Ya que el temor a la escasez de alimentos causada por el brote del virus del PCCh, comúnmente conocido como nuevo coronavirus, y los desastres naturales comenzó a extenderse por China continental, las autoridades inmediatamente «refutaron tales rumores», proclamando que «el inventario de granos de China puede satisfacer la demanda interna durante un plazo superior a un año».
Luego de que los informes oficiales lo confirmaran, los residentes de una aldea de Cantón, la capital de la provincia sureña de Cantón, se sorprendieron al recibir órdenes del régimen de volver a cultivar sus campos abandonados.
«Si hay suficientes existencias de granos, ¿por qué el Gobierno obliga a los agricultores a recuperar estas tierras de cultivo?», afirmó un aldeano desconcertado.
Al mismo le exigieron que comenzara a cultivar la tierra que no había utilizado durante años en un plazo de 13 días, o sus derechos contractuales sobre las tierras de cultivo serían revocados.
Dado que las tierras de cultivo existentes en China solo pueden ser de propiedad colectiva y son controladas por el Estado, los agricultores solo pueden utilizarlas en virtud de derechos contractuales o de gestión.
«El 12 de mayo, el comité de la aldea organizó una reunión para comunicarnos que el Estado había exigido que se volvieran a cultivar las tierras de cultivo abandonadas», le dijo un agricultor local a Bitter Winter.
«No se nos permite utilizarlas para otra cosa, como por ejemplo cavar un estanque de peces, y solo podemos cultivar granos. Si no lo hacemos, tendremos que renunciar a estos campos y el Gobierno los utilizará a su antojo.
También cancelarán los subsidios de 1200 yuanes (alrededor de 170 dólares) por acre de tierra de cultivo que actualmente recibimos».
«Aquellos que hayan cavado estanques de peces y los hayan alquilado, deberán romper sus contratos, rellenar estos estanques con tierra y plantar granos», explicó un empleado del Gobierno local. «¡Deben hacer lo que exige el Partido Comunista!».
En una entrevista con Radio Asia Libre, el Sr. Chen, un funcionario del municipio de Chongqing, afirmó que en China «están estallando varias crisis al mismo tiempo y la situación política es turbulenta».
El mismo añadió que el régimen quiere dejar de importar granos estadounidenses, «pero hay déficit en la reserva nacional de granos».
Según él, esto hace que las autoridades se preocupen por la seguridad de la reserva de granos, ya que todos los medios de mantenimiento de la estabilidad podrían fallar «cuando el grano escasee, a pesar de que el pueblo chino soportará cualquier tipo de adversidad mientras tenga alimentos».
Un funcionario de aldea procedente de Hangzhou, la capital de la provincia oriental de Zhejiang, también le reveló a Bitter Winter que, debido a la inminente escasez de granos, el Gobierno local rescindió los derechos contractuales de todas las tierras de cultivo que habían estado abandonadas durante dos años consecutivos.
Todas las tierras utilizadas para viveros de plántulas, arboledas de bambú, estanques de peces y otros fines ahora deberán ser exclusivamente utilizadas para plantar granos, frijoles, batatas y otros alimentos básicos.
En los campos que no cumplan con las condiciones necesarias para cultivar granos se podrán cultivar diferentes cultivos solo si se posee un permiso expedido por las autoridades del poblado y la aldea.
Funcionarios del Gobierno local efectúan inspecciones diariamente. Cuando descubren un campo abandonado o una parcela de tierra en la que no se han plantado granos, los agricultores que la utilizan son castigados y se les ordena destruir todo lo que cultivaron y plantar granos.
Según la información existente en los sitios web del régimen, volver a cultivar los campos abandonados ahora es una prioridad. No obstante, los informes oficiales de los medios de comunicación no mencionan nada sobre la crisis de granos, y solo afirman que la política está siendo implementada a fin de «rejuvenecer las aldeas y ayudar a los agricultores a salir de la pobreza».
Esta política de mano dura les ha causado enormes dificultades a muchas personas. Una agricultora procedente del condado de Fushun en Zigong, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroccidental de Sichuan, publicó un video en línea en el cual explica cómo se les exigió a los residentes de una aldea volver a cultivar todos los campos abandonados en un plazo de cinco días.
Dado que la mayoría de los aldeanos son ancianos, demasiado débiles, enfermos o discapacitados y no pueden completar la tarea, sus familiares que viven fuera de la aldea tuvieron que regresar a sus hogares para trabajar en los campos.
A lo largo de todo el país se están imponiendo exigencias similares.
Un aldeano procedente de Cantón le dijo a Bitter Winter que antiguos residentes de la aldea que se habían mudado a otro lugar tuvieron que regresar y cultivar sus campos o contratar a alguien más. «Algunos de los campos no han sido cultivados por más de diez años», explicó el hombre.
«El Gobierno se va por las ramas y no dice explícitamente que el Estado carece de granos, solo les exige a los agricultores que cultiven sus campos», afirmó la Sra. Liu, una aldeana procedente de la provincia de Cantón. «Simplemente ocultan la verdad y le mienten a la gente por temor a generar disturbios e inestabilidad política».
Este artículo fue publicado originalmente en Bitter Winter, una publicación sobre libertad religiosa y derechos humanos en China.
Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.
Le puede interesar
Documental: El encubrimiento del siglo – La verdad que el PCCh ocultó al mundo
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.