El número de personas encarceladas en las prisiones de Nueva York ha bajado a mínimos que no se habían visto desde 1946, poco después de la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de las medidas adoptadas por la ciudad ante la pandemia del virus del PCCh.
«La población carcelaria está ahora por debajo de los 4000 reos», dijo este jueves el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio. «Es el número más bajo de los últimos 74 años, desde 1946, un año después de que terminara la Segunda Guerra Mundial», especificó.
Y es que desde principios de marzo las autoridades de la Gran Manzana han puesto en libertad a más de 1400 prisioneros que cumplieran con alguna de estas tres condiciones: que fueran considerados de alto riesgo en caso de que contrajeran el virus del PCCh, que tuvieran pocas probabilidades de volver a cometer delitos, o que hubieran cumplido buena parte de su condena.
Esto permite que dentro de las cárceles también se pueda practicar el distanciamiento social que se ha querido poner en práctica en Nueva York para tratar de reducir el ritmo de contagios, explicó De Blasio, que desde que se comenzaron a liberar presos ha aclarado en varias ocasiones que no se ha liberado a nadie que cometiera delitos violentos o sexuales.
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El número de reos de Nueva York se ha reducido drásticamente desde que el actual alcalde tomara posesión de su cargo en 2014, cuando más de 11,000 personas estaban encarceladas en la ciudad.
De Blasio también ha puesto en marcha un plan para cerrar el complejo carcelario de Rikers Island, uno de los más grandes del país y conocido por las malas condiciones en las que se mantiene a los presos, con el objetivo de enviar a los reclusos a centros más pequeños distribuidos por los distintos barrios de Nueva York.
Este jueves también informó el alcalde de un recorte de 250 millones en los presupuestos del Departamento de Correcciones de Nueva York para los próximos años debido al impacto económico que ha tenido la pandemia en la metrópolis, lo que anulará los 6 millones de dólares que se iban a dedicar a entrenar a nuevos oficiales de prisiones.
Los 250 millones de dólares se suman a los otros 244 millones que las autoridades esperaban ahorrar con el cierre de Rikers.
Según los últimos datos de la Universidad Johns Hopkins, la ciudad de Nueva York registra 123,000 casos de COVID-19 y cerca de 11,500 muertes.
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