Marc Morano, autor del libro «Green Fraud: Why the Green New Deal is Even Worse Than You Think», dijo al programa «Crossroads» de The Epoch Times que las políticas de lucha contra el cambio climático propuestas en el marco del Nuevo Acuerdo Verde forman parte de un impulso más amplio para apartar a la economía de sus fundamentos de libre mercado y controlar «cada aspecto de tu vida». También predijo que, aunque el gobierno de Biden se ha distanciado del Nuevo Acuerdo Verde, ya está buscando adoptar políticas relacionadas.
Morano argumentó que el marco del Nuevo Acuerdo Verde, que tomó la forma de una resolución de la Cámara de Representantes patrocinada por la representante Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.) en 2019, es esencialmente una «copia nacional» de la iniciativa de la Agenda 21 de las Naciones Unidas, que ha sido reemplazada por la Agenda 2030 (pdf).
«Esta es la idea que se le ocurrió a las Naciones Unidas —y a la izquierda progresista— de que la tierra no puede quedarse con el capitalismo. Esencialmente, que el capitalismo y el clima y el medio ambiente son incompatibles», dijo Morano.
«Por lo tanto, se necesita una gran cantidad de burócratas planificados centralmente con poder no solo en las decisiones ambientales y climáticas, sino en todos los aspectos de su vida, hasta el tamaño de su casa a los aparatos que utiliza, a los autos que conduce», dijo.
Morano dijo que los defensores del Nuevo Acuerdo Verde han hablado de la abolición de la propiedad de autos privados y del motor de combustión interna, y de dejar de comer carne natural en favor de sustitutos vegetales y cultivados en laboratorio, como han propuesto algunos ecologistas y científicos.
El fundador de Microsoft y filántropo Bill Gates, que se ha erigido como defensor de las iniciativas de lucha contra el cambio climático, como las tecnologías de eliminación de carbono, dijo en una reciente entrevista con Technology Review que «todos los países ricos deberían pasar a consumir carne de vacuno 100% sintética».
«Están impulsando la alimentación a base de insectos», dijo Morano, refiriéndose a los argumentos, como el expuesto por el Environment Journal, de que «alimentar a la creciente población mundial requerirá un reequilibrio radical de la cadena mundial de suministro de alimentos» y «los alimentos hechos a base de insectos, gusanos y larvas pueden estar ascendiendo en el menú».
Y, como decía la revista The Scientist en un artículo «La erradicación de la pobreza extrema y el hambre, y la reducción de las tasas de mortalidad infantil, pueden abordarse directamente mediante la expansión del consumo de insectos comestibles».
«Afecta a la forma de viajar», dijo Morano, y añadió: «Ahora se nos dice que, en caso de emergencia climática, no se puede viajar a menos que sea moralmente justificable».
«Va a afectar a tu termostato, a tu economía, a tu socialización», dijo Morano, añadiendo que cree que bajo las políticas propuestas en el Nuevo Acuerdo Verde, «cada aspecto de tu vida va a ser gestionado para beneficiar al planeta Tierra».
Durante su campaña presidencial, el presidente Joe Biden negó respaldar el Nuevo Acuerdo Verde, diciendo en su lugar que tiene su propio plan, que dijo que era diferente del «radical Nuevo Acuerdo Verde». Aun así, el Plan Biden para una Revolución de la Energía Limpia y la Justicia Ambiental hace referencia a la controvertida propuesta legislativa como base.
«Biden cree que el Nuevo Acuerdo Verde es un marco crucial para atacar los desafíos climáticos que enfrentamos. Captura poderosamente dos verdades básicas que están en el centro de su plan: (1) Estados Unidos necesita con urgencia adoptar una mayor ambición a una escala épica para cumplir el alcance de este desafío, y (2) nuestro medio ambiente y nuestra economía tienen una completa y total conexión», dice una descripción en el sitio web de la campaña de Biden.
Morano dijo que, aunque el gobierno de Biden se distanció del Nuevo Acuerdo Verde, cree que habrá un impulso para implementar partes clave del mismo. Prevé que esto seguirá dos vías: una abierta, en forma de legislación que incorporará partes del Nuevo Pacto Verde, y otra «entre bastidores», que ya es visible en la multitud de órdenes ejecutivas y acciones, como la eliminación del proyecto del oleoducto Keystone XL y la moratoria de nuevos arrendamientos de petróleo y gas en tierras federales.
«Todavía va a haber un Nuevo Acuerdo Verde que se va a presentar en ambas cámaras», dijo Morano. «Y, por supuesto, los demócratas controlan ambas cámaras, y va a ser una enorme batalla legislativa».
La forma menos evidente de aplicación tiene que ver con lo que Morano describió como una orden para que todas las agencias federales traten el cambio climático como un punto clave de sus operaciones.
«Todas las agencias de la Administración Biden —desde Interior hasta el Departamento de Estado y Defensa— van a ser una ‘agencia climática'», dijo. «En otras palabras, todas las agencias van a pensar, ante todo, en el cambio climático».
Biden, en una orden ejecutiva del 27 de enero, parecía decir lo mismo: «Es política de mi administración que las consideraciones climáticas sean un elemento esencial de la política exterior y la seguridad nacional de Estados Unidos».
El presidente ha prometido un enfoque de «todo el gobierno» para luchar contra el cambio climático que requeriría que las agencias federales, desde el Departamento de Defensa hasta el Tesoro, ayudaran a la administración a lograr su objetivo de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el país.
Este enfoque interinstitucional podría ayudar a Biden a avanzar en las prioridades del calentamiento global sin tener que depender de una amplia legislación sobre el clima que sería difícil de aprobar en un Congreso dividido.
«Cada agencia es ahora una agencia climática», dijo Sam Ricketts, cofundador de Evergreen Action, un grupo de defensa que asesoró al equipo de transición de Biden sobre el cambio climático.
Morano argumentó que la mejor manera de abordar las emisiones de gases de efecto invernadero y otros problemas medioambientales no es mediante un enfoque regulatorio de arriba abajo, sino liberando al sector privado para que adopte tecnologías innovadoras.
Se mostró en contra de un enfoque regulador de mano dura para combatir el cambio climático, advirtiendo que si los progresistas «se salen con la suya», se producirán «cierres climáticos» del tipo de los que se han visto en la pandemia del COVID-19.
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