Ya sea que tus hijos estén aprendiendo a caminar, aprendiendo a conducir o en algún punto intermedio, esta vida de madre, aunque gratificante, puede ser muy exigente.
Establecer hábitos sencillos que equilibren estas demandas permite que las responsabilidades diarias marchen en piloto automático y ofrece un respiro para manejar lo inesperado y participar en la diversión y la alegría de la vida familiar. He aquí seis hábitos que contribuyen a ello.
A la cama
Un buen día comienza la noche anterior con un buen descanso. Si has estado descuidando tus hábitos de sueño, ahora es el momento de retomar el camino. Si has estado funcionando con menos horas de sueño que las óptimas para tu cuerpo durante mucho tiempo, es posible que no te de cuenta de lo agotada que está tu energía, tu capacidad cognitiva o tu paciencia en general. Establece una hora razonable para acostarte cada noche y disfruta del aumento gradual de la energía y la mejora del estado de ánimo que supone permitir al cuerpo el descanso adecuado.
Despierta primero
A la hora de determinar la mejor hora para ir a dormir, ten en cuenta a qué hora tendrás que despertarte para tener tiempo a solas por la mañana. Disponer de tiempo para ti a primera hora del día te proporciona una ventana para preparar tu mente, cuerpo y espíritu para el día que tienes por delante. Considera cuidadosamente cómo utilizas el precioso momento inicial de tu día, ya sea en la práctica espiritual, haciendo ejercicio, escribiendo un diario o simplemente sentándote en quietud. Establecer una rutina matutina que realmente esperes y que enriquezca tu vida te asegurará que sea un hábito que puedas mantener.
Lavar la ropa
Ya sabes lo que dicen: una carga de ropa al día mantiene alejado el agobio. En lugar de permitir que se forme una montaña de ropa sucia en su casa, establece el hábito de completar una carga cada día. La carga puede ir a la lavadora por la mañana, pasar a la secadora en algún momento del día, y ser doblada y guardada cada noche. En lugar de hacer malabares con tu tiempo durante el fin de semana, cuando preferirías estar haciendo otra cosa, la colada se convierte en una tarea automática en la que apenas piensas, como lavarse los dientes.
Cocina por tandas
Cuando llegue el momento de cocinar, procura preparar varias comidas a la vez. Por ejemplo, digamos que vas a asar un pollo para la cena. En lugar de uno, asa dos. Las sobras pueden servir como almuerzos durante la semana, como ingredientes para otras recetas que requieran pollo (ensalada de pollo, tacos de pollo, sopa de pollo), o como aperitivos para llevar. El esfuerzo adicional que supone hacer dos pollos en lugar de uno es insignificante. Esta estrategia puede aplicarse a todo tipo de alimentos. Reducirás el tiempo que dedicas a preparar las comidas y te asegurarás de que tú y tu familia tengan siempre a mano opciones saludables para cocinar en casa.
Limita tu lista
Se dice que la gente tiende a sobrestimar lo que puede hacer en un día y a subestimar lo que puede hacer en un año. Si tiendes a escribir extensas listas de tareas, para luego sentirte avergonzada y decepcionado al final del día cuando no logras mucho, es hora de limitar tu lista. No elijas más de tres elementos al día para añadir a tu lista de tareas, y marca con un círculo la que consideres más importante. Si solo consigues hacer uno, puedes estar orgullosa de haber conseguido tu máxima prioridad, y si consigues hacer los tres, es algo que realmente merece la pena celebrar. Este enfoque te obligará a identificar continuamente lo que es más importante, y te encontrarás alineado con tus propios valores y prioridades.
Jugar
Todo el trabajo y nada de juego hace que mamá esté aburrida y de mal humor. No se trata de una carrera para marcar el mayor número de casillas o de una competición para mantener la casa más limpia. Equilibra bien el cumplimiento de las responsabilidades de ser madre con la concesión de tiempo para el descanso, la alegría, la diversión y el juego. Deja espacio en tu día para disfrutar de tiempo de calidad con tu familia y realizar actividades que te gusten. Acostúmbrate a terminar tus tareas con antelación y a encontrar momentos para detenerte en los proyectos a largo plazo en los que estás trabajando, de modo que cada día tengas tiempo para dedicarte no solo al trabajo de la vida, sino también al juego.
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