La Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés) publicó un nuevo informe y una lista de víctimas de persecución religiosa en todo el mundo.
El informe señala que el régimen comunista chino sigue persiguiendo a los practicantes de Falun Gong acusándolos de practicar creencias consideradas inaceptables para el Partido Comunista ateo. El USCIRF destacó a Xu Na, practicante de Falun Gong en China, en su lista de víctimas.
Según la biografía que figura en la lista de víctimas del Departamento de Estado y el registro del caso en Minghui.org, un sitio web con sede en Estados Unidos que realiza un seguimiento de la persecución a Falun Gong. Xu Na es pintora profesional y reside en Beijing. Fue secuestrada y detenida por la policía de Beijing el 19 de julio de 2020. Fue condenada a 8 años de prisión y a pagar una multa de 20,000 yuanes (2864 dólares) por el Tribunal Popular de Beijing Dongcheng, citando un artículo del código penal de la China comunista que prohíbe los grupos de fe considerados inaceptables por el régimen.
Actualmente se encuentra recluida en el centro de detención del distrito de Dongcheng, en Beijing. Se le niegan las visitas de sus familiares y la comunicación con ellos.
Xu estuvo encarcelada de 2001 a 2006 por proporcionar alojamiento a otros practicantes de Falun Gong. Fue torturada, obligada a realizar trabajos forzados y maltratada en prisión. Ella y su marido fueron detenidos por la policía del régimen en 2008. Ella estuvo encarcelada tres años.
Su esposo Yu Zhou, que era un conocido músico de Beijing y practicante de Falun Gong, fue torturado hasta la muerte durante su detención el 6 de febrero de 2008.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual china que consiste en sencillos ejercicios de meditación lenta y enseñanzas basadas en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia. Creció en popularidad durante la década de 1990, con entre 70 y 100 millones de practicantes en China a finales de la década, según estimaciones de la época.
El Partido Comunista de China (PCCh) y su entonces líder, Jiang Zemin, se sintieron amenazados por su popularidad y lanzaron una campaña de eliminación sistemática en julio de 1999. Desde entonces, millones de personas han sido detenidas en prisiones, campos de trabajo y otras instalaciones, y cientos de miles han sido torturadas durante su encarcelamiento, según Falun Dafa Information. Sin embargo, la creencia se practica libremente en decenas de países y ha recibido elogios de funcionarios de todo el mundo.
Ampliación de la lista como herramienta de persecución
Los tribunales del régimen aplican el artículo 300 del Código Penal de la legislación china, que castiga con severas penas de cárcel a quienes participan en organizaciones «heréticas». El régimen también publica cada cierto tiempo una lista de tales grupos. Sin embargo, los tribunales chinos han castigado a grupos religiosos, estén o no en la lista, invocando el artículo. Tanto el artículo como la lista han sido utilizados por el régimen como medio de difamación y persecución religiosa.
Durante más de 20 años, a pesar de la persecución y la propaganda de odio, Falun Gong no figuraba como grupo herético en ninguna parte de las leyes y reglamentos del régimen, lo que convertía la persecución en ilegal.
Sin embargo, el 26 de julio de 2022, el régimen amplió discretamente la lista, añadiendo a Falun Gong como número uno en la lista recién publicada, en un intento de justificar la persecución de la fe.
Académicos y sitios web internacionales de derechos humanos han llamado la atención sobre el uso de la lista por parte del régimen como herramienta para la persecución religiosa en China.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunció el 2 de diciembre en la página web del Departamento de Estado la designación de países, entre ellos la República Popular China, «como Países de Especial Preocupación en virtud de la Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998, por haber cometido o tolerado violaciones especialmente graves de la libertad religiosa».
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