El PCCh se estaría inculpando al atacar a un sobreviviente de la sustracción forzada de órganos

Por Eva Fu
10 de septiembre de 2024 9:53 AM Actualizado: 10 de septiembre de 2024 10:59 AM

WASHINGTON— El régimen chino puede haberse inculpado inadvertidamente en el delito de sustracción forzada de órganos en su intento de desacreditar an un primer sobreviviente conocido que salió de China, afirmaron unos observadores de derechos humanos.

En una inusual respuesta pública, una serie de medios de comunicación estatales chinos y oficinas policiales publicaron un largo artículo atacando a un practicante de Falun Gong, que ahora ese encuentra n Estados Unidos, que se presentó semanas antes para contar públicamente su historia de haber sufrido una sustracción forzada de partes de su hígado y pulmón, mientras se encontraba en el sistema penitenciario chino.

Cheng Peiming, de 59 años, sufrió seis años de tortura en una prisión de la China comunista por ser practicante de Falun Gong, una creencia espiritual tradicional que defiende los valores de verdad, benevolencia y tolerancia, que Beijing ha intentado eliminar mediante una combinación de propaganda, amenazas y tortura durante los últimos 25 años.

En prisión, Cheng declaró que los guardias le alimentaban a la fuerza con agua salada de alta concentración, le ataban cadenas a las cuatro extremidades y le estiraban casi hasta el límite. Además, le sometían a continuas sesiones de descargas eléctricas en las partes íntimas, los mismos abusos denunciados por muchos practicantes de Falun Gong encarcelados.

Está documentado que los practicantes de Falun Gong encarcelados constituyen la mayor fuente de órganos que alimenta la industria estatal china de sustracción forzada de órganos, según las investigaciones del Tribunal de China, con sede en Londres.

La improbable sobrevivencia de Cheng

En noviembre de 2004, a mitad de su condena de ocho años, Cheng decidió tomar medidas drásticas para protestar por los incesantes abusos. Se tragó un clavo romo y una pequeña cuchilla oxidada.

Los guardias de la prisión irrumpieron en su habitación, lo tumbaron y lo llevaron al hospital. En el hospital, los guardias le exigieron que firmara unos papeles en los que consentía la operación. Cuando se negó, seis guardias lo inmovilizaron y lo sedaron.

Tres días después recuperó el conocimiento encadenado a una cama de hospital y con un corte de 14 pulgadas alrededor del pecho izquierdo. Cheng fue enviado de nuevo a prisión.

Cheng Peiming, practicante de Falun Gong al que se le extirparon a la fuerza parte del hígado y del pulmón en China, muestra su cicatriz tras una rueda de prensa en Washington el 9 de agosto de 2024. (Madalina Vasiliu/The Epoch Times)
Cheng Peiming, practicante de Falun Gong al que se le extirparon a la fuerza parte del hígado y del pulmón en China, muestra su cicatriz tras una rueda de prensa en Washington el 9 de agosto de 2024. (Madalina Vasiliu/The Epoch Times)

Dieciséis meses después, en marzo de 2006, le llevaron de improviso al hospital, donde le dijeron que debía someterse a una operación de alto riesgo con un elevado índice de mortalidad porque se había tragado otra cuchilla, lo que no había ocurrido.

Cheng dijo que estaba seguro de que esta vez querían matarlo y trató de escapar. Aprovechó la oportunidad cuando los guardias se durmieron y consiguió huir.

Esto ocurrió unos días antes de que los primeros denunciantes de irregularidades llegaran a The Epoch Times relatando las historias sobre la extracción secreta de órganos en centros médicos estatales chinos.

Cheng dijo que, cuando escuchó estas informaciones, tembló pensando en lo que podría haberle ocurrido a él.

Desde que escapó de China, se ha sometido a múltiples exámenes físicos. Tres expertos médicos de Estados Unidos y Taiwán confirmaron que le extirparon quirúrgicamente parte del hígado y del pulmón.

Como primer sobreviviente conocido de estos crímenes, Cheng decidió que estaba preparado para contar su historia.

Admitir más de lo que se pretendía

El artículo ampliamente difundido con la respuesta del Partido Comunista Chino (PCCh) a las acusaciones de Cheng no abordó lo que había sufrido. En su lugar, describió su conferencia de prensa de julio como celebrada en una habitación «de techo bajo y estrecho», negando la sustracción forzada de órganos al por mayor, calificándola de «rumor» que las «fuerzas occidentales antichinas» han perpetuado, y afirmó que la cirugía de Cheng fue para extirpar la cuchilla y el clavo.

A pesar de todos los desmentidos, el régimen podría haber admitido más de lo que pretendía.

Nina Shea es la directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson. Dice que el artículo del régimen aportaba pruebas fundamentales para la historia de Cheng que antes no existían.

«¿Cómo sabía uno que él era un prisionero? Uno no lo sabía. Yo no tenía pruebas de ello. No creo que tuvieramos pruebas de ello, pero ellos las aportaron», declaró Shea a The Epoch Times.

Nina Shea, miembro senior y directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, habla en una sesión informativa sobre la sustracción forzada de órganos celebrada en el Cannon House Office Building de Washington, el 4 de septiembre de 2024. (Alex Martin para The Epoch Times)
Nina Shea, miembro senior y directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, habla en una sesión informativa sobre la sustracción forzada de órganos celebrada en el Cannon House Office Building de Washington, el 4 de septiembre de 2024. (Alex Martin para The Epoch Times)

Ella dijo que el artículo también ayudó a confirmar que Cheng fue enviado a prisión por sus creencias, que fue llevado al hospital, que la cirugía se llevó a cabo y resultó en la cicatriz.

Más que eso, el PCCh ha roto su pauta de limitarse a emitir desmentidos genéricos y generales, señal de que considera el caso lo bastante grave como para justificar un comentario específico, dijo Robert Destro, quien facilitó la huida de Cheng a Estados Unidos cuando era subsecretario de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo.

«Me sorprende que exista una versión oficial», declaró el Sr. Destro a The Epoch Times.

«Como diríamos los abogados, eso es una confesión en contra del interés», dijo el abogado, refiriéndose a cuando alguien hace una declaración extrajudicial que puede ser utilizada en su contra como prueba.

La Sra. Shea indicó que el artículo muestra que las autoridades chinas están «a la defensiva». Es significativo, añadió, que los desmentidos provengan de la seguridad pública y no de las autoridades médicas, y que la operación se realizara contra su voluntad.

«Es casi una admisión de que participaron en esto», dijo la Sra. Shea. «Tener esta extraña respuesta, esta respuesta realmente condenatoria (…) que de hecho era un prisionero, que de hecho estaba en un hospital, que de hecho fue sometido a cirugía sin su consentimiento (…) es condenatorio».

Como es habitual en este tipo de artículos, no se menciona el nombre del autor ni se cita directamente a nadie que conozca el caso de Cheng. La única fuente que el artículo cita, relacionada con Cheng, es un «departamento relevante» no especificado.

David Matas, abogado canadiense de derechos humanos que lleva investigando la sustracción forzada de órganos en China desde 2006, dijo que el artículo no era más que una «recirculación de su vieja propaganda».

«Apenas hay una frase ahí que sea precisa o tenga algún sentido», dijo a The Epoch Times. «No hay nada sustancial».

El Sr. Matas señaló que el artículo se basa sobre todo en una caracterización errónea de Falun Gong y en difamar a las personas que se manifiestan. Por ejemplo, Sir Geoffrey Nice, un estimado abogado y juez que presidió el Tribunal de China, y que también ha investigado los abusos de los derechos humanos contra los uigures en Xinjiang, se convirtió, en el artículo chino, en un «experimentado agente especial del Reino Unido» que pasó su carrera «fabricando falsas acusaciones basadas en objetivos geopolíticos occidentales».

El SR. Matas calificó de «ridículo» el ataque contra Nice.

«Siendo realistas, el Partido Comunista es mucho más dañino para China que la gente que dice la verdad sobre China», dijo Matas. «Es el Partido Comunista el que está implicado en la hambruna masiva, en la Revolución Cultural y la Masacre de la Plaza de Tiananmen, en la represión del Tíbet, Xinjiang y Hong Kong».

«El Partido Comunista es anti-China, y encubre sus propias fechorías acusando a los demás de sus propias faltas».

Cirugía inútil

Los procedimientos médicos a los que se sometió Cheng han puesto en duda la narrativa china, según Torsten Trey, director del grupo de ética médica, Doctors Against Forced Organ Harvesting (Médicos contra la extracción forzada de órganos).

«Se puede decir que es una mentira descarada», declaró e SR. Trey a The Epoch Times.

Cuando alguien ingiere objetos extraños, los médicos suelen realizar una endoscopia para examinar el interior del cuerpo. También es habitual en China. Un hospital de la ciudad de Xi’an, en el centro de China, trató a unos 600 pacientes entre 2011 y 2020 para extraer objetos extraños ingeridos. La endoscopia tuvo éxito en el 99.5 por ciento de los casos, incluidos algunos relacionados con cuchillas u otros objetos afilados.

Una endoscopia, en un escenario como el de Cheng, sería la primera opción, dijo Trey.

«¿Por qué iban a extirpar parte del pulmón? ¿Por qué iban a extirpar parte del hígado? No tiene sentido».

El Dr. Torsten Trey, fundador y director de Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos, en un acto sobre la extracción forzada de órganos en la Universidad de Harvard, Boston, el 7 de marzo de 2024. (Samira Bouaou/The Epoch Times)
El Dr. Torsten Trey, fundador y director de Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos, en un acto sobre la extracción forzada de órganos en la Universidad de Harvard, Boston, el 7 de marzo de 2024. (Samira Bouaou/The Epoch Times)

Incluso si consideraran crítico abrirle el estómago para sacar los objetos, añadió, lo harían por delante, no por los lados.

«No atravesarían la zona pulmonar para sacar esto».

Aún no está claro por qué los médicos chinos sólo extirparon partes de los órganos de Cheng durante la primera operación y le dejaron vivir. Lo que suele ocurrir en China es que la sustrscción de órganos es también una forma de ejecución, por lo que nunca antes había habido un superviviente que diera testimonio de ello.

El Sr. Trey sugirió que el hospital podría haber estado experimentando o formando a los médicos sobre el terreno. Puede que estuvieran explorando una técnica quirúrgica diferente, o investigando sobre los tejidos de los órganos.

Wendy Rogers, catedrática de ética clínica y presidenta del comité asesor de la Coalición Internacional para Acabar con los Abusos en los Trasplantes en China (ETAC, por sus siglas en inglés), señaló anteriormente que se puede llevar a cabo una extirpación parcial del hígado cuando el receptor es un niño.

El abogado Matas declaró al programa «American Thought Leaders» de EpochTV que todo esto es posible, pero que, en última instancia, «corresponde realmente al gobierno chino o al hospital explicar lo que estaban haciendo».

El Sr. Trey, centrándose en el momento de los hechos, se preguntó si las autoridades chinas podrían haberse enterado del intento de los denunciantes de hacer público el crimen y «querían atar cabos sueltos» llevando a Cheng de nuevo al hospital para matarlo.

¿Qué ocurre ahora?

Hoy, Cheng camina y habla con normalidad, pero dice que nunca ha vuelto a ser el mismo desde su terrible experiencia en el hospital.

«La cicatriz de 35 centímetros de mi caja torácica izquierda palpita con cada latido de mi pulso», declaró en un acto con la prensa el 3 de septiembre, y añadió que le cuesta respirar por la noche.

El afectado instó a la comunidad internacional a presionar a Beijing para que abra las cárceles y los hospitales a la investigación independiente del mundo exterior.

Los organizadores del acto compartieron un mensaje de apoyo del congresista republicano Gus Bilirakis, quien afirmó que la «práctica atroz» de la sustracción forzada de órganos se ha escondido «bajo la alfombra» durante mucho tiempo y merece acciones más contundentes por parte de Estados Unidos.

«Ninguna persona debería ser intimidada, obligada a abandonar su patria ancestral, encarcelada o asesinada por sus creencias», afirmó en el comunicado.

Matas calcula que el PCCh podría estar ganando hasta 9000 millones de dólares al año con el comercio forzado de órganos.

Para el excongresista Frank Wolf, que estuvo 34 años en el Congreso y dos mandatos en la Comisión de EE. UU. para la Libertad Religiosa Internacional (que terminará en mayo), el asunto es bastante horrible, independientemente de su magnitud.

Frank Wolf, miembro de la Comisión de EE.UU. para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) y excongresista de Virginia, habla durante una vigilia con velas en luto por las víctimas de la masacre de la plaza de Tiananmen de 1989, en Washington, el 2 de junio de 2023. (Madalina Vasiliu/The Epoch Times)
Frank Wolf, miembro de la Comisión de EE.UU. para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) y excongresista de Virginia, habla durante una vigilia con velas en luto por las víctimas de la masacre de la plaza de Tiananmen de 1989, en Washington, el 2 de junio de 2023. (Madalina Vasiliu/The Epoch Times)

«Si una persona pasa por esto, ¿se pueden imaginar que le quiten a su hermano, a su madre o a su padre (…) el corazón, o la córnea, o el riñón? Es un gran negocio, y tiene que acabar», declaró Wolf a The Epoch Times.

Oír lo que le sucedió a Cheng en China es «enfermizo», dico a Sra. Shea. «Él ha pasado por un infierno y ha vuelto», afirmó añadiendo que Cheng tuvo «suerte de escapar con vida», porque un número indeterminado de personas no lo han hecho.

Shea y Destro consideran alentador que los miembros del Congreso tomen medidas para frenar los abusos. En junio, la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Protección de Falun Gong para pedir el fin de la persecución de Falun Gong e imponer sanciones a los cómplices de la sustracción forzada de órganos. A falta de unos días para que concluya la sesión legislativa del Congreso, Destro espera que el Senado pueda apresurarse a aprobarla también.

«Tengamos un poco de coraje moral y hagamos frente», dijo el Sr. Destro.

Jan Jekielek ha contribuido a este reportaje


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