El gran engaño electoral

¿Está realmente allí la evidencia del fraude electoral y es suficiente para cambiar el resultado?

Por James Gorrie
15 de noviembre de 2020 9:59 PM Actualizado: 15 de noviembre de 2020 9:59 PM

Comentario

Más de una semana después de las elecciones nacionales que aparentemente dieron la victoria al demócrata Joe Biden por encima del presidente Donald Trump, siguen en aumento las acusaciones por parte de la administración y sus partidarios sobre un fraude electoral. Es una historia en evolución, por decir lo menos.

Al mismo tiempo, por supuesto, se se están acumulando las condenas por la negativa de Trump a darse por vencido en las elecciones, especialmente entre los principales medios de comunicación.

Por ejemplo, el titular del New York Times del 11 de noviembre de 2020 (pdf) decía: «Funcionarios electorales de todo el país no encuentran ningún fraude». Y Jonathan Karl de ABC World News Tonight informó ese mismo día sobre las acusaciones de fraude electoral: «Esto no llevará a ninguna parte«. Hay muchas más afirmaciones de fraude y negaciones, por supuesto, pero notablemente, la victoria de Biden aún no ha sido certificada.

Entonces, ¿quién tiene la razón?

En primer lugar, no hay duda de que ocurrieron «irregularidades» en las elecciones. El alcance de esas irregularidades es bastante impresionante. Veamos algunas.

Perversión electoral: cambiando las reglas

Una regla básica de la política es que cuando pierdes el juego, cambias las reglas. La realidad es que el Partido Demócrata ha estado cambiando las reglas por décadas y este año electoral no fue diferente.

Por primera vez, decenas de millones de boletas de voto por correo no solicitadas fueron enviadas a todo el país. Muchas fueron enviadas a personas que ya no viven en la misma dirección, estaban muertas o nunca vivieron allí. Todo esto era algo común en 2020, y estaba listo para el abuso que condujo a que votantes legales votaran varias veces y a que la misma persona la votara en varios estados.

Entonces, por supuesto, el no requerir una identificación a los votantes es otro vector de fraude que tuvo un impacto. Según algunas estimaciones, la falta de cumplimiento en la identificación dio lugar a millones de votos ilegales en las pasadas elecciones.

Ah, pero hubo más cambios de reglas, muchos más. Extender el día de las elecciones a «los días de elecciones» significa mucho tiempo para manipular el recuento de votos. Por cierto, también está la detención del conteo de votos la noche de las elecciones, lo que también ocurrió en estados indecisos como Pensilvania.

Luego está el activismo judicial de Pensilvania para cambiar las reglas de las elecciones en primer lugar con respecto a las boletas tardías. Eso claramente contradice el Artículo II de la Constitución, que designa que las legislaturas estatales, no las cortes estatales, deciden las reglas de votación. Eso podría haber sido un problema para las boletas que llegaron luego de que las urnas se cerraran el 3 de noviembre.

Interferencia electoral

También se alega interferencia electoral en el de conteo de votos de las urnas y el software. Se ha informado de múltiples denuncias de trabajadores electorales y postales que recibieron instrucciones para antedatar las boletas al 3 de noviembre, así como boletas que fueron robadas, «perdidas», tiradas o incluso destruidas. Pero en centros de votación clave de Filadelfia, se impidió a los trabajadores que supervisaran las actividades, algunos recurrieron a binoculares, mientras que otros centros de votación bloquearon totalmente la vista de los observadores.

Lo que es aún más interesante es la alegación de que el software conocido como Dominion y otras herramientas de tabulación de votos como Hammer y Scorecard se utilizaron en todo el país para cambiar los votos. Un ejemplo de ello es un «fallo» en un programa de Dominion, que hizo que un condado de Michigan pasara de Biden a favor de Trump por unos 5000 votos. Pero según algunos expertos, que millones de votos que cambiaran de Trump a favor de Biden es una posibilidad real.

Declaraciones juradas fueron firmadas por varios cientos de personas afirmando más de 11,000 reclamaciones de fraude electoral. Y, sin embargo, no se informa mucho ni se toman en serio.

La influencia electoral de los grandes medios de comunicación es desenfrenada

Tal vez no sea sorprendente que la vasta mayoría de la prensa a través de la red y la televisión por cable, y los canales impresos y digitales, que abrumadoramente se inclinan hacia la izquierda, sesgan los mensajes cada vez que pueden. Una narrativa anti-Trump y amigable con Biden es la misión; la verdad no es un argumento.

¿De qué otra forma se puede explicar la censura nacional sobre la laptop de Hunter Biden?

Según el New York Post y sus antiguos socios, Joe Biden está presuntamente involucrado explícitamente en acuerdos de su hijo con empresas del Partido Comunista Chino (PCCh), que implican millones de dólares en pagos a los Biden. También hay correos electrónicos que presuntamente muestran a Hunter vendiendo el acceso a su padre, Joe Biden, quien era vicepresidente en ese momento, así como vídeos de Hunter presuntamente involucrado en actividades ilícitas.

Pero los hechos fueron ignorados en gran medida por los grandes medios de comunicación. ¿Puede imaginar la cobertura si la laptop hubiera involucrado a Donald Trump Jr. y al presidente?

Otros ejemplos de influencia electoral explicita son fáciles de encontrar. El historiador ganador del Premio Pulitzer Jon Meacham fue despedido por MSNBC como analista político por no revelar su trabajo con la campaña de Biden. Danny O’Brien, vicepresidente ejecutivo de Fox Corp., fue anteriormente jefe de personal de Joe Biden. No es coincidencia que Fox News declarara a Biden como ganado en Arizona solo 15 minutos después del cierre de urnas. El analista de Fox, Arnon Mishkin, un demócrata registrado, le dio a la campaña de Biden un necesario impulso con el anuncio de Arizona. Al momento de publicar este artículo, los votos electorales de Arizona siguen sin definir para ninguno de los dos candidatos.

Este tipo de influencia sobre los votantes y partidismo absoluto que se presenta como noticias son ahora la regla y no la excepción. Lo que es más, los grandes medios han tomado las riendas para decidir que Biden ganó las elecciones, en lugar de esperar a que sea certificado por los estados y el Colegio Electoral.

La narrativa no incluyó perspectivas legales y constitucionales, pero encuestas sesgadas a favor de Biden, ciertamente sí, lo hace. El único propósito de exagerar los datos de las encuestas, mostrando a Biden con una ventaja de dos dígitos, era suprimir los votos de los partidarios de Trump. Al igual que definir a los estados para Biden antes de que los ganara, la idea de inflar los números de las encuestas era crear la impresión de una «ola azul» de apoyo masivo a Biden para desalentar la participación de los votantes.

El gran papel de la censura de los gigantes de la tecnología

Las gigantes de la tecnología —Google, Twitter, Facebook, YouTube, y otros— pusieron su pulgar en la balanza electoral a lo grande. No solo suprimieron la información negativa contra Biden, como el descubrimiento de la laptop mencionada anteriormente, sino que también censuraron los artículos, anuncios y comentaristas conservadores. Incluso el presidente Trump fue censurado por las grandes compañías de tecnología.

Es más, el motor de búsqueda de Google borró las noticias negativas sobre Biden —muchas simplemente no se podían encontrar en el período previo a las elecciones. La idea de un puñado de personas controlando la información del país más poderoso de la Tierra debería molestar a todos los estadounidenses —pero aparentemente, no es así.

Una ola azul… ¿de fraude?

Finalmente, al menos para este artículo, está la simple realidad de que no hubo una «ola azul» para explicar la presunta victoria de Biden. Más bien, ocurrió lo contrario. Trump recibió un número récord de votos que cualquier candidato presidencial y hasta 9 millones más de los que obtuvo en 2016.

Relacionado con ese fenómeno está el hecho de que no ha habido ninguna correlación entre la victoria de Biden y las cuantiosas pérdidas de los candidatos demócratas. La victoria de Biden debería haber producido grandes victorias en la Cámara de Representantes y en el Senado de Estados Unidos. Pero no fue así. Los demócratas perdieron escaños en la Cámara y no han logrado conseguir una mayoría en el Senado.

Es como si cientos de miles —tal vez incluso millones— de boletas se llenaran solo para votos de Biden/Harris, sin ningún otro voto para ningún candidato de ningún partido político, en todo el país.

Imagínese eso.

James R. Gorrie reside en el sur de California y es el autor de «The China Crisis» (Wiley, 2013) y escribe en su blog, TheBananaRepublican.com.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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