Tras las extremas medidas de contención aplicadas durante el brote de COVID-19, Beijing ha optado por permanecer indiferente ante la intensa pandemia. Recientes revelaciones de una fuente con conocimiento del tema sugieren que el régimen ha ordenado la destrucción en todo el país de todos los datos del COVID-19 dentro del sistema sanitario.
Recientemente, el Sr. Chen (seudónimo) de Changsha, Hunan, reveló a la edición china de The Epoch Times que su amigo ocupa un cargo directivo en un hospital local. «Me lo dijo directamente: el gobierno está dando instrucciones a los departamentos de salud de todo el país para que destruyan todos los datos relacionados con el COVID-19, incluida la información sobre todo el proceso de prevención de la epidemia y los registros de vacunación. Deben borrar todos los datos sin dejar rastro, y los registros informáticos deben eliminarse por completo», afirmó el Sr. Chen.
«Hizo hincapié en que esta directiva es de ámbito nacional e incuestionable», afirmó el Sr. Chen.
El Sr. Chen detalló que la exigencia del PCCh implica que «no se puede conservar ningún dato, ni en papel ni en computadora. Los registros de la administración de vacunas deben ser borrados, así como los registros de las pruebas de ácido nucleico y cualquier incidente embarazoso ocurrido durante todo el proceso de prevención de la epidemia».
Según el Sr. Chen, las autoridades pretenden borrar este periodo de la historia, con la intención de evitar que las generaciones futuras conozcan estos sucesos, ya que significan un fracaso del gobierno. Hizo una comparación con las acciones de Mao Zedong que provocaron la muerte de muchos chinos, acciones que se omitieron intencionadamente de los registros históricos.
Tras el inicio del brote de COVID-19 a principios de 2020, el Partido Comunista Chino (PCCh) adoptó un enfoque de «cero COVID», aplicando medidas extremas de control de la pandemia. Sin embargo, estas medidas dieron lugar a frecuentes catástrofes secundarias, alimentando el descontento y la ira de la población.
En la segunda mitad de 2022, el «Movimiento de la Hoja en Blanco» se extendió por todo el país, con protestas callejeras en varios lugares. Antes del 20º Congreso Nacional del PCCh, aparecieron pancartas en el puente Sitong de Beijing, exigiendo el fin de la política de cero COVID y pidiendo la dimisión del líder chino Xi Jinping.
A finales de 2022, el PCCh levantó inesperadamente las restricciones de confinamiento, lo que puso de manifiesto la gravedad de la pandemia. Inmediatamente, tanto las personas infectadas como los cadáveres inundaron los hospitales de todo el país.
La pandemia sigue creciendo
Según el Sr. Chen, el COVID-19 y numerosos casos de neumonía y pulmón blanco siguen aumentando en la nación. «Actualmente, los hospitales están llenos de muchos ancianos y niños, y el negocio hospitalario sigue siendo próspero. La situación es especialmente tensa en los hospitales bien equipados, donde los ciudadanos comunes no suelen ser admitidos».
El pasado mes de febrero, en una tienda local, presenció cómo un hombre de unos 30 años se desplomaba mientras compraba bocadillos con su esposa y su hijo. Contó que los paramédicos no pudieron salvar al hombre, pero retiraron el cadáver del lugar.
Según el Sr. Chen, existe la creencia generalizada entre el público de que estos resultados están relacionados con las vacunas.
«Después de la vacunación, muchos de nosotros nos sentimos mal físicamente durante aproximadamente una semana, experimentando un malestar considerable. Algunas personas que buscaron atención médica descubrieron posteriormente nódulos en sus pulmones. Es una situación común en personas que estaban sanas antes de la vacunación. Sin embargo, la mayoría de la gente se abstiene de hablar abiertamente de estos problemas porque no tiene pruebas concretas para atribuirlos a la vacuna», dijo.
Es consciente de que algunos médicos mantienen posturas ambiguas, mientras que otros pueden afirmar que no existe cura.
Afirmó que ha oído discusiones entre personas de su entorno, en las que se especula con la posibilidad de una mortalidad generalizada entre los vacunados diez años después.
«La pandemia de COVID-19 y su vacuna ya han provocado un número considerable de muertes entre las personas mayores. Si se producen otras muertes a gran escala dentro de diez años, el gobierno las atribuirá a otras causas y no a la vacuna contra el COVID-19», dijo.
El Sr. Chen compartió que un amigo que trabaja en el sistema sanitario expresó sus dudas sobre la legitimidad de la rápida producción de vacunas contra el COVID-19 por parte de China.
«Una vacuna madura y exitosa no puede desarrollarse tan rápidamente. Personalmente creo que las vacunas que hemos recibido son falsas y vienen con efectos adversos», dijo su amigo, según el Sr. Chen.
No se puede mencionar el COVID-19
Wang Dong (seudónimo), de Lu’an, provincia de Anhui, declaró a The Epoch Times que hay muchas personas infectadas por el virus, tanto adultos como niños. «Los hospitales llevan años saturados desde 2020», afirmó.
Las muertes se han producido con frecuencia. «Recientemente, se han producido numerosas muertes, principalmente entre personas con problemas de salud subyacentes, mayormente de ancianos. Sin embargo, también ha habido casos de personas más jóvenes», afirma Wang.
El Sr. Liu, de Hefei, provincia de Anhui, confirmó a The Epoch Times que hay filas para recibir tratamiento médico debido a infecciones víricas, en el Año Nuevo chino los tiempos de espera fueron de una a dos horas. Señaló una mayor incidencia de la infección entre los niños y los ancianos.
«Los médicos no revelan el virus específico que causa la infección, y el término COVID-19 rara vez se menciona. Parece que el virus del COVID-19 se ha convertido en un problema persistente. Después de más de tres años de pandemia, la gente ya no es ingenua; comprendemos la situación», afirma Liu.
Con información de Fang Xiao y Xiong Bin.
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