, respectivamente. Los países de la Unión Europea también experimentaron un aumento de las exportaciones japonesas, con un total de USD 77.800 millones, un 10.9 por ciento más.

Uno de los principales impulsores de este crecimiento de las exportaciones a Estados Unidos ha sido el sector del automóvil, con un aumento interanual del 35,5 por ciento, unos 43,.830 millones de dólares). Esto incluye aproximadamente 1.5 millones de unidades, lo que supone un aumento del 16.1 por ciento y contribuye significativamente al crecimiento global.

A pesar de que estas cifras todavía están por detrás del nivel anterior a la pandemia de 1.74 millones de unidades en 2019, la estabilización de la pandemia de COVID-19 en los Estados Unidos en 2023, un resurgimiento del consumo y el alivio de los problemas de la cadena de suministro mundial han permitido a los principales fabricantes de automóviles japoneses, como Toyota Motor Corporation, recuperarse de los reveses de producción causados por la escasez de componentes.

Además, los mercados extranjeros de Japón han sido testigos de una creciente demanda de vehículos híbridos (VH), con marcas de lujo como Lexus y el Toyota RAV4 experimentando fuertes ventas en Estados Unidos. Además, la depreciación del yen japonés ha impulsado aún más las exportaciones, añadiendo otra capa al cambiante panorama comercial de Japón en medio de las cambiantes relaciones económicas mundiales.

El 16 de noviembre de 2023, en la terminal internacional de carga del puerto de Tokio, se utiliza una gran grúa buque-costa para descargar contenedores de un barco. (Kazuhiro Nogi/ AFP vía Getty Images)

Impacto de los realineamientos mundiales en las perspectivas económicas de China

Los años de la pandemia han marcado un cambio fundamental en la postura económica y política de Pekín, que se ha inclinado significativamente hacia el autoritarismo de izquierdas. Este cambio, junto con la reacción mundial contra el PCCh, ha precipitado un declive generalizado de la economía y el comercio chinos. El ritmo acelerado al que las economías occidentales se distancian del PCCh ha alterado notablemente el panorama económico mundial.

Wang He, experto en asuntos chinos, declaró a The Epoch Times que la inesperada rapidez de la desvinculación entre las sociedades occidentales y China pone de manifiesto dos aspectos principales: una reducción significativa tanto del comercio de importación como de exportación de China, que ha caído en picado hasta su nivel más bajo de la historia reciente. Históricamente, el comercio con las naciones occidentales desarrolladas constituía más de la mitad del volumen comercial total de China. Desde entonces, esta cifra se ha reducido a aproximadamente el 30 por ciento, lo que supone un descenso sustancial del comercio con Japón, Estados Unidos, la Unión Europea, Corea del Sur y Taiwán, entre otras economías occidentales avanzadas.

«En el pasado, los intercambios económicos de China con Japón la situaban como el principal socio comercial de Tokio, ejerciendo una influencia considerable sobre la economía japonesa. Sin embargo, en 2022 se produjo un cambio notable, paralelo a la desvinculación de China de Occidente y a la profundización de la integración entre las naciones occidentales. Este cambio es evidente en la dinámica comercial reforzada entre Japón y Estados Unidos, así como con Taiwán y Corea del Sur, lo que reconfigura el panorama económico mundial», explicó Wang.

Además, observó que, a medida que los países occidentales se alejan de China, el vínculo entre las economías desarrolladas occidentales se ha reforzado, con un aumento de las inversiones y el comercio mutuos que amplifica el papel de Estados Unidos como centro económico mundial. La cuota de importaciones estadounidenses procedentes de China ha retrocedido a los niveles de 2003, reduciéndose a un mero 13 por ciento, según datos estadounidenses.

Wang afirma que la desvinculación económica entre Japón y China es ya una tendencia irreversible, especialmente tras la alineación de Japón con Estados Unidos el año pasado para imponer a China restricciones a la exportación de semiconductores. Esta medida simboliza un cerco estratégico integral a China bajo liderazgo estadounidense, que incorpora restricciones de Estados Unidos, Japón, Taiwán y Corea al acceso de semiconductores chinos, junto con un pacto secreto sobre semiconductores entre Estados Unidos, Japón y Holanda para endurecer los controles de exportación a China.

«Este alineamiento estratégico coordinado entre Estados Unidos y Japón ha evolucionado rápidamente, agitando significativamente al PCCh», señaló Wang.

China se enfrenta a retos cada vez mayores, como la escalada de las crisis de deuda de los gobiernos locales, el deterioro de las condiciones económicas, la fuga de capitales extranjeros, el descenso de la productividad, la caída de las importaciones y las exportaciones, y el aumento de las tasas de desempleo. En general, se prevé que la recuperación económica de China en 2024 será ardua, y es probable que las perspectivas se deterioren aún más.

En diciembre del año pasado, Moody’s, una de las tres agencias de calificación más importantes del mundo, revisó a la baja la perspectiva de la calificación de China. Además, en enero de este año, Eurasia Group, una consultora líder en riesgos políticos, identificó la «no recuperación de China» como uno de los 10 principales riesgos mundiales para 2024, lo que subraya los importantes vientos en contra a los que se enfrenta el panorama económico chino.

Persisten los retos en los lazos económicos chino-japoneses

La complejidad de las relaciones económicas chino-japonesas se ha agravado tras la decisión de Japón, sancionada por el Organismo Internacional de Energía Atómica, de liberar aguas residuales nucleares tratadas en septiembre del año pasado.

Esta medida provocó una dura respuesta de Beijing, que se manifestó en una advertencia contra el consumo de productos del mar japoneses. El impacto de esta advertencia se dejó sentir profundamente en las cifras comerciales, ya que el Ministerio de Finanzas japonés informó de un asombroso descenso del 99.3 por ciento en el valor de las exportaciones de productos del mar a China en septiembre de 2023, en comparación con el mismo mes del año anterior. El valor de las exportaciones de vieiras, antes un producto básico en el comercio entre las dos naciones, se desplomó a cero.

Un cartel en el que se lee «Suspender la venta de todos los productos pesqueros importados de Japón» en una zona de restaurantes japoneses en Pekín, el 27 de agosto de 2023. (Pedro Pardo/AFP vía Getty Images)

Para agravar aún más la situación, los datos de la aduana de Hakodate, en Hokkaido, revelaron una paralización total de las exportaciones de marisco (incluidos los productos procesados) a China en septiembre. Por el contrario, las exportaciones a Estados Unidos, sobre todo de vieiras, aumentaron hasta unos 11 millones de dólares, multiplicándose por 1.273 con respecto al año anterior.

En un gesto simbólico de solidaridad bilateral, Rahm Emanuel, embajador estadounidense en Japón, afirmó el compromiso de Japón y Estados Unidos de hacer frente conjuntamente a las tácticas de coerción económica del PCCh. Esta asociación quedó aún más patente el 30 de octubre, cuando el ejército estadounidense firmó un acuerdo a largo plazo para comprar vieiras japonesas, garantizando una aplicación diversificada del marisco en las cafeterías militares, los barcos e incluso los puntos de venta al por menor de las bases militares.

El embargo de China sobre el marisco japonés ha catalizado el giro estratégico de Japón hacia la reducción de su dependencia económica del mercado chino, con un esfuerzo concertado para penetrar más profundamente en el mercado estadounidense. Prueba de esta estrategia es la Japan External Trade Organization (JETRO), que inauguró nuevas oficinas en Houston, Los Ángeles y Nueva York con el objetivo de ampliar la huella de la oferta culinaria japonesa en Estados Unidos.

A mediados de enero, en medio de un persistente estancamiento económico, una importante delegación económica japonesa, compuesta por unos 200 líderes empresariales y directores ejecutivos, se embarcó en una visita a Beijing. Se trataba de la primera delegación de este tipo a China desde el inicio de la pandemia en 2019, lo que supone un intento crucial de recomponer las relaciones económicas.

La agenda de la delegación era ambiciosa, pues pretendía no solo la eliminación de la prohibición de importar mariscos, sino también una mayor claridad en la aplicación de la «Ley Anti-Espionaje» del PCCh y el restablecimiento de la exención de visados para viajar. A pesar de las conversaciones mantenidas con altos funcionarios del PCCh, entre ellos el primer ministro Li Qiang y el ministro de Comercio Wang Wentao, las preocupaciones específicas de la delegación no recibieron ningún reconocimiento ni solución directos.

Para complicar aún más las cosas, el Ministerio de Defensa del PCCh criticó la política de defensa japonesa, especialmente su colaboración con Australia, Corea del Sur y Estados Unidos.

El comentarista independiente Zhuge Mingyang destacó las contradicciones inherentes al enfoque de liderazgo del PCCh, señalando el reto que supone el control centralizado sin la experiencia necesaria ni personal fiable, lo que, según él, ha conducido al desorden tanto en los asuntos internos como en los internacionales.

Estos acontecimientos ponen de relieve los múltiples retos a los que se enfrentan las relaciones económicas chino-japonesas, en las que las preocupaciones medioambientales, las tensiones diplomáticas y los reajustes estratégicos desempeñan un papel fundamental en la configuración de la trayectoria futura de sus interacciones.


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