WASHINGTON – El Departamento de Defensa firmó un memorando el 12 de marzo que impondrá limitaciones a las personas transgénero que sirven en el ejército.
La política entrará en vigor el 12 de abril y prohibirá que la mayoría de las personas transgénero sirvan en el ejército si requieren tratamientos hormonales o cirugía de transición.
El memorándum firmado por David Norquist, actualmente el segundo funcionario del Pentágono, permitirá a los secretarios de servicio emitir exenciones caso por caso.
El presidente Donald Trump anunció en julio de 2017 la prohibición del servicio militar a personas transgénero. Posteriormente, aceptó las recomendaciones del Pentágono de limitar la prohibición a las personas con antecedentes de disforia de género, definidas como «aquellas que pueden requerir tratamiento médico sustancial», y permitió algunas excepciones.
Una serie de impugnaciones judiciales han puesto la política en suspenso. Sin embargo, en enero de 2019, la Corte Suprema revirtió las sentencias de los tribunales inferiores que habían bloqueado la política, lo que permitió su entrada en vigor.
La decisión de Trump de prohibir a muchas tropas transgénero, revirtió una política de 2016 de su predecesor demócrata, Barack Obama, que permitía que las personas transgénero sirvieran abiertamente por primera vez en las fuerzas armadas y recibieran atención médica para la transición de género.
Trump hizo referencia al enfoque militar y los costos médicos para hacer retroceder la política.
«En mi opinión, la administración anterior no identificó un fundamento suficiente para concluir que terminar con la política y práctica de larga data de los Departamentos no sería un obstáculo para la eficacia y la letalidad militar, no alteraría la cohesión de las unidades, ni gravaría los recursos militares», decía el memorando firmado por Trump el 25 de agosto de 2017.
El memorándum también señaló el hecho de que se necesitan más estudios para determinar si los cambios de política bajo Obama tuvieron esos efectos negativos.
Las políticas aprobadas por Obama iban a entrar en vigor el 1 de julio de 2017, pero el entonces secretario Mattis retrasó la implementación durante seis meses para realizar una revisión del impacto potencial de la política sobre la «preparación o letalidad» del Ejército.
La demora no impidió que el personal militar que ya estaba en servicio comenzara a cambiar de sexo, lo que en base a las políticas anteriores, habría dado lugar a la baja automática de la persona.
Como parte de la aplicación de la política, todos los soldados recibieron capacitación obligatoria sobre el tema.
En el entrenamiento se informó a las mujeres soldados, que los hombres que se identificaran como mujeres comenzarían a usar los cuarteles, baños y duchas femeninos, advirtiéndoles que el «soldado todavía tiene genitales masculinos».
La capacitación insta a los soldados a tratar a las personas transgénero «con dignidad y respeto», pero dice que «a los soldados transgénero no se les exige ni se espera que modifiquen o ajusten su comportamiento basándose en el hecho de que no ‘coinciden’ con otros soldados».
La capacitación instruye a las mujeres soldados a plantear ante la cadena de mando sus preocupaciones sobre compartir las zonas de ducha y cuarteles con los hombres.
Tras el anuncio de las políticas en 2016, se han planteado varias preocupaciones prácticas.
La nueva política habría permitido a los hombres servir en las fuerzas armadas con solo cumplir los criterios físicos para las mujeres, no para los hombres.
Los requisitos mínimos para el entrenamiento básico del Ejército para un soldado varón de entre 17 y 21 años son 35 flexiones. Para una mujer soldado, son 13 flexiones.
«No fue nada más que ‘ingeniería social y corrección política’ –no una nueva investigación médica– lo que llevó a la administración Obama a revertir esta política», según Tony Perkis, un veterano del Cuerpo de Marines de Estados Unidos y presidente del Consejo de Investigación de la Familia, en una declaración publicada en el sitio web de la organización.
Permitir soldados transexuales en el ejército afectaría el despliegue, y consumiría tiempo y recursos preciosos en entrenamiento que de otra manera serían innecesarios, dijo Perkis.
Los soldados deben poder ser desplegados en cualquier lugar y a cualquier hora, sin necesidad de atención médica especializada. Pero las personas transgénero requieren atención médica continua en forma de tratamientos hormonales por el resto de sus vidas.
Con información de Jasper Fakkert de La Gran Época y de Reuters.
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