Comentario
El Partido Comunista Chino (PCCh) utilizó el robo de propiedad intelectual, la manipulación de divisas, los subsidios estatales, las tarifas y las manipulaciones del sistema legal durante décadas para dar a las empresas chinas una ventaja desleal sobre las empresas extranjeras. Detrás de esto está su objetivo públicamente declarado de “alcanzar rápidamente” y “superar” a Estados Unidos.
Ahora que la administración Trump está enfrentando el desafío de detener las prácticas comerciales desleales del PCCh, los grandes medios de comunicación han descrito a la idea de “guerra comercial” con China como si fuera un fenómeno nuevo. En realidad, es una guerra que ha estado teniendo lugar durante décadas, pero solo ahora Estados Unidos ha comenzado a hacer algo al respecto.
Esta amnesia histórica tiene un valor estratégico. El PCCh puede utilizar el olvido del público o la falta de una clara comprensión de su pasado para colocarse como víctima de una “guerra comercial de Trump”. Y algunos de los grandes medios de comunicación, que tienen una política de oposición absoluta a todo lo que hace Trump, han estado dispuestos a seguir la farsa de China para eliminar el contexto histórico.
El 28 de abril, el PCCh sacó a relucir una táctica para aprovechar la falta de claridad en la historia de su guerra comercial: simplemente negó que hubiera ocurrido.
Shen Changyu, jefe de la Administración Nacional de Propiedad Intelectual de China, dijo que los críticos de las políticas de propiedad intelectual del PCCh “carecen de pruebas”.
“Las críticas de algunos países a la protección de la propiedad intelectual de China carecen de pruebas y no son específicas”, dijo, según el South China Morning Post.
Por supuesto, hay muchas pruebas. Las estimaciones del costo del robo de propiedad intelectual de China contra Estados Unidos oscilan entre 13.000 y 400.000 millones de dólares al año. Algunas estimaciones sitúan la pérdida de valor económico en billones.
El PCCh utilizó un sistema masivo –incluyendo hackers militares, espías, investigadores, estudiantes y empresas– para robar la propiedad intelectual de empresas estadounidenses. Esto incluye a los infames hackers militares del PCCh de la Unidad 61398, que fueron acusados durante la administración de Obama de robar propiedad intelectual de Estados Unidos.
Si bien desde entonces el PCCh reorganizó las operaciones militares en el marco de su nueva Fuerza de Apoyo Estratégico, en ese momento la Unidad 61398 era solo uno de los 22 burós operativos que se sabe se dedican a operaciones similares. Estaba bajo el Tercer Departamento, del departamento de guerra, y bajo el Departamento de Estado Mayor del PCCh. El Tercer Departamento, que se centraba en las operaciones cibernéticas, trabajaba con el Segundo Departamento que dirigía las redes de inteligencia humana.
Desde 1986, el Proyecto 863 del PCCh ha dirigido sus políticas hacia el robo económico. Programas adicionales, como el Programa Antorcha, el Programa 211 y el Programa 973, dirigieron operaciones similares. Según el libro “El espionaje industrial de China” de William C. Hannas y otros, “Cada uno de estos programas busca la colaboración extranjera y las tecnologías para cubrir las principales deficiencias”.
Desde entonces, el PCCh añadió a la mezcla su política de “China 2025”, que se basa en el Proyecto 863. El programa describe diez sectores relacionados con la tecnología para que el PCCh los domine –por las buenas o por las malas.
Una vez robada la propiedad intelectual, el PCCh realiza la ingeniería inversa a través de sus Organizaciones Nacionales de Demostración, también conocidas como Centros Nacionales de Transferencia de Tecnología de China. Según el libro de Hannas y otros, el PCCh lanzó estas operaciones en 2001 y las dirigió con mayor intensidad en 2007 a través de su Plan Nacional de Implementación de la Promoción de la Transferencia de Tecnología.
El PCCh administra 202 de estos centros de transferencia como “modelos para ser emulados por otros establecimientos de transferencia”. Entre ellos figuran la Administración Estatal de Asuntos de Expertos Extranjeros, dependiente del Consejo de Estado, la Oficina de Ciencia y Tecnología, bajo la Oficina de Asuntos Chinos en el Extranjero, y el Centro Nacional de Transferencia de Tecnología, dependiente de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China Oriental.
“Sus estatutos nombran explícitamente ‘tecnología nacional y extranjera’ como objetivos para la ‘comercialización’”, afirman los autores en “El espionaje industrial de China”.
Además de estas operaciones, el PCCh también dirige redes a gran escala para espionaje abierto bajo su Departamento del Frente Unido, que incluye interceptar redes para el robo económico. Dirige grupos de estudiantes, como las asociaciones de estudiantes y académicos chinos, para colocar estratégicamente a los estudiantes chinos en posiciones e industrias a las que apunta.
Y el PCCh utilizó subsidios estatales, sanciones legales a empresas extranjeras y espionaje industrial para socavar y desactivar la competencia extranjera. Un ejemplo de ello son los ciberataques de la “Operación Dragón Nocturno” del PCCh, descubiertos en 2013, que el PCCh utilizó para espiar a sus competidores de la industria energética, lo que le permitía presentar una oferta más baja en los contratos de licitación.
La estrategia del PCCh para alterar la percepción del alcance y el impacto de su agresivo robo de propiedad intelectual es simple pero eficaz. Sus operaciones por robo económico utilizan un enfoque de “muerte por mil cortes” y cuentan con el respaldo de un sistema estatal gigante. Es un crimen que se perpetró contra Estados Unidos durante décadas.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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