El mayor fabricante mundial de guantes de látex, Top Glove, cerrará por etapas y temporalmente más de la mitad de sus fábricas, después de que más de 2000 empleados dieron positivo por COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh.
Top Glove de Malasia cerrará 28 de sus 41 plantas después de que 2453 trabajadores dieron positivo por el virus, de los 5767 examinados, dijo el lunes el director general de Salud, Noor Hisham Abdullah.
«Todos los que dieron positivo han sido hospitalizados y sus contactos cercanos han sido puestos en cuarentena para evitar infectar a otros trabajadores», dijo.
La compañía ha acumulado ganancias récord este año debido a la creciente demanda de sus productos y equipos de protección durante la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
De acuerdo con el consejo del Ministerio de Salud de Malasia, las fábricas de Top Glove se cerrarán en fases para permitir una mayor revisión de sus empleados, muchos de los cuales provienen de Nepal y viven en complejos de dormitorios y albergues abarrotados.
«La reunión especial del gabinete decidió hoy que se ordenará a las 28 fábricas de Top Glove, en Klang, que detengan sus operaciones por etapas para permitir que el ministerio realice pruebas y ordene las cuarentenas», dijo el Ministro de Seguridad, Ismail Sabri Yaakob, en un comunicado.
Aún no está claro cuándo comenzarán los cierres de las fábricas de Top Glove.
Top Glove dijo en una presentación de la bolsa de valores que, desde el miércoles, ha cesado temporalmente la producción en 16 plantas en el área, y las 12 fábricas restantes a las que se les ordenó cerrar han estado operando a capacidades muy reducidas.
“Hemos completado la selección completa de unos 5700 trabajadores en nuestros albergues. Estamos comprometidos a proceder con las pruebas de detección de COVID-19 recomendadas por [el ministerio de salud] para el resto [de] los trabajadores y el personal en nuestras fábricas en Meru, Klang”, dijo Top Glove en un comunicado (pdf).
“La seguridad y el bienestar de nuestros empleados y de la comunidad local es nuestra máxima prioridad para contener la situación y aplanar la curva de COVID-19”, dice el comunicado. “Mientras tanto, continuaremos adhiriéndonos de forma estricta a los procedimientos operativos preventivos estándar para COVID-19″.
“Los ejercicios de desinfección en nuestras instalaciones y alojamiento también se llevan a cabo con regularidad, con todas las medidas de precaución necesarias que han sido estrictamente establecidas”.
La compañía se convirtió en el centro de atención mundial, en diciembre de 2018, después de que una investigación descubrió que algunos migrantes trabajaban horas extras ilegales para pagar deudas a los agentes de contratación en sus países de origen.
Según documentos obtenidos por la Fundación Thomson Reuters, algunos empleados trabajaban de 90 a 120 horas extraordinarias al mes, por encima del límite de 104 horas extraordinarias estipulado por las leyes laborales de Malasia.
Una investigación separada de The Guardian descubrió que miles de trabajadores migrantes de Nepal y Bangladesh fueron presuntamente sometidos a condiciones laborales de explotación.
Las infecciones en Malasia han aumentado considerablemente desde octubre, lo que ha llevado al gobierno a endurecer las restricciones de movimiento. El total de casos aumentó a 56,659 el lunes.
Reuters contribuyó a este artículo.
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