El motivo de los hombres y mujeres estadounidenses que sirven en las Fuerzas Armadas

Por Jeremy Stalnecker
12 de enero de 2020 12:16 PM Actualizado: 12 de enero de 2020 12:16 PM

Comentario

En los últimos días se ha hablado mucho del rol de Estados Unidos en el mundo. Con la eliminación de un terrorista responsable de asesinatos en todo el Medio Oriente, muchos incluso declaran que estamos en el borde de la Tercera Guerra Mundial.

Y, claramente, si otra Guerra Mundial está en el horizonte, entonces también lo está en los periódicos.

Para aumentar la histeria, las cadenas de noticias de los canales de televisión han publicado historias que detallan el alto costo que esta crisis global tendrá en los hombres y mujeres que ya están en servicio activo. Como es típico en el mundo de las noticias de 24 horas, el énfasis se ha puesto en las potenciales «víctimas» de esta acción desplegada por la Casa Blanca en lugar de la probabilidad de que se hayan salvado incontables vidas.

Tengo opiniones sobre todo esto, como estoy seguro que la mayoría de la gente las tiene, pero no es mi intención aquí discutir lo correcto o lo incorrecto de lo que ha sucedido en las últimas semanas en Irak.

Lo que me gustaría abordar es algo que sucede cada vez que hay una acción militar en cualquier parte del mundo: los hombres y mujeres de las fuerzas armadas estadounidenses son descritos como víctimas involuntarias de un gobierno que no les dijo que luchar contra los malos podía ser parte de su trabajo.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos son la mayor fuerza de combate del mundo porque están compuestas por hombres y mujeres que pasan la vida trabajando para derrotar a los enemigos de la libertad.

Aunque estoy plenamente consciente de que son afectados por la mala política de una manera única, creer que aquellos en uniforme luchan por qué están sirviendo y por lo que ese servicio significa, simplemente no es verdad. No son víctimas: son guerreros que voluntariamente viven sus vidas por los demás.

Entonces, ¿por qué lo hacen? ¿Por qué los mejores y más brillantes de este país deciden servir en las fuerzas armadas? Tal vez mi propia historia ayude.

Estaba sirviendo como oficial del Cuerpo de Marines de Estados Unidos cuando las Torres Gemelas cayeron el 11 de septiembre de 2001. Aunque parece que este sería un momento de miedo para aquellos que responderían al ataque a nuestro país, la realidad es que no veíamos la hora de tener la oportunidad de lidiar con los responsables de la muerte de nuestros compatriotas.

Dieciocho meses después, el 19 de marzo del 2003, crucé la berma con unos 30,000 de mis mejores amigos mientras comenzábamos a asegurar los objetivos estratégicos en Irak. Nos trasladaríamos al norte durante las siguientes semanas, asegurando finalmente el Palacio Presidencial en el norte de Bagdad.

Hay muchas cosas en mi vida de las que me siento orgulloso, pero ninguna más que la oportunidad de servir en combate junto a los mejores estadounidenses que he conocido. Aunque puedo tener sentimientos y opiniones personales sobre las guerras en las que hemos estado involucrados, no es la política de la acción lo que me hace estar agradecido.

Servir en las fuerzas armadas de Estados Unidos es estar al lado de compatriotas estadounidenses que valoran los principios e ideales de la libertad y la esperanza más que sus propias vidas, aquellos con el carácter y la integridad necesarios para sacrificar sus propias esperanzas, sueños y futuro por las personas que no pueden o no quieren servir.

En cambio este carácter es lo que une con un vínculo invisible pero inquebrantable, a quienes sí sirven y sirvieron. Entiendo de primera mano lo que significa luchar al lado de aquellos que, lejos del país al que representan, están listos y dispuestos a dar su vida por las personas a su izquierda y a su derecha.

Sé lo que es esperar una orden que llegará en la parte más oscura de la noche para participar en una acción que casi con toda seguridad resultará en la muerte y luego mirar, mientras se espera, a los rostros de aquellos que llevarán a cabo esta orden y no verá reflejado el miedo o el temor, sino el coraje y la certeza de que todo lo que espera en la oscuridad será derrotado.

El orgullo en el servicio no se trata de política o conflicto o algún tipo de amor sádico por la guerra; es orgullo de haber estado listo, dispuesto y capaz de hacer lo que la mayor parte del mundo nunca hará. Es la razón por la cual el honor y el orgullo de haber servido, y la lealtad a otros que lo han hecho, no tiene barreras de edad, raza o género, y por la cual en un grupo de veteranos, todos están en igualdad de condiciones.

Los miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos que luchan no son víctimas; son hombres y mujeres que han decidido que quieren dar su vida por una causa más grande que ellos mismos. Quieren vivir y servir, y, si es necesario, morir sabiendo que no han hecho nada de eso en vano.

El presidente Ronald Reagan dijo una vez: «Algunas personas pasan toda una vida preguntándose si han hecho una diferencia en el mundo. Sin embargo, los Marines no tienen ese problema». Esto podría decirse de todos aquellos que fueron lo suficiente audaces para llevar el uniforme de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Los miembros de nuestro servicio no son víctimas a las que hay que compadecer; son guerreros a los que hay que respetar, líderes a los que hay que seguir y la esperanza de tener un mañana llena de vigor.

Jeremy Stalnecker es el director ejecutivo de la Fundación Mighty Oaks.

 

A continuación

El impeachment no ayudará a encubrir el mayor escándalo político de EE.UU.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.