Desde que las últimas conversaciones de desnuclearización entre Estados Unidos y Corea del Norte se derrumbaron en febrero, Kim Jong Un amenazó con reiniciar su programa nuclear. ¿La amenaza está dirigida a Estados Unidos? ¿Están los norcoreanos jugando duro con Estados Unidos?
¿O es posible que su amenaza nuclear esté dirigida contra China? Eso no es probable, ¿verdad? ¿Kim va a amenazar a China con… qué? ¿Ataque nuclear? ¿Cooperación con Estados Unidos? Probablemente no. Su objetivo más probable es recibir ayuda adicional de China.
Aun así, la pregunta tiene más aristas de lo que algunos podrían imaginar. Considera, por ejemplo, la posibilidad de que Corea del Norte realmente quiera hacer un trato con Estados Unidos, pero China no quiere que eso suceda. Si alguna vez se llegara a alcanzar un acuerdo con Estados Unidos, tanto Kim como el mandatario chino Xi Jinping saben que cualquier acuerdo tendría un alcance y una duración muy limitados.
¿Por qué sería así?
Una sola Corea capitalista es suficiente
En primer lugar, lo último que China quiere son dos Coreas capitalistas. Entró en la Guerra de Corea en 1950 precisamente para evitar que eso suceda. Hoy, lo último que necesita el Partido Comunista Chino (PCCh) es otro ejemplo de por qué el comunismo no es necesario para el desarrollo y el crecimiento económico de China. Los dos ejemplos de Corea del Sur y Taiwán ya son demasiados.
Sin embargo, China también está –presuntamente– en contra de los ensayos nucleares de Corea del Norte. ¿Es eso cierto? Tal vez, pero quizás solo hasta un cierto punto. Más sobre esto en un momento.
Pero al mismo tiempo, China es el socio comercial más importante de Corea del Norte. Uno pensaría que China sería capaz de establecer un acuerdo muy básico con Corea del Norte, por ejemplo, que Kim detenga sus ensayos nucleares “o de lo contrario”.
China tiene el control real
Y no nos engañemos: la influencia de China sobre Corea del Norte es absolutamente auténtica y funcional. Proporciona a la nación paria desnutrida la mayor parte de sus alimentos y combustible. Sin la asistencia constante de China, Corea del Norte se moriría de hambre y de frío… en la oscuridad.
Con una relación tan fundamentalmente sesgada, uno podría suponer que China estaría en una posición negociadora dominante para persuadir –o forzar– al dictador de Corea del Norte a detener su programa nuclear. Pero eso no ha sucedido.
¿Por qué no?
Ese simple hecho nos lleva a otra pregunta: “¿Corea del Norte está realmente a cargo de su política nuclear?” ¿Es Kim el que toma realmente las decisiones en las negociaciones nucleares con Estados Unidos, incluso cuando se trata de probar bombas y lanzar misiles?
¿O puede ser que China esté más implicada en el programa nuclear de Corea del Norte y en su política hacia Estados Unidos de lo que se entiende en general?
¿Es realmente la ‘estabilidad’ el objetivo de China?
Algunos expertos sobre China siguen considerando que la estabilidad en la península de Corea es el principal interés de China con respecto a Corea del Norte. Según se piensa, China teme que el colapso del régimen norcoreano pueda llevar a que cientos de miles de refugiados norcoreanos invadan la frontera con China.
Eso podría ser cierto: norcoreanos desesperados y hambrientos podrían intentar llegar a China en oleadas si Kim perdiera su posición de líder. Pero en realidad, ¿serían cientos de miles de refugiados hambrientos un problema tan difícil de manejar para China?
No es muy probable. Una simple mirada a la eficacia con la que el PCCh trata a los millones de personas “problemáticas” dentro de sus fronteras nos dirá cuán rápido puede despachar a los debilitados norcoreanos en una escala industrial. Están muy bien preparados y tienen mucha experiencia con estos desafíos.
Después de todo, los chinos se toman muy en serio su seguridad interna. De hecho, el presupuesto interno es mayor que el presupuesto militar en el exterior. En 2017, China gastó aproximadamente 161.000 millones de dólares en el Ejército Popular de Liberación y 196.000 millones de dólares en las fuerzas de seguridad interna. Ya sabes cómo es cuando eres un gobierno ilegítimo como el PCCh: tienes gente que reprimir, torturar y encarcelar, como sucede con los millones de uigures, practicantes de Falun Dafa y cristianos, por nombrar solo unos pocos. ¿Qué son unos pocos norcoreanos? Prioridades y todo eso.
No, el argumento del miedo a los refugiados no explica por qué China permitiría a los norcoreanos continuar con su programa nuclear.
¿Quién se beneficia de las armas nucleares norcoreanas?
Pero cuando nos preguntamos: “¿Quién se beneficia de la capacidad nuclear de Corea del Norte y quién pierde?” La respuesta se hace más evidente. No es ningún secreto que los chinos no son fanáticos de las políticas comerciales proteccionistas del presidente Donald Trump hacia China. Perjudican a la economía china mucho más de lo que quieren que el mundo sepa.
Los chinos además están descontentos con la mejorada relación de Trump con Taiwán. Beijing trata de que la llamada “provincia renegada” obedezca lo antes posible. De hecho, es un aspecto clave de los planes expansionistas de China en toda la región de Asia y el Pacífico y más allá también. La intensificación de las relaciones militares y diplomáticas de Estados Unidos con Taiwán amenaza esos planes.
Por lo tanto, desde la perspectiva de China, cuanto más le puedan complicar la situación a Estados Unidos en Asia, más probable será que Trump, el Congreso y los votantes de EE. UU. estén dispuestos a gastar sus recursos, sus vidas y su prestigio estadounidense defendiendo a Taiwán cuando llegue ese día, como seguramente lo hará. Las negociaciones nucleares de Corea del Norte son una herramienta poderosa para China –no para los norcoreanos– para frustrar, manipular y obstaculizar la política más agresiva de Trump hacia China y su creciente influencia en la región.
¿Corea del Norte es una trampa?
Hay una lógica extraña que tiene sentido en todo esto. Se asemeja a esas trampas para dedos de China, donde una persona mete un dedo en un extremo y otra persona hace lo mismo en el otro lado. Cuando tratan de quitar sus dedos, la trampa de papel de repente está muy apretada para ambos.
La estrategia china puede simplemente ser que Corea del Norte tenga un efecto similar en la política de Estados Unidos. Atrapar la determinación y el compromiso de Estados Unidos con la región en la península de Corea dejaría a Estados Unidos sin recursos en todos los frentes mientras China aumenta sus avances militares y diplomáticos contra Taiwán, a unos 1900 km al sur.
A medida que se desarrolle el fracaso de Estados Unidos en Corea del Norte –que China asegurará que suceda–, la determinación de Estados Unidos ante el fracaso en Corea del Norte podría ser la primera de muchas fichas de dominó que caerían en Asia.
James Gorrie es un escritor radicado en Texas. Es el autor de “La crisis de China”.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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