WASHINGTON—Estados Unidos y China firmaron el 15 de enero un acuerdo comercial muy esperado de «fase uno», lo que supuso un importante avance en la guerra comercial de casi dos años de duración.
El presidente Donald Trump y el viceprimer ministro chino Liu He firmaron el acuerdo en una ceremonia en la Casa Blanca.
«Juntos estamos corrigiendo los errores del pasado y ofreciendo un futuro de justicia económica y seguridad para los trabajadores, agricultores y familias estadounidenses», dijo Trump. «Esta es una ocasión muy importante y notable».
«Nuestras negociaciones fueron duras, honestas, abiertas y respetuosas, lo que nos llevó a este avance realmente increíble», dijo Trump. «La mayoría de la gente pensó que esto nunca sucedería. Por cierto, debería haber ocurrido hace 25 años».
El vicepresidente Mike Pence elogió el liderazgo de Trump y el acuerdo comercial.
«Hay un antiguo proverbio chino que dice, los hombres solo ven el presente, pero el cielo ve el futuro», dijo Pence. «Así que dejemos que el día de hoy sea el comienzo de un futuro más brillante, más próspero para el pueblo americano, el pueblo chino y el mundo».
Trump ofreció rondas de alabanzas a los miembros individuales del gabinete y a los funcionarios que estuvieron involucrados en la negociación del tratado, y a los empresarios que asistieron a la ceremonia en la Casa Blanca, incluyendo a los ejecutivos de Mastercard, Honeywell, Boeing, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, AIG, J.P. Morgan Chase y Ford.
Trump también prometió el fin de los aranceles punitivos sobre China después de la finalización del acuerdo de la fase 2, negociaciones que, según dijo, comenzarían a medida que se inicie la fase 1.
Hacia el final de estas declaraciones, Trump dijo: «Nadie ha visto nunca nada como esto. Es el acuerdo más grande que existe en el mundo, por mucho, y hay otro grande la semana que viene [el USMCA se presentará a votación en el Senado], pero este es el acuerdo más grande que nadie ha visto nunca. Y creemos que es un acuerdo sin precedentes porque China tiene 1,500 millones de habitantes y, en última instancia, en la segunda fase, vamos a abrir China o el continente, así que espero que ustedes puedan manejarlo».
Liu He comenzó sus comentarios agradeciendo al Presidente de los Estados Unidos, y luego dijo que le gustaría leer una carta del mandatario chino Xi Jinping.
«Señor Presidente, mientras los Estados Unidos y China firman el acuerdo, le pedí a Liu He que le trajera mis cálidos saludos», comenzaba la carta.
Xi le recordó a Trump una llamada telefónica del 20 de diciembre en la que dijo que el acuerdo era bueno y esperaba que las dos naciones pudieran ahora trabajar en el respeto mutuo. «Espero que los Estados Unidos puedan respetar a las compañías chinas», escribió Xi.
Xi expresó su esperanza de que las relaciones entre Estados Unidos y China sean mejores y extendió sus saludos para el Año Nuevo Lunar.
Liu habló con optimismo sobre la importancia del acuerdo. Dijo que la dificultad no es horrible, porque hay más soluciones que dificultades.
Para todo, el comienzo es lo más difícil, dijo. Después de tener un buen punto de partida, logramos la mitad del éxito, dijo Liu.
En el futuro ejecutaremos el acuerdo de forma estricta, dijo.
El acuerdo
Beijing se ha comprometido a comprar 200,000 millones de dólares en bienes y servicios adicionales de Estados Unidos en los próximos dos años, incluyendo 40,000 o 50,000 millones de dólares en bienes agrícolas cada año.
«Los agricultores van a estar muy contentos», dijo Trump.
El acuerdo promete un aumento en la compra de productos manufacturados, alimentos, productos agrícolas y de mariscos, energía y servicios estadounidenses.
Se espera que estas compras continúen en la misma trayectoria durante varios años después de 2021 y que contribuyan a reequilibrar las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, según una hoja informativa sobre el acuerdo publicada por la administración.
A cambio, Washington ha acordado modificar sus acciones arancelarias de la Sección 301. Canceló un gravamen del 15 por ciento sobre casi 160,000 millones de dólares de productos chinos programado para mediados de diciembre. Redujo los aranceles al 7.5 por ciento desde el anterior 15 por ciento sobre unos 120,000 millones de dólares de importaciones chinas.
Por otro lado, se mantuvieron los aranceles del 25 por ciento sobre cerca de 250 mil millones de dólares de productos chinos, en lugar de aumentarlos al 30 por ciento, como estaba previsto.
Beijing también canceló la imposición de aranceles a los productos estadounidenses que estaba programada para el 15 de diciembre como represalia.
Trump dijo antes que usaría los aranceles estadounidenses restantes como moneda de cambio para la segunda fase del acuerdo, cuyas negociaciones comenzarán de inmediato.
El acuerdo también incluye algunos compromisos de China para proteger la propiedad intelectual, detener las transferencias forzadas de tecnología y proporcionar transparencia en las prácticas de cambio de divisas.
China también ha prometido abrir sus mercados de servicios financieros a los bancos y compañías de crédito estadounidenses.
La incertidumbre persistirá
El senador Rick Scott (R-Fla.), quien es un crítico abierto del régimen de Beijing, pone en duda que China pueda cumplir sus promesas.
«Aunque es positivo que los Estados Unidos estén trabajando para lograr un acuerdo que aumente las ventas de los productos agrícolas estadounidenses, la China comunista nunca se pone a la altura del trato», dijo a The Epoch Times en un correo electrónico. «La China comunista está robando nuestra tecnología y se niega a abrir sus mercados a los bienes extranjeros como lo requiere su acuerdo para ser parte de la OMC, y necesita ser responsable».
A pesar de este acuerdo parcial, es probable que la incertidumbre persista en 2020, ya que las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y China van más allá del comercio.
«Esto también tiene que ver con los derechos humanos», dijo Scott.
El senador de Florida ha criticado a Beijing por militarizar el Mar del Sur de China, romper el acuerdo de Hong Kong y atacar la libertad religiosa.
Temas espinosos que quedan
Los temas más importantes en las relaciones entre Estados Unidos y China se posponen para una futura negociación. El acuerdo de la primera fase no aborda los subsidios estatales de China, por ejemplo, una de las principales preocupaciones de la administración que impulsó la guerra comercial.
Beijing no ha dado ninguna indicación de cómo recortaría los subsidios estatales y, políticamente, no parece haber apetito para hacerlo, según los expertos. En la última década, al canalizar cientos de miles de millones de dólares en subsidios gubernamentales, China ha logrado crear sus propios campeones nacionales en industrias clave.
Además, la postura de China sobre la propiedad intelectual seguirá siendo un tema espinoso, ya que Beijing no haría una concesión significativa para satisfacer las demandas de Estados Unidos, dicen los expertos.
En los últimos años, China ha aprobado leyes para mejorar el acceso al mercado y fortalecer la protección de la propiedad intelectual. Sin embargo, sigue habiendo escepticismo sobre la aplicación de estas normas.
Según Peter Morici, economista y profesor de negocios de la Universidad de Maryland, el acuerdo de la primera fase es «un pequeño pago inicial de lo que hay que hacer»
«Tal como está el acuerdo en este momento en términos de cambios sustanciales reales en la política china, no hay mucho ahí», dijo.
«Tenemos que ver si los chinos mantendrán su palabra, si realmente comprarán 200,000 millones de dólares más en productos estadounidenses. Si lo hacen, podría ser más fácil lograr un acuerdo en la segunda fase porque entonces la liberalización en China podría ser más fácil».
Morici, sin embargo, no anticipa ningún progreso en las conversaciones de la fase dos hasta después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
«Y si Trump no es reelegido, este desacuerdo se vuelve muy cuestionable», agregó.
Manipulación de la moneda
El 13 de enero, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos retiró su designación de China como manipulador de divisas en su último informe semestral, revirtiendo su decisión de agosto.
Estados Unidos acusó a China de recurrir a la manipulación de la moneda para crear una ventaja competitiva injusta en el comercio. La designación del Tesoro en agosto fue la primera desde 1994.
En el último informe, el Tesoro declaró que China había hecho «compromisos ejecutables de abstenerse de una devaluación competitiva», y proporcionó transparencia en las actividades de divisas como parte de la primera fase del acuerdo comercial.
Después de depreciarse hasta los 7.18 yuanes por dólar en septiembre, el renminbi chino se apreció y actualmente se negocia a unos 6.90 por dólar.
Los seis sectores más beneficiados
El acuerdo comercial es una buena noticia para los agricultores estadounidenses. Los aranceles de represalia de China afectaron a una serie de productos agrícolas, incluyendo la soya, el maíz, el trigo, el algodón, el arroz y el sorgo, así como a los productos ganaderos. La soya ha sido una de las más afectadas, ya que representaba casi el 10 por ciento del total de las exportaciones estadounidenses a China antes de la guerra comercial.
En una nota de investigación, César Rojas, economista de Citigroup, escribió que Estados Unidos podría necesitar aumentar la producción de seis productos para cumplir con los términos del acuerdo. Estos productos incluyen soya, chasis de automóviles, carrocerías de automóviles, aviones, gas natural líquido y lámparas LED.
«A largo plazo, esto es constructivo para la inversión doméstica y la producción industrial de Estados Unidos, pero potencialmente costoso a corto plazo», dijo Rojas. «Esto se debe a que Estados Unidos tiene el mayor potencial para enviar inmediatamente soya y granos a China, pero no vehículos de motor y aviones».
«La guerra comercial no ha terminado todavía»
El régimen chino emitió el 13 de enero una nota de advertencia en una cuenta en las redes sociales afiliada al periódico estatal Economic Daily, diciendo que la «guerra comercial no ha terminado todavía».
El régimen llamó a la firma del acuerdo comercial de la fase uno «solo la primera ronda de un juego».
«Debemos tener en cuenta que la guerra comercial aún no ha terminado: Estados Unidos no ha revocado todos sus aranceles sobre China y China sigue aplicando sus medidas de represalia. Todavía hay muchas incertidumbres en el camino», dice la nota.
Las dos economías más grandes del mundo se han visto envueltas durante meses en una guerra comercial de ojo por ojo. Trump inició una campaña de aranceles en 2018 como parte de una estrategia para poner fin a las prácticas comerciales injustas de Beijing que han durado décadas.
Después de unirse a la Organización Mundial del Comercio, China se ha embarcado en políticas de apoyo a sus industrias clave, incluyendo barreras de mercado, subsidios estatales, manipulación de divisas, dumping de productos, transferencias de tecnología forzadas y el robo de propiedad intelectual y secretos comerciales.
El representante comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer, uno de los principales negociadores en las conversaciones con China, advirtió antes que sería prudente ser escéptico sobre si China cumplirá sus promesas. Estados Unidos no impondrá nuevos aranceles mientras Beijing continúe actuando de buena fe, dijo a los periodistas.
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