Comentario
Un competidor es alguien con quien juegas un partido de tenis. O alguien que fabrica un widget igual que el tuyo y que ambos tratan de vender al mismo cliente que quiere comprar solo uno. Después de una competencia, se relajan con cervezas y se ríen del juego. El presidente Biden llamó infamemente a China «competidor» en lugar de enemigo durante la campaña electoral de 2020. Engañó a Estados Unidos.
El régimen chino es un enemigo por dos razones principales. Primero, quiere desplazar a las democracias con su propia estructura de poder, centrada en Beijing. Y, China no es solo un enemigo de las democracias, sino de cualquier país que quiera mantenerse independiente del Reino del Centro. Desde 1974, China ha atacado a Vietnam con más odio que a las democracias cercanas, porque Vietnam carece de aliados y, por tanto, es relativamente impotente frente a China. Las democracias y las autocracias están en el mismo barco en un río creciente y furioso que fluye desde Zhongnanhai.
En segundo lugar, China va en serio. No nos limitamos a jugar al ping pong o a hacer intercambios comerciales con China en los que todos salimos ganando. Más bien, enviamos nuestra Armada al mar del Sur de China, donde la Armada china rastrea nuestros barcos con armas nucleares cada vez más potentes que tienen nombres como «asesinos de portaaviones». Beijing trata de asustar a Estados Unidos para que abandone el Pacífico Occidental, donde Estados Unidos protege a aliados como Corea del Sur y Filipinas. Japón y Taiwán compran nuestros cazas para defender su espacio aéreo de los cazas y bombarderos chinos y rusos que casi a diario prueban y se mantienen al tanto de lo que sucede en sus fronteras. Beijing quiere borrar a Taiwán del mapa como democracia independiente, y como un boxeador está moviéndose alrededor de Taipéi con falsos ganchos, cansándolo para el golpe final. Después de Taiwán viene el resto de Asia.
Robert Spalding, un expiloto de B-52 y B-2 de la Fuerza Aérea que escribió el libro «Stealth War: How China Took Over While America’s Elite Slept» (Guerra sigilosa: Cómo China tomó el control mientras la élite de Estados Unidos dormía), me envió un correo electrónico acerca de cómo la lucha con China se está volviendo tecnológica. Como general de brigada, escribió una estrategia 5G para el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Trump que se enfrentó a los grupos de presión de las telecomunicaciones y que le valió que lo echaran. Es un patriota demostrado y alguien que dice la verdad.
«El PCCh necesita acceder a la tecnología estadounidense», escribió Spalding en un correo electrónico. «Todo el mundo sabe que están robando, pero el PCCh quiere que ese proceso continúe sin interrupción. Se dan cuenta de que si se les corta la tecnología, su estrategia se verá afectada. Su mejor defensa es reafirmar en las sociedades libres que proteger a sus ciudadanos de esta depredación es algo discriminatorio. Si tienen éxito, veremos la erosión continua de la prosperidad del mundo libre y la aceptación de que el modelo de China es superior. Este es su objetivo».
Los países del G7 y de la OTAN están empezando a coordinar y a apartar a China del comercio y la tecnología, el sustento del PCCh. Al parecer, recién ahora nos estamos dando cuenta de que China, bajo el mando de Xi Jinping, es un enemigo, aunque nuestros líderes no lo digan en voz alta porque nuestras empresas están ganando demasiado dinero comerciando con el enemigo. Estamos arriesgando demasiado en este juego. La verbalización de lo obvio podría aumentar las «tensiones», que es exactamente lo que China está haciendo ahora. Beijing se basa en la suposición de que las democracias están demasiado comprometidas, débiles y asustadas para contraatacar.
Victor Gao, un exdiplomático chino que ahora trabaja para Center for China and Globalisation en Beijing, dijo recientemente que cada vez más personas en China ven a Estados Unidos como un enemigo. «El G7 y la OTAN se han convertido en plataformas antichinas», declaró al Financial Times. «Cada vez hay más fuerzas en China que creen que si Estados Unidos quiere señalar a China como su enemigo fundamental, entonces dejen que Estados Unidos tenga un enemigo».
Gao declaró al Times: «A largo plazo, China tendrá una economía mayor que la de Estados Unidos, nadie puede cambiar eso. El tiempo está del lado de China».
Todo lo que China tiene que hacer para convertirse en una una hegemonía mundial es seguir desarrollando su economía, comprometer a nuestros políticos y académicos con lucrativos acuerdos de consultoría que sesgan sus análisis sobre China hacia lo soporífero, robar tecnología estadounidense, europea, japonesa y de los aliados, y seguir construyendo su ejército a un ritmo más rápido que el de los aliados. Cuando el ejército y la economía de China sean definitivamente superiores a los de Estados Unidos, dentro de cinco, diez o veinte años, Beijing podrá empezar a hacernos retroceder utilizando la arriesgada política nuclear y la apropiación gradual de territorio.
El PCCh ha seguido esta estrategia con éxito durante décadas en Asia, y sin ningún límite territorial lógico, ya que ignoran las fronteras y las normas establecidas. Las democracias occidentales apenas podrán aguantar ese tipo de lucha, cuando llegue a Guam, Hawái, Nueva Zelanda y Australia. ¿O no?
Anders Corr es licenciado/máster en Ciencias Políticas de la Universidad de Yale (2001) y doctor en Gobernación de la Universidad de Harvard (2008). Es director de Corr Analytics Inc., editores de Journal of Political Risk, y ha llevado a cabo extensas investigaciones en Norteamérica, Europa y Asia. Es autor de “The Concentration of Power” (de próxima aparición en 2021) y “No Trespassing”, además es editor de “Great Powers, Grand Strategies”.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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