En 1939, los ejércitos de la Alemania nazi y la Unión Soviética invadieron Polonia, comenzando la Segunda Guerra Mundial. Mientras Hitler promovía sus planes genocidas para crear «espacio vital» en el este, los cuadros comunistas y el personal militar se dispusieron a trabajar de acuerdo con una metodología probada. Esto llevó a la infame masacre de Katyn en la primavera de 1940, donde decenas de miles de polacos capturados, en su mayoría personal del ejército y de la policía fueron asesinados y culparon a los alemanes por esto.
Uno de los perpetradores de la masacre fue el verdugo profesional Vasily Blokhin. Un miembro de la NKVD (la organización de seguridad que más tarde se convirtió en la KGB) del dictador Stalin, este asesino seleccionado cuidadosamente, personalmente disparó a 7.000 prisioneros polacos en la masacre de Katyn, además de miles más en otros episodios del terror estatal de Stalin.
Trabajando en órdenes secretas emitidas desde el Kremlin al jefe de la NKVD, Lavrenty Beria, Blokhin diseñó un matadero que le permitiría llevar a cabo con mayor eficiencia las ejecuciones, empezó con 300 en una noche.
Los prisioneros eran llevados a una pequeña cámara, la «Sala Leninista «- para confirmar sus identidades. Entonces la víctima era esposada y llevada a través de una segunda puerta a una sala de ejecución a prueba de ruidos. Se pensó mucho en los detalles: el piso era de hormigón y se inclinaba hacia abajo para que la sangre pudiera ser eliminada rápidamente para seguir con la próxima muerte.
Blokhin esperaba a sus víctimas detrás de la puerta. Una vez que fueran traídos y puestos en posición por dos guardias, el principal verdugo se acercaba por detrás y disparaba al cautivo una vez en la base del cráneo con una pistola Walther de fabricación alemana. Los guardias sacaban el cuerpo y rápidamente limpiaban la sangre, para a continuación seguir con el siguiente hombre.
Blokhin comenzó su macabra tarea el 4 de abril de 1940; 28 días más tarde, había matado a 7.000 personas. Él infamemente tiene el récord mundial Guinness de «el más prolífico ejecutor».
Él y su personal trabajaban 10 horas por noche para permitir que los cuerpos fueran eliminados clandestinamente. Incluso la elección de las armas alemanas, un maletín entero lleno de ellas, estaba planeado: Blokhin temía que las pistolas rusas no pudieran aguantar después de un uso constante, y las Walthers permitirían a los soviéticos culpar más tarde de la masacre a la Alemania nazi.
La masacre de Katyn fue sólo un episodio en la extensa historia del régimen comunista soviético de asesinatos en masa. En 1937 y 1938, antes de la Segunda Guerra Mundial, más de 110.000 polacos étnicos (o simplemente aquellos con apellidos que sonaran a polacos) en la Unión Soviética fueron agrupados y ejecutados. La mayoría de estas ejecuciones se llevaron a cabo dentro de los 10 días de detención.
Bajo Stalin, se estima que el régimen soviético ha sido responsable de la muerte de más de 20 millones de personas, incluyendo a millones que fueron ejecutados con una bala en la parte trasera de la cabeza después de un breve juicio o ningún juicio en absoluto.
Estos actos específicos de asesinato eran la prerrogativa de secuaces que fueron sacrificados después de que dejaban de serles útiles. Nikolai Yezhov, el jefe de la NKVD que diseñó la amplia ejecución de los polacos soviéticos y mató un promedio de 700.000 personas en total, él mismo fue torturado y ejecutado de manera sádica en 1939. Su sustituto, Lavrenty Beria, también fue eliminado en 1953 tras la muerte de Stalin.
En cuanto a Vasily Blokhin, le concedieron la orden de la medalla de Lenin por sus «logros» y se le dio el grado de mayor general de la NKVD. Pero incluso él no escapó a la represalia. Después de la muerte de Stalin, su legado fue criticado por el nuevo liderazgo soviético. Blokhin se vio obligado a retirarse y se hundió en el alcoholismo, eventualmente enloqueciéndose. Su muerte en 1955 fue oficialmente reportada como suicidio.
Se estima que el comunismo ha matado al menos 100 millones de personas, no obstante sus crímenes no han sido recopilados y su ideología aún persiste. La Gran Época busca exponer la historia y creencias de este movimiento, que ha sido una fuente de tiranía y destrucción desde su surgimiento.
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