El 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Tiempo de reflexión

Por Torsten Trey
07 de diciembre de 2023 12:32 PM Actualizado: 08 de diciembre de 2023 7:24 PM

Comentario

Posiblemente uno de los documentos más importantes de la historia de la civilización moderna, la Declaración Universal de los Derechos Humanos surgió de las cenizas del genocidio tras la Segunda Guerra Mundial.

Este documento pionero fue adoptado en París el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de la ONU. Podríamos preguntarnos, ¿tantos tuvieron que sufrir para que se despertara nuestra conciencia colectiva? Un aniversario nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión y considerar la dignidad y el propósito de todo ser humano.

En muchos sentidos, la declaración ha sido un éxito. Ha actuado como un faro de esperanza para quienes sufren bajo dictaduras y ha animado a otros a proteger a los vulnerables. Si no tuviéramos una declaración formal que garantizara nuestro derecho a la vida, el derecho a la libertad y el derecho a la seguridad personal, lamentablemente tanto las víctimas como quienes las apoyan podrían olvidarse por completo de ellos.

Las personas de conciencia pueden dar por sentado que nadie será sometido a esclavitud ni a tortura; sin embargo, estos derechos se evaporan rápidamente en países y regiones donde la declaración no se considera una directriz.

Lo hemos observado una y otra vez con los regímenes totalitarios, a los que, como a los mismos polos de un imán, les repelen los derechos humanos. Esto es particularmente obvio en el caso de la República Popular China —no confundir con la República de China, también conocida como Taiwán. Dos sistemas sociales, dos maneras de tratar los derechos humanos. El segundo refleja el éxito de la Declaración Universal; el primero es un recordatorio constante de su fracaso.

En las sociedades que gobierna, el comunismo expulsa no sólo la creencia en Dios, sino también el respeto básico por la vida humana, que sólo puede realizarse en una sociedad libre y abierta. Uno de los engaños más atroces del comunismo es su pretensión de servir a los mejores intereses del pueblo, aunque la Declaración Universal lo deja claro: los gobiernos comunistas desprecian la libertad entre los ciudadanos.

En 2017, el líder de la Corte Suprema china ilustró claramente este punto cuando afirmó que el Partido Comunista Chino (PCCh) está técnicamente por encima de la Constitución china, que protege las libertades básicas, incluidos los derechos humanos.

¿Acaso sorprende, entonces, que una disciplina espiritual de la tradición de cultivo budista sea perseguida bajo un régimen que desprecia los derechos humanos? Con sus principios básicos de verdad, benevolencia y tolerancia, Falun Gong resuena bien con algunos principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, el régimen chino persigue y tortura a los practicantes de Falun Gong, asesinándolos para sustraer sus órganos con fines de trasplante, una atrocidad que he trabajado para llamar la atención internacional.

Como grupo brutalmente perseguido, Falun Gong es un símbolo y un recordatorio para la humanidad. Si tuviera la oportunidad, el PCCh probablemente haría desaparecer la declaración. Esto abriría las puertas al régimen chino para tratar al resto del mundo como ha tratado a Falun Gong.

Ya hemos visto un atisbo de la bravuconería de China al permitir que el virus del COVID-19 se extendiera por todo el mundo a principios de 2020, al apoyar a Rusia en la guerra de Ucrania, en la entrega de armas a organizaciones terroristas en Medio Oriente y en la entrega de precursores de fentanilo a México, que ha provocado la muerte de 100,000 estadounidenses.

La tasa de asesinatos es asombrosa, pero lo que es aún más estupefaciente es que quienes aprecian la Declaración Universal de los Derechos Humanos permanezcan pasivos. La comunidad internacional perdió la oportunidad de responder con contundencia cuando en 2006 salieron a la luz las noticias sobre la sustracción forzada de órganos a los practicantes de Falun Gong. La inviolabilidad del cuerpo humano ha sido violada en China durante más de 20 años, y con ella la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Aunque los defensores de la declaración tienen muchos éxitos que contar, también han sido testigos de varias limitaciones. Lo más preocupante es que la comunidad internacional ha fracasado en cierta medida a la hora de adoptar y adherirse a los derechos humanos básicos, y al sentido común básico. ¿Qué se puede hacer?

Todas las personas y todos los gobiernos tienen que darse cuenta de que los derechos humanos deben ser inalienables, no comprometerse nunca y no olvidarse jamás. Si no garantizamos los derechos de cada individuo, seremos presa de quienes valoran el poder y el control por encima del florecimiento humano.

En el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no sólo debemos reconocer los logros de este documento fundamental, sino también tomar medidas para garantizar la continuidad de su éxito. En el caso de Falun Gong y la sustracción forzada de órganos de sus practicantes, deberíamos convertirnos en sus defensores.

La agenda del PCCh en la sustracción de los órganos vitales de los practicantes de Falun Gong ha sido impulsada por la intención de erradicar y destruir Falun Gong. ¿Por qué? Porque el PCCh ve la sustracción forzada de órganos como la solución definitiva para silenciar a Falun Gong y evitar que la humanidad conozca esta práctica pacífica. El régimen chino no quiere que el mundo conozca la bondad que Falun Gong ha traído a la gente de todo el mundo. Al igual que los derechos humanos, los principios de verdad, benevolencia y tolerancia de Falun Gong son principios que ayudan a la humanidad a prosperar.

Si quiere hacer un regalo por el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, conviértase en un defensor de los principios de Falun Gong y derrote la sustracción forzada de órganos alzando su voz.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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