El manipulador oculto de Joe Biden

Por Lloyd Billingsley
14 de abril de 2021 7:35 PM Actualizado: 14 de abril de 2021 7:35 PM

Opinión

En su conferencia de prensa del 25 de marzo en la Casa Blanca, Joe Biden dijo que el objetivo de China de convertirse en el país líder del mundo «no va a ocurrir bajo mi mandato». Los periodistas parecían ignorar que China ya había dado grandes pasos en esa dirección durante el turno de Biden, que comenzó en 2012.

Ese año, como informó Steve Clemons de The Atlantic, «Biden se encargará de China«, y con Xi Jinping, «el presidente de China en espera», la Casa Blanca «colocará al vicepresidente Joe Biden a la cabeza de la política que tiene la administración Obama hacia China». La acción fue organizada por Thomas Donilon, descrito en su día por James Mann en Foreign Policy como «el hombre gris de Obama«, raramente mencionado en la prensa pero que ejerce un «enorme poder» entre bastidores.

Donilon fue miembro del equipo de campaña de Walter Mondale en 1984 y en 1988 asesoró al senador Joe Biden en su primera candidatura a la presidencia. De 1999 a 2005, Donilon fue jefe de lobby de la Asociación Federal de Hipotecas Nacionales, comúnmente conocida como Fannie Mae, donde presidió una mala conducta masiva que le valió una multa de 400 millones de dólares.

Esto llevó a Robert Scheer, de Truthdig, a tildar a Donilon como el «gran estafador» y a preguntarse por qué el presidente Barack Obama lo contrataría para el delicado puesto de asesor de seguridad nacional. Resulta que Donilon era también un allegado del vicepresidente Biden. El hermano de Donilon, Michael, también asesoró a Biden, y la esposa de Donilon, Cathy, fue jefa de personal de Jill Biden.

El exsecretario de Defensa, Robert Gates, supuestamente predijo que Donilon sería un «desastre» como asesor de seguridad nacional. En «Duty: Memoirs of a Secretary of State at War», Gates escribió que Donilon caracterizó a los militares de Estados Unidos como «revoltosos» e «insubordinados». Donilon «se puso de bruces» cuando el general McChrystal anunció una estrategia de «contrainsurgencia» en Afganistán. Si bien fue duro con los militares estadounidenses, Donilon fue blando con China.

«No estoy de acuerdo con la premisa planteada por algunos historiadores y teóricos de que una potencia emergente y una potencia establecida están de alguna manera destinadas al conflicto», dijo Donilon en un discurso ante Asia Society, pronunciado en junio de 2013. Donilon no aclaró que la «potencia emergente» era una dictadura comunista genocida y la «potencia establecida», una democracia constitucional. En opinión de Donilon, «un diálogo militar más profundo entre Estados Unidos y China es fundamental para abordar muchas de las fuentes de inseguridad y competencia potencial entre nosotros». (El subrayado es nuestro) Biden tenía opiniones similares.

El senador Biden votó en contra de imponer fuertes sanciones a la China comunista como respuesta a la masacre de la plaza Tiananmen. En 1998, Estados Unidos volvió a proponer sanciones a la RPC, incluyendo restricciones de visa y Biden formó parte de un grupo de 10 senadores que se opusieron a las medidas. En 2001, el senador Biden, entonces jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, apoyó la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio. «Estados Unidos acoge con satisfacción la aparición de una China próspera e integrada en la escena mundial, porque esperamos que sea una China que cumpla las normas«, explicó.

En mayo de 2011, Biden dijo que creía «que la protección de los derechos y libertades fundamentales, como los consagrados en los compromisos internacionales de China, así como en su propia constitución, es la mejor manera de promover la estabilidad y la prosperidad a largo plazo de cualquier sociedad». El vicepresidente estadounidense no especificó los «derechos y libertades fundamentales» de la constitución china, y su declaración no ofreció ninguna crítica al régimen comunista. Eso marca un contraste con el presidente Bill Clinton, que en 1992 se refirió a los «carniceros de Beijing«.

Durante el mandato de Biden como vicepresidente, China intensificó las represiones internas y se volvió más agresiva, modernizando su ejército y creando bases insulares que pusieron en peligro a los aliados y a los intereses estadounidenses clave. En 2020, en el aniversario de la masacre de la plaza Tiananmen, Biden pidió «volver a comprometerse con la lucha universal por la dignidad humana», pero no ofreció ninguna crítica directa al régimen comunista de China.

Durante la campaña de 2020, Biden describió al régimen chino como «no son mala gente» y no es competencia para Estados Unidos. Esa ha sido su posición todo el tiempo, la misma que la del allegado de Biden, Tom Donilon, que organizó la acción para que Biden «se encargue de China» en 2012.

El pasado noviembre, la CNN informó que Donilon era uno de los «principales aspirantes» de Biden a director de la CIA. Al parecer, Donilon lo rechazó, pero la influencia familiar sigue siendo fuerte. La esposa de Donilon, Cathy, formó parte del consejo asesor de transición de Biden y fue nombrada directora de la Oficina del Personal Presidencial de la Casa Blanca. Mike Donilon, el principal estratega de Biden durante la campaña de 2020, es ahora un asesor principal y, como informa el New York Times, «el defensor de la marca Biden».

En esa marca, los chinos comunistas «no son mala gente» y «no son competencia para nosotros». Biden también abordó la simetría entre la potencia emergente y la potencia establecida. En una entrevista del 17 de febrero con Anderson Cooper, Biden dijo: «culturalmente hay diferentes normas que cada país y ellos —sus líderes— deben seguir».

Biden está de acuerdo con las «normas» de China, por lo que en su actual turno, Xi Jinping puede hacer lo que quiera con los uigures, Hong Kong y Taiwán. Aquel «diálogo militar más profundo entre Estados Unidos y China» podría no demorarse mucho.

Lloyd Billingsley es autor de «Yes I Con: United Fakes of America«, «Barack ‘em Up: Una investigación literaria«, «Hollywood Party» y otros libros. Sus artículos han aparecido en muchas publicaciones, como Frontpage Magazine, City Journal, Wall Street Journal y American Greatness.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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