El plan de China para establecer una base de datos mundial de ADN

Por Steven W. Mosher
28 de febrero de 2019 5:00 PM Actualizado: 28 de febrero de 2019 5:00 PM

Comentario

Las tres “armas mágicas” del Partido Comunista Chino, como nos recordó el mandatario chino Xi Jinping en un discurso pronunciado en septiembre de 2014, son “el EPL [Ejército Popular de Liberación], la propaganda y las tácticas del Frente Unido”.

A esto tendríamos que agregar ahora una cuarta arma mágica: el ADN.

Al igual que las otras tres, esta cuarta arma mágica se está desplegando no solo a nivel nacional, sino también internacional. Es decir, China no solo está recolectando, analizando y almacenando el ADN de enormes cantidades de sus propios ciudadanos, sino que también está recolectando el ADN de muchas otras personas de todo el mundo, incluidos millones de estadounidenses.

El programa de China por sí solo es impresionante en su alcance, y parece diseñado para eventualmente abarcar a toda la población del país asiático –actualmente unas 1400 millones de personas. Hay una serie de proyectos de recolección de ADN que ya fueron completados, mientras que otros están en curso. Por ejemplo, hay un proyecto nacional de recolección de ADN enfocado exclusivamente en los hombres, otro proyecto regional dirigido a minorías “problemáticas” como los uigures y los kazajos, y otros dirigidos a la población en general.

Sabemos mucho sobre el proyecto de ADN dirigido a los hombres, porque La Gran Época recientemente obtuvo una copia de la directiva del Ministerio de Seguridad Pública que lo estableció. Publicado el 7 de noviembre de 2017, el documento interno anuncia el establecimiento de una “Base de datos nacional de información e investigación criminal sobre ADN Y-STR”. STR significa “repetición corta en tándem”, o pequeñas unidades de secuencias repetidas de ADN, en el cromosoma Y. La directiva también describe con gran detalle cómo recopilar, analizar y almacenar los datos de ADN del cromosoma Y de millones de hombres.

Debido a que el cromosoma Y –encontrado solo en los hombres– se transmite de padre a hijo prácticamente sin cambios, el cromosoma Y en cualquier grupo de hombres estrechamente relacionados es casi idéntico. Es por eso que el primer paso en el proceso de recolección de ADN del programa a nivel de pueblo y ciudad es la creación de una genealogía. Los funcionarios tienen instrucciones de elaborar un árbol genealógico para cada familia de la comunidad que están encuestando. Una vez identificado cada linaje masculino independiente, se requiere que al menos uno de los hombres den una muestra de sangre para su análisis.

El genio (malvado) de la base de datos de ADN Y creada es el siguiente: cualquier ADN masculino obtenido en el curso de una investigación puede ser rastreado inmediatamente hasta un pequeño grupo de hombres relacionados. En ese momento, será relativamente fácil para los investigadores del Ministerio de Seguridad Pública identificar al hombre exacto que el Estado quiere interrogar, arrestar, encarcelar o ejecutar. Dada la enorme utilidad de la base de datos desde el punto de vista del Estado, quizás no sorprenda que haya sido acelerada. La directiva pide que se complete y entre en funcionamiento para finales de 2019.

Es importante entender que el foco del programa de ADN Y de China –o de cualquiera de sus otros programas de recolección de ADN– no es simplemente la resolución de crímenes. En Estados Unidos, debido a que la base de datos de ADN se utiliza exclusivamente para luchar contra la delincuencia, el ADN se obtiene únicamente de delincuentes y de sospechosos de haber cometido un crimen. No es así en China, donde se obtiene el ADN de decenas de millones de personas que son inocentes de cualquier delito y donde la base de datos de ADN que se está construyendo se concibe como una herramienta para controlar la disidencia.

Esto se afirma abiertamente en la sección “ideología rectora” de la directiva. Allí nos enteramos de que la base de datos de ADN Y tiene dos propósitos. Se pretende que se utilice no solo para “luchar contra el crimen”, sino también para “controlar la sociedad”. Por supuesto, desde el punto de vista del aparato del Partido-Estado que actualmente rige en China, un “crimen” puede ser prácticamente cualquier cosa, incluyendo cuestionar la línea actual del Partido, mientras que un “criminal” puede ser cualquier persona, desde un abogado de derechos humanos hasta un practicante religioso. Las llamadas “cinco nuevas categorías negras” (“xin heiwulei” en chino) se definen, de hecho, como abogados de derechos humanos, feligreses clandestinos, disidentes, comentaristas destacados en Internet y miembros de sectores desfavorecidos de la sociedad. Estas cinco categorías han sido una obsesión particular de los líderes del Partido desde 2012.

Un último punto sobre aquellos cuyo ADN Y será recolectado para la base de datos. Aparte de la población masculina en general (a la que eufemísticamente se la llama “personas que proporcionan voluntariamente ADN”), la directiva también exige que se tomen muestras de todas las personas arrestadas, encarceladas o sometidas a investigación penal. Esto se ajusta más o menos a la práctica internacional. Pero luego, la directiva ordena a todos los policías y detectives, y a todo el personal del gobierno involucrado en programas sociales y de salud, que también proporcionen muestras de ADN. En otras palabras, el Partido está aprovechando su programa nacional de ADN Y para recolectar material genético de los hombres que aplican sus políticas a la población en general.

¿Es esto una señal de que el Partido y su cúpula central están preocupados por la lealtad de aquellos que aplican sus políticas a la población en general? ¿O es la inclusión de cuadros comunistas en este punto un paso natural hacia el objetivo final de recolectar el ADN de todos? A fin de cuentas, como dijo el ministro de Seguridad Pública y miembro del Politburó Zhao Kezhi el 24 de enero, se trata de la “prevención y el control [de agitación] social”.

La principal base de datos de ADN de China, que incluye no solo ADN Y, sino también ADN “autosómico” masculino y femenino, también se está ampliando rápidamente. La primera provincia china que exigió ADN no solo a los delincuentes o cuadros políticos, sino a toda la población, fue Xinjiang, con su gran población de las minorías uigur y kazaja musulmanas. El programa, conocido como “Exámenes físicos para todos”, no era opcional. Cualquiera que se resistiera recibía una visita hostil de la policía. Una vez en la clínica, no se les realizó un “examen físico” en lo absoluto, sino algo más parecido al procedimiento al que se les somete a los delincuentes. Se les extrajo sangre, se les tomaron las huellas dactilares y se les hizo un escáner de retina.

Según el medio de comunicación estatal Xinhua, entre 2016 y 2017 se realizaron estos “exámenes físicos” a cerca de 36 millones de personas. Dado que Xinjiang tiene una población de solo 24,5 millones de habitantes, sospecho que esto significa que millones de musulmanes y otras minorías de las provincias vecinas también tuvieron que proporcionar muestras de su ADN, huellas dactilares y escáneres de retina.

La principal base de datos de ADN de China también se está ampliando entre la población china de la etnia Han mayoritaria. Por ejemplo, el Wall Street Journal informó el 26 de diciembre de 2017 que cientos de estudiantes varones, desde el jardín de infancia hasta la escuela secundaria del condado de Qianwei, en la provincia de Sichuan, recibieron la orden de proporcionar muestras de saliva. Al igual que la sangre, la saliva puede utilizarse para extraer ADN para su análisis. Hay una importante minoría de la etnia Yi viviendo en la zona, lo que puede haber sido otra de las razones por las que se eligió la región.

El artículo del WS Journal reveló que la policía de la República Popular China utiliza casi todos los encuentros con el público como una oportunidad para recoger muestras de ADN. Entre los que deben entregar una muestra de saliva o de sangre se encuentran los que criticaron al Partido en Weibo, una popular plataforma de redes sociales similar a Twitter, o a los que se olvidaron de llevar su tarjeta de identificación. También se apunta a los miembros de grupos que la policía cree que “ponen en peligro la estabilidad social”, como los trabajadores migrantes, los mineros del carbón y los inquilinos de apartamentos. Nótese que ninguna de estas personas fue acusada de haber cometido delito alguno, y que ninguno de estos pretextos para la obtención de ADN sería permitido en los Estados Unidos.

A medida que se implemente el sistema de crédito social de China, pronostico que el próximo grupo que se verá obligado a entregar su ADN serán aquellos con un bajo puntaje de crédito social.

Como resultado de estos esfuerzos continuos de recolección de ADN, se estima que se recolectaron, analizaron y agregaron 100 millones de muestras de ADN a la enorme base de datos del gobierno. Cada mes se añaden millones más. A modo de comparación, el FBI dispone actualmente de datos de ADN de 13 millones de personas condenadas y de datos de ADN de 3 millones de personas detenidas.

Como advirtió recientemente el senador estadounidense Tom Cotton, “el gobierno chino está gastando decenas de miles de millones en software de reconocimiento facial, espionaje electrónico y recolección coercitiva de ADN, para crear una base de datos capaz de rastrear cada movimiento de una persona. Esta es la definición de un sistema totalitario, uno que ejerce el control total de tu persona, hasta las hebras mismas de su ADN”.

El telón de acero que se cierne sobre el pueblo chino es bastante escalofriante, pero lo que debería hacer que todos los estadounidenses se pongan en guardia y tomar nota es que empresas estadounidenses han estado permitiendo –en gran medida sin darse cuenta– el ascenso de China como un Estado totalitario digital. Y que China también está reuniendo una enorme base de datos de ADN para personas afuera de China, una base de datos que incluye el código privado de ADN de millones de estadounidenses.

Steven W. Mosher es el Presidente del Instituto de Investigación de la Población y autor de “El Matón de Asia: Por qué el sueño de China es la nueva amenaza para el orden mundial”. Estudió biología humana en la Universidad de Stanford con el famoso genetista Luigi Cavalli-Sforza.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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