Las autoridades egipcias reabrieron este jueves la pirámide escalonada de Zoser, después de 14 años de trabajos de restauración que se vieron interrumpidos por la revolución de 2011 y a pesar de la incertidumbre que representa el coronavirus para el turismo.
El primer ministro egipcio, Mustafa Madbuli, afirmó a Efe que este es «un buen y adecuado momento», pese a la emergencia por el coronavirus, del que se han registrado dos casos en Egipto hasta el momento.
«Queríamos abrirlo y presentarlo al mundo para demostrar que hemos sido capaces de restaurarlo y rehabilitarlo, y que puede recibir a cualquier persona de cualquier parte del mundo», destacó Madbuli sobre la pirámide de 4700 años.
El jefe del Ejecutivo aseguró además que «Egipto está tomando las mismas medidas restrictivas para hacer frente y tratar de evitar la expansión del coronavirus como los demás países».
Asimismo, señaló que el evento de hoy se encamrca en la campaña de las autoridades, que en los pasados meses han reabierto y presentado al público varios sitios arqueológicos y monumentos, en un intento de atraer a cada vez más turistas.
Por su parte, el ministro de Antigüedades y Turismo, Jaled al Anani, afirmó en declaraciones a la prensa durante la reapertura que «en Egipto no hay más amenaza (de contagio) que en otros países» y que se están tomando «las medidas necesarias» de prevención con los visitantes que llegan al país.
«Mientras que otros países han impedido las visitas (a monumentos), nosotros recibimos de forma normal» a los turistas, agregó.
Asimismo, el ministro valoró la situación del turismo de «estable» y sostuvo que el sector opera con «normalidad» en medio de la situación de alarma por el COVID-19.
Ambos titulares estuvieron presentes en la reapertura de la pirámide del faraón Zoser (2687 a.C – 2668 a.C.), ubicada en el sitio arqueológico de Sakkara y considerada la predecesora de las majestuosas pirámides de Guiza, situadas un poco más al norte.
La pirámide de Zoser nunca había sido restaurada de forma completa hasta que empezaron los trabajos en 2006, relató Al Anani, pero el proceso de rehabilitación fue suspendido en 2011 por la revuelta popular que sacudió Egipto y solo se retomaron en 2015.
El largo proceso, que ha costado 104 millones de libras egipcias (unos 6 millones de dólares, 5,4 millones de euros), incluyó la restauración de la parte exterior del monumento, sus pasillos internos, las escaleras de los accesos sur y este, y el sarcófago de piedra del faraón.
Los visitantes podrán entrar a partir de ahora en el monumento de 63 metros de altura, construido por el arquitecto Imhotep sobre una cavidad de 28 metros de profundidad, y formado por la superposición de seis mastabas.
La instalación de puntos de luz en sus pasillos guiará a los turistas, que después de tantos años podrán ver la que es considerada como la pirámide más antigua en todo su esplendor, sin andamios.
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