Opinión
Desde que llegó al poder en 1949, el Partido Comunista de China solo se ha centrado en un objetivo: obtener ganancias.
Durante los primeros años del partido, el entonces líder Mao Zedong estableció ambiciosos “planes de 5 años” que solo enfatizaban el crecimiento económico. Estos «planes de 5 años» presentaban objetivos de producción tremendamente irrazonables, lo cual provocó que los funcionarios gubernamentales utilizaran métodos poco éticos para cumplirlos. En muchos casos, los funcionarios locales recurrieron a recolectar cantidades excesivas de productos agrícolas de los agricultores rurales para cumplir con las cuotas de producción. Si bien este método ayudó a cumplir los objetivos de exportación del Partido, resultó en la Gran Hambruna China que mató a entre 15 y 55 millones de personas, convirtiéndola en la hambruna más grande en la historia de la humanidad.
Ahora, más de 50 años después, vemos que este mismo patrón se repite hoy en China. En su intento por dominar la industria del trasplante de órganos, el Partido Comunista de China ha recurrido a un sistema de sustracción forzada de órganos. Haciendo caso omiso de cualquier consideración ética, el Partido utiliza su gran número de campos de detención repartidos por todo el país para impulsar su programa masivo de sustracción forzada de órganos. Estos campos de detención albergan a presos de conciencia que han sido encarcelados únicamente por negarse a someterse a la voluntad del Partido Comunista Chino.
La reciente evidencia sugiere que la industria del comercio de órganos del país tiene un valor de más de USD 1000 millones cada año. Pero este método de utilizar a los presos de conciencia también tiene otro propósito además del lucro. El régimen chino aprovecha esta oportunidad para reprimir a grupos específicos en el país, como miembros de la comunidad musulmana uigur, cristianos religiosos y practicantes de Falun Gong. Estas personas ni siquiera son criminales, sino ciudadanos comunes que son encarcelados por tener opiniones políticas o religiosas contrarias a las del Partido Comunista Chino.
El Partido Comunista Chino ha tratado de encubrir la naturaleza generalizada de su programa de sustracción forzada de órganos, ya sea mediante sobornos o intimidación. Pero esto no ha impedido la presión internacional de numerosos gobiernos que piden a China que ponga fin a la horrible práctica. Además de los círculos internacionales de derechos humanos como la ONU, Estados Unidos, Canadá, y el Reino Unido han pedido públicamente al régimen chino que ponga fin a la práctica.
Sin embargo, la práctica de la sustracción forzada de órganos en China aún continúa en la actualidad. Los presos de conciencia todavía se encuentran recluidos en campos de detención como una reserva viva de órganos humanos para ser utilizados en el programa de sustracción de órganos de miles de millones de dólares del régimen.
Puede ver la entrevista que Joshua Philipp en Epoch TV hizo al Dr. Torsten Trey, fundador de Médicos contra la sustracción forzada de órganos (DAFOH), para descubrir la verdad detrás del operativo masivo de asesinato con fines de lucro del régimen chino.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.