El PCCh muestra al Papa Francisco su verdadera cara

Por Rocco Loiacono
19 de abril de 2023 11:34 AM Actualizado: 19 de abril de 2023 11:51 AM

Comentario

Como sabrán los lectores de esta estimada publicación, en 2018, el Vaticano firmó un acuerdo provisional con el Partido Comunista Chino (PCCh) sobre el nombramiento de obispos católicos. Al hacerlo, el Vaticano reconoció a la «Iglesia Patriótica» china, establecida y controlada por el PCCh.

El Manifiesto Guangyuan de 1950, por el que se creaba esta Iglesia estatal, proclamaba que estaban decididos a «romper todas las relaciones con el imperialismo», realizar una reforma integral y establecer una nueva Iglesia independiente.

Desde entonces, el Vaticano ha intentado apoyar a la «Iglesia Clandestina» tanto como ha podido, al mismo tiempo que buscaba una forma de unir a todos los católicos del país sin reconocer, no obstante, a la «Iglesia Patriótica».

Sin embargo, como escribe el exministro de Defensa australiano Kevin Andrews, el Vaticano no sólo llegó a un acuerdo con el PCCh, sino que reconoció a siete obispos de la «Iglesia Patriótica».

Esto no ha hecho nada para mejorar la libertad religiosa. Al contrario, demuestra una ingenuidad sobre el PCCh.

En 2018, el anterior organismo regulador de la religión, la Administración Estatal de Asuntos Religiosos, se incorporó al Departamento de Trabajo del Frente Unido, un instrumento central de influencia y propaganda del PCCh.

Las organizaciones religiosas solo están permitidas en China si constituyen brazos del régimen. Muchos lugares de culto han sido destruidos, y los creyentes religiosos perseguidos y encarcelados. Imágenes del líder chino Xi Jinping y lemas comunistas adornan las iglesias al dictado del gobierno.

Hacer la vista gorda al pueblo chino

Al renovar escandalosamente el acuerdo en 2020, el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, dijo que el pacto era «sólo un punto de partida» para mejorar las relaciones entre ambos.

Cuando el antiguo obispo de Hong Kong, el cardenal Joseph Zen, voló a Roma para tratar el tema con el Vaticano, el papa Francisco se negó a reunirse con él.

Cardenal de la Santa Iglesia Romana y antiguo fideicomisario del Fondo de Ayuda Humanitaria 612, Joseph Zen predica un sermón durante una misa en la Iglesia de la Santa Cruz en Hong Kong el 24 de mayo de 2022. (Anthony Kwan/Getty Images)

Otros, entre ellos muchos legisladores católicos y funcionarios públicos de todo el mundo, han tratado de dialogar con el Papa Francisco sobre la grave situación de los creyentes en China, pero él ha rechazado las peticiones.

El Papa Francisco también se niega a pronunciarse contra la persecución de los uigures, que incluye obligar a sus mujeres a abortar.

De hecho, el difunto cardenal George Pell, en el documento «Demos» que se le atribuye, declaró que en virtud del pacto secreto Vaticano-China de 2018, no había habido «ningún apoyo público a los católicos leales en China que han sido perseguidos intermitentemente por su lealtad al Papado durante más de 70 años».

No es de extrañar que el Vaticano tuviera poco que decir sobre el procesamiento del cardenal Zen por el PCCh en Hong Kong. Zen y otras cinco personas fueron declaradas culpables de no registrar correctamente un Fondo de Ayuda Humanitaria, que ayudó a pagar los honorarios médicos y legales de los manifestantes arrestados a partir de 2019.

Fueron multados, pero también están siendo investigados bajo las vagas Leyes de Seguridad Nacional impuestas por Beijing.

Lo más que pudo decir el Vaticano sobre la situación fue que «la Santa Sede se ha enterado con preocupación de la noticia sobre la detención del cardenal Zen y sigue con extrema atención el desarrollo de la situación».

Ha guardado silencio sobre el procesamiento y encarcelamiento de otro destacado católico, Jimmy Lai, acusado de fraude espurio.

El PCCh no presta atención al pacto

Aunque el pacto entre el Vaticano y el PCCh sigue siendo secreto, se ha podido saber que, según sus términos, el Vaticano debe participar en el proceso de toma de decisiones en el nombramiento de obispos, con el visto bueno final del Papa.

Pues bien, como han advertido los críticos del acuerdo, el PCCh no tendría ningún reparo en romper el acuerdo y ya lo ha hecho, no una, sino dos veces.

La bandera nacional china ondea frente a la iglesia de San José, también conocida como iglesia católica de Wangfujing, en Beijing, el 22 de octubre de 2020. (Greg Baker/AFP vía Getty Images)

El primer episodio ocurrió en noviembre del año pasado. El PCCh trasladó a un obispo de una diócesis a otra, donde fue instalado como auxiliar-asistente-obispo, en violación del acuerdo secreto entre la Santa Sede y China.

«La Santa Sede se enteró con sorpresa y pesar de la noticia sobre la «ceremonia de instalación» que tuvo lugar el 24 de noviembre en Nanchang de S.E. Mons. Giovanni Peng Weizhao, obispo de Yujiang (provincia de Jiangxi), como «obispo auxiliar de Jiangxi», diócesis no reconocida por la Santa Sede. Tal hecho, de hecho, no ha tenido lugar en conformidad con el espíritu de diálogo que existe entre las partes vaticanas y las partes chinas y lo estipulado en el Acuerdo Provisional sobre el Nombramiento de Obispos del 22 de septiembre de 2018″.

El comunicado también afirmaba que la instalación del obispo «fue precedida, según los reportes  recibidos, por una prolongada e intensa presión por parte de las Autoridades locales», es decir, del PCCh.

De hecho, consta que Peng declaró entonces que «guiaría activamente al catolicismo para que se adaptara a la sociedad socialista».

La segunda bofetada al Papa Francisco se produjo apenas unos cuatro meses después, una semana antes de Pascua. Como informó el diario italiano il Giornale, el PCCh decidió una vez más que no necesitaba consultar con el Vaticano, confirmando así hasta qué punto la Iglesia está bajo su control.

El PCCh decidió trasladar al obispo Joseph Sen Bin de la diócesis de Haiman a la de Shanghái. El Vaticano se enteró del traslado a través de los medios de comunicación.

Shen Bin, que es miembro de la «Iglesia Patriótica», alabó el pacto de 2018 en el momento de su conclusión, afirmando que constituía un «puente sobre un muro que se había construido durante 70 años» y que «era el resultado de un gran esfuerzo de diálogo por ambas partes».

Obviamente, con su nombramiento, una de las partes decidió que ya no necesitaba dialogar.

Ahora no hay duda de que la Iglesia en China está enjaulada. La única cuestión es cuán grande es el recinto, arrojando así una sombra aún más oscura sobre el catastrófico papado de Jorge Bergoglio.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.