EE.UU. aumentará rotaciones militares en Australia en respuesta a la coerción del PCCh

Funcionarios de defensa y asuntos exteriores de Australia y Estados Unidos advirtieron que las acciones de Pekín en el Indo-Pacífico ponen en peligro la estabilidad

Por Rex Widerstrom
07 de agosto de 2024 6:03 PM Actualizado: 07 de agosto de 2024 6:28 PM

Altos funcionarios estadounidenses y australianos han concluido la última reunión AUSMIN con la firma de múltiples acuerdos y se han comprometido a aumentar las rotaciones militares estadounidenses en Australia.

Los cuatro principales responsables de la asociación entre Estados Unidos y Australia son el secretario de Estado, Antony Blinken, el secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, la ministra australiana de Asuntos Exteriores, Penny Wong, y el viceprimer ministro y ministro de Defensa, Richard Marles.

En un comunicado conjunto, hicieron una dura advertencia de que las «acciones desestabilizadoras de Beijing, incluyendo en el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental, aumentan las tensiones y socavan la paz y la estabilidad» en la región.

Afirmaron que las «excesivas reivindicaciones marítimas de Beijing en el Mar de China Meridional… son incompatibles con el derecho internacional y [representan] acciones unilaterales para cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción».

Mayor actividad militar estadounidense en Australia

La declaración también señalaba una mayor implicación militar estadounidense en suelo australiano, refiriéndose a «despliegues rotatorios más frecuentes en Australia en los dominios aéreo, terrestre y marítimo, incluido el norte de Australia» y «rotaciones frecuentes de bombarderos, aviones de combate y aviones de patrulla y reconocimiento marítimo, basándose en rotaciones anteriores en las bases Amberley, Darwin y Tindal de la RAAF».

Una «prueba de principio de preposicionamiento» de equipos y material del Ejército de Estados Unidos en Albury-Wodonga resultó un éxito, por lo que las fuerzas armadas de ambos países tienen la intención de evaluar el emplazamiento para su uso a largo plazo. También se está trabajando para definir los requisitos de una «zona de apoyo logístico duradero en Queensland».

También se están llevando a cabo mejoras en bases australianas clave, como la RAAF de Darwin y Tindal, y es posible que también se mejoren otras bases en Curtin, Learmonth y Scherger. Australia también tiene previsto mejorar las infraestructuras de su base en las islas Cocos, Keeling, medida que cuenta con el apoyo de Estados Unidos.

La declaración también reveló varios proyectos de armamento en los que Estados Unidos y Australia están trabajando conjuntamente en el marco del segundo pilar de AUKUS, entre los que se incluyen los sistemas guiados de lanzamiento múltiple de cohetes (GMLRS) y los misiles de ataque de precisión (PrSM), que se espera que estén listos para 2025, y un misil de crucero de ataque hipersónico (HACM).

La influencia de Beijing

El espectro del Partido Comunista Chino (PCCh) se cernió sobre la declaración conjunta, y los secretarios y ministros expresaron su honda preocupación por las acciones coercitivas del régimen.

Los funcionarios condenaron el reciente «comportamiento peligroso y creciente de Beijing hacia los buques filipinos que operan legalmente dentro de la zona económica exclusiva de Filipinas» y los «encuentros inseguros y poco profesionales con buques y aeronaves navales que ejercían la libertad de navegación y sobrevuelo».

Otra área que recibió mención específica fue el estrecho de Taiwán, donde volvieron a acusar a Beijin de intentar introducir «cambios unilaterales en el statu quo».

Instaron al diálogo para resolver las cuestiones del estrecho de Taiwán sin «la amenaza o el uso de la fuerza».

Tanto Estados Unidos como Australia reiteraron su compromiso de trabajar juntos «para continuar reforzando los lazos económicos, comerciales y de pueblo a pueblo con Taiwán».

También se criticó el historial de China en materia de derechos humanos, con especial referencia a las violaciones y abusos de derechos en Xinjiang y a la erosión de los derechos y libertades religiosos, culturales, educativos y lingüísticos en Tíbet.

Los principales expresaron su «grave y continua preocupación» por lo que denominaron «la erosión sistemática de la autonomía, las libertades fundamentales y las instituciones democráticas de Hong Kong, incluida la introducción de la legislación del Artículo 23 y la emisión de órdenes de detención contra defensores de la democracia en terceros países».

El artículo 23 es una nueva y dura ley aprobada por la asamblea legislativa de Hong Kong que abarca la traición, la sedición y los secretos de Estado, y permite que los juicios se celebren a puerta cerrada.

Expresaron su decepción por el hecho de que China rechazara todas las recomendaciones formuladas por Australia y Estados Unidos durante el Examen Periódico Universal de enero de 2024 sobre el historial de China en materia de derechos humanos.

A pesar de las tensiones, subrayaron la importancia de la cooperación con China en asuntos globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de la deuda.

Hicieron hincapié en la importancia de mantener abiertos los canales de comunicación «para evitar errores de comunicación o de cálculo que puedan conducir a una escalada o un conflicto no deseados».


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