Análisis
Desde el 1 de diciembre, la compañía tecnológica china Huawei estuvo en el centro de atención de la prensa, cuando la directora financiera Meng Wanzhou fue arrestada en Canadá a petición de las autoridades estadounidenses.
Huawei, que es una empresa privada aunque tiene estrechos vínculos con el ejército chino y el Partido Comunista Chino (PCCh), es sospechosa de estar involucrada en acuerdos turbios con Irán, en violación de las sanciones de Estados Unidos.
Los fiscales de Estados Unidos están tratando de extraditar a Meng a Estados Unidos para que enfrente cargos de fraude en relación con el incumplimiento de las sanciones a Irán, según las pruebas presentadas en una audiencia judicial en Vancouver, Canadá, el 7 de diciembre.
Si las acusaciones son ciertas, Huawei se encontraría en la misma situación que la otra gran compañía de telecomunicaciones del régimen chino, ZTE, que en abril de 2018 fue declarada culpable de haber violado las promesas que hizo en el tribunal de rectificar su comportamiento, después de declararse culpable de haber violado las sanciones de Estados Unidos contra Irán en 2017. ZTE fue castigado con una prohibición de exportación, y solo se le permitió reanudar las compras a proveedores estadounidenses después de que aceptara pagar una multa de mil millones de dólares y estar sujeta a inspecciones regulares.
Meng está acusada de tergiversar la relación entre Huawei y Skycom, una empresa con sede en Hong Kong que presuntamente hace negocios con Irán. Los fiscales también alegan que Huawei controla Skycom.
En abril comenzaron a surgir rumores de que los fiscales de Nueva York estaban investigando si Huawei había violado las sanciones de Estados Unidos contra Irán, y que, desde al menos 2016, estaban investigando los presuntos envíos de Huawei a Irán.
En mayo, La Gran Época recibió un memorando de inteligencia que mostraba que las tecnologías del Pentágono fueron transferidas a Irán entre mayo de 2009 y diciembre de 2009, y que Huawei podría haber desempeñado un papel en el asunto.
La transferencia estuvo vinculada a Sumitomo Electric Lightwave, una empresa de propiedad japonesa con sede en Carolina del Norte. El Pentágono contrató a la compañía para desarrollar cable de fibra óptica de próxima generación para el Ejército de los Estados Unidos, y a través de sus oficinas en Beijing, Sumitomo vendió la tecnología a ZTE y Huawei.
Un oficial de inteligencia militar de los Estados Unidos, bajo la condición de anonimato, informó a La Gran Época que poco después de que Sumitomo vendiera las tecnologías a ZTE y Huawei, las tecnologías fueron obtenidas por el ejército chino.
“No fue robado. Era para fines civiles o no militares”, señaló. “En China se la utilizó para la Marina y para los aviones, como el J-10, los destructores de alta gama, los cruceros, así como para estos portaaviones en evolución”.
No está claro si Huawei desempeñó un papel en la transferencia de las tecnologías de Sumitomo a Irán, pero el memorando de inteligencia alegó que “una cantidad sustancial de cable FTTx Service Drop y cerca de 30 (o muchos más) del Empalmador de Alineamiento Tipo 39” fueron transferidos a Isfahan Optics Industries, como parte de la “operación de defensa propiedad del Estado” de Irán.
Además señala que los productos se enviaron primero a Malasia y luego a Dubai antes de ser transferidos a Irán. También incluía un análisis no confirmado de que otras cuatro empresas habían participado en las transferencias hacia Irán.
El reciente arresto
El arresto de Meng en Canadá añade otro capítulo del escándalo a la creciente cartera de Huawei.
Inicialmente, el Tribunal Supremo de Columbia Británica le concedió a Meng la prohibición de la publicación del caso, lo que contribuyó a restringir la capacidad de los medios de comunicación para informar sobre lo que sucedía en el tribunal. La prohibición fue levantada el 7 de diciembre, justo antes de la audiencia.
En Estados Unidos, la Oficina del Fiscal de Distrito de Estados Unidos en el Distrito Este de Nueva York está a cargo del caso. John Marzulli, portavoz de la oficina del Distrito Este, se negó a comentar al respecto.
Se especuló mucho sobre si el arresto tendría consecuencias para la actual disputa comercial entre China y Estados Unidos. De hecho, tanto el gobierno estadounidense como las autoridades chinas hicieron declaraciones en las que expresaron su compromiso con las negociaciones para llegar a un acuerdo dentro del período de 90 días acordado entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario chino Xi Jinping en la reciente reunión del G-20.
Si las acusaciones sobre Huawei son ciertas, lo que necesitaría un escrutinio más profundo son las repercusiones que tendría para la seguridad nacional de Estados Unidos.
La familia de Meng
Meng abandonó la escuela secundaria, sin embargo aceptó un trabajo en un banco en la metrópoli de Shenzhen, al sur de China. Se unió a Huawei en 1993 y fue nombrada Directora Financiera en 2011. Pero el hecho de que sea la hija del presidente de Huawei, Ren Zhengfei, no fue revelado públicamente hasta 2013, lo que llevó a especular que sucedería a su padre en la presidencia de Huawei.
Notablemente, Meng y Ren no comparten el mismo apellido. Esto se debe a la prominente posición social de la madre de Meng, exesposa de Ren, Meng Jun. La cultura china sigue tradicionalmente un sistema familiar patrilineal, por el cual las mujeres se casan con las familias de sus maridos. Algunos hombres, sin embargo, se casan con las familias de sus esposas, debido a la mayor posición económica o social de estas.
El abuelo de Meng Wanzhou era Meng Dongbo, subsecretario de un comité político del Ejército de Campo de China Oriental, una unidad del ejército del PCCh durante la guerra civil china. Meng Dongbo disfrutó más tarde de una larga carrera política en la provincia de Sichuan. Por otro lado, Ren provenía de una zona pobre de la provincia de Guizhou, y su familia fue perseguida durante la Revolución Cultural.
Debido a la prominencia política de la familia Meng, Ren se mudó con la familia Meng después de su matrimonio. Como resultado, su primer hijo, Meng Wanzhou, nacido en 1972, tomó el apellido de su madre.
Transferencias de tecnología
Huawei ha sido históricamente una empresa controvertida debido a sus operaciones opacas, las acusaciones de espionaje, su participación en los programas del Partido Comunista Chino (PCCh) para el robo económico y la “soberanía” tecnológica, y su papel en los programas exportados del régimen chino para implementar una tiranía de alta tecnología.
Una de las principales acusaciones contra Huawei es que comparte datos confidenciales con las autoridades chinas, una acusación que niega. También existe una preocupación permanente por sus vínculos con el Ejército Popular de Liberación (EPL) del PCCh.
Ren fue oficial en el EPL y delegado en el 12º Congreso Nacional en 1982, un cónclave político que se celebra una vez cada cinco años cuando el PCCh hace la transición de su cúpula.
Sin embargo, el debate sobre los supuestos vínculos de Huawei con el PCCh y si comparte datos con las autoridades chinas suele pasar por alto un punto clave. Bajo la ley del PCCh, no existen verdaderas industrias privadas, y cualquier empresa que se ocupe de datos está obligada a permitir el acceso del PCCh.
En 2015, el PCCh creó una “ley de seguridad nacional” que le permitía prohibir selectivamente las importaciones extranjeras en beneficio de sus propias empresas. En esa ley se incluía el requisito de que toda la infraestructura de red y los sistemas de información clave sujetos a la legislación china debían ser “seguros y controlables”.
La Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China publicó un informe en ese momento, señalando que la nueva norma “requeriría que cualquier empresa que opere en China entregue a las autoridades su código informático y sus claves de encriptación, así como que proporcione una entrada de puerta trasera a las redes informáticas comerciales”.
La norma amplió un programa anterior del PCCh de 2006, el Plan Nacional de Mediano a Largo Plazo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, que exigía que las empresas extranjeras que vendieran en China entregaran su tecnología a las empresas chinas.
El requisito del PCCh de controlar todos los datos que pasan por las empresas significa que, independientemente que Huawei participase o no en estos programas directamente, de acuerdo a la legislación china, está obligada a conceder este acceso.
En un reporte de noviembre, The Australian citó informes secretos de la inteligencia australiana que confirmaban que Huawei había entregado contraseñas y detalles de acceso a los servicios de inteligencia de China, para permitirles el acceso a una “red extranjera” (aunque no a una australiana, destacó una fuente).
5G y ‘Cinco Ojos’
Con Huawei sometido a la ley china, lo cual implica que las autoridades monitorean datos, también hubo preocupación respecto a si los países que utilizan sistemas Huawei puedan estar exponiendo comunicaciones sensibles al régimen chino.
Esto fue motivo de especial preocupación para los programas de intercambio de inteligencia “Cinco Ojos” entre Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Hasta ahora, Huawei está prohibido de las redes 5G en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda; sin embargo, todavía está permitido en Canadá y el Reino Unido, aunque BT Group, un importante operador de telecomunicaciones del Reino Unido, anunció recientemente que no utilizaría los equipos 5G de Huawei y que retiraría los equipos Huawei de sus redes 3G y 4G.
La compañía china comprometió cerca de 50 millones de dólares a las universidades canadienses para ayudar a desarrollar la tecnología 5G.
El mes pasado, la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China publicó un informe en el que también advertía que el PCCh estaba invirtiendo fuertemente en el 5G y que había dedicado una cantidad significativa de fondos estatales al 5G como parte de un programa para el dominio tecnológico global.
El informe señala que tanto Huawei como ZTE desempeñan un papel clave en el impulso del PCCh, y advierte que los datos personales y corporativos de EE.UU. podrían estar expuestos a través del papel que juega el PCCh en el 5G y en los dispositivos conectados a Internet.
Las preocupaciones sobre el interés de Huawei en el robo de tecnología no son injustificadas. Entre los casos más recientes se encuentra uno sucedido en octubre, cuando una demanda civil presentada en California reveló que Huawei había sido señalado por la inteligencia de Estados Unidos como una amenaza de seguridad por robar secretos comerciales de empresas estadounidenses. Un exempleado de Huawei, Jesse Hong, declaró que fue despedido por Huawei después de negarse a hacerse pasar por empleado de una compañía falsa para poder participar en una cumbre tecnológica organizada por Facebook.
Preocupaciones similares sobre el interés de Huawei en el 5G surgieron en Australia en julio. Una fuente no identificada del gobierno refirió a Reuters: “[Huawei] es una compañía china, y bajo la ley comunista, tiene que trabajar para sus agencias de inteligencia si se lo solicitan. No hay muchas otras compañías en el mundo que tengan sus propios comités políticos”.
***
Mira a continuación
Los negocios son una guerra
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.