El poder de la conexión: Las relaciones cercanas son la clave de la salud y la felicidad

Cada semana, en la clínica de salud mental que lidero, oigo a la gente decir cosas como éstas:

«Conozco a mucha gente, pero no me siento verdaderamente unido a nadie».

«Ojalá me sintiera cerca de alguien, aunque sea una sola persona, pero no es así».

«Para ser sincero, me siento solo la mayor parte del tiempo».

Entre las muchas crisis a las que se enfrenta actualmente nuestra sociedad, hay una que a menudo se ignora, pero que no debería: Millones de personas en nuestro país se sienten crónicamente solas, aisladas y desconectadas de los demás. Y esa falta de conexión con los demás influye considerablemente en los problemas de salud mental y física que se manifiestan de incontables formas perjudiciales.

Dado que las relaciones cercanas son tan vitales para nuestro funcionamiento saludable, los expertos preocupados han alertado de que la soledad crónica ha alcanzado niveles alarmantes en la sociedad moderna. En 2020 un informe a gran escala de la compañía de servicios de salud Cigna muestra que la situación de soledad de Estados Unidos está empeorando, con 3 de cada 5 adultos (61 por ciento) que informan que se sienten solos, hay un aumento del 7 por ciento desde 2018. El estudio también encontró que 1 de cada 4 estadounidenses «rara vez» o «nunca» siente que hay personas que los entienden.

Otro estudio publicado en febrero de 2021 por el proyecto Making Caring Common de la Universidad de Harvard informó que el 36 por ciento de los encuestados informaron sentir una soledad grave «con frecuencia» o «casi todo el tiempo o todo el tiempo». En este informe, los investigadores señalan el amplio alcance del aislamiento:

«Entre los encuestados no había diferencias significativas en los índices de soledad en cuanto a raza o etnia, sexo, nivel de educación, ingresos, religión o urbanidad. Un gran número de encuestados de ambos partidos políticos sufren soledad, aunque los demócratas eran más propensos a declararla (40 por ciento) que los republicanos (29 por ciento)».

Qué es y qué no es la soledad

La soledad no significa simplemente la falta de amigos. Las personas con muchos amigos pueden sentirse socialmente aisladas, del mismo modo que quienes tienen pocos amigos pueden rara vez o nunca sentir esa soledad.

El hecho de estar solo no significa necesariamente estar solo, ni es siempre algo negativo. Algunas personas, sobre todo las introvertidas, disfrutan del tiempo a solas y se sienten perfectamente cómodas con la soledad. Incluso los extrovertidos desean «tiempo para sí mismos» para reflexionar y reponer fuerzas.

La soledad es diferente. Cuando estamos solos, nos sentimos aislados o alejados de los demás y no tenemos a nadie con quien podamos comunicarnos de verdad. Aunque estemos rodeados de otras personas, podemos sentirnos solos si no tenemos una conexión emocional con ellas.

Todos necesitamos personas con las que compartir nuestros pensamientos y sentimientos más íntimos: personas que rían con nosotros en los momentos alegres y lloren con nosotros en los momentos dolorosos. Personas con las que podamos vivir el día a día, con sus altibajos.

El alto precio de la soledad

Incluso antes de los trastornos sociales relacionados con la COVID-19, los investigadores ya consideraban que la soledad y el aislamiento eran una enfermedad con graves consecuencias para la salud. Aunque la medición de los estados de ánimo puede ser algo subjetiva, el análisis de los efectos de esas emociones no lo es tanto. Numerosas investigaciones avalan la conclusión de que la soledad propicia problemas de salud como:

– Depresión y ansiedad

– Trastornos por abuso de sustancias

– Pensamientos suicidas

– Deterioro cognitivo

– Obesidad

– Problemas cardiovasculares

– Alteraciones del sueño

– Mortalidad prematura

El estudio de la Universidad de Harvard coincide con esta observación citando evidencias que respaldan la impactante afirmación de que «la falta de relaciones sociales conlleva los mismos riesgos para la salud, incluso mayores, que el tabaquismo, el alcoholismo y la obesidad».

Tener vínculos con los demás mejora enormemente nuestra salud física, emocional, mental y espiritual. Decenas de estudios han demostrado que las personas que mantienen relaciones positivas son más felices, tienen menos problemas de salud y viven más tiempo.

Emma Seppala, directora científica del Centro Stanford de Investigación y Educación sobre Compasión y Altruismo, escribió: «Los estudios indican que [las personas con fuertes conexiones con otros] también tienen mayor autoestima, mayor empatía hacia los demás, son más confiadas y cooperativas y, como resultado, los demás están más abiertos a confiar y cooperar con ellas. En otras palabras, la conexión social genera un círculo de reacciones positivas de bienestar social, emocional y físico».

El aislamiento y la soledad son problemas graves con consecuencias reales y con frecuencia devastadoras, como en el caso del aumento del riesgo de suicidio. Las repercusiones afectan profundamente a todos los miembros de nuestra sociedad de un modo u otro y no deben considerarse a la ligera.

7 pasos para conectar con los demás

Si todo este panorama le parece desalentador, aquí tiene una buena noticia: Es un problema con una solución posible, una dolencia con una cura alcanzable. Hay medidas que puede tomar para superar la soledad y sentir el poder de la conexión.

Tal vez usted, como muchas otras personas, no tenga a nadie en su vida a quien pueda llamar amigo íntimo. O tal vez tenga una variedad de relaciones superficiales que desea convertir en algo más genuino. Cualquiera que sea su situación, veamos algunas ideas para entablar nuevas relaciones o profundizar en las existentes:

Anímese a hacerlo. Toda relación significativa empieza con una persona que toma la iniciativa y se arriesga. Esto significa elegir la valentía por encima de la cautela. Cuando se trata de estrechar relaciones, todos tenemos motivos para dudar. Tal vez se haya quemado antes y haya aprendido a evitar los riesgos. Tal vez se sienta intimidado por miles de «y si…». Recuerde lo siguiente: Toda amistad íntima comienza con una persona que simplemente saluda a un vecino o invita a un compañero de trabajo a tomar un café.

Póngase en compañía de gente diversa. Puede ser un grupo de la iglesia, un proyecto comunitario, un club de lectura o una clase de gimnasia. Pero elija algo en lo que unirse, y hágalo ahora. Hay un dicho que dice que no se puede llegar a segunda base con un pie en primera. Es el mismo reto al que se enfrenta al acercarse a los demás. No se aprende a nadar leyendo un libro sobre natación, y nunca lograrás acercarte a los demás a no ser que decidas unirte a ellos.

Aprenda el arte de la genuinidad. La conexión se produce cuando dos personas son reales y sinceras entre sí. Esto significa ser quien realmente eres, evitando el impulso de engañar o fingir para impresionar a alguien. Compartir pensamientos y sentimientos delicados debe hacerse poco a poco, a medida que se desarrolla la confianza. Dicho de otro modo, los aspectos íntimos de nuestras vidas deben contarse con sensatez, en lugar de soltarlos precipitadamente.

Cuando esté con otra persona, manténgase presente. Las distracciones nos invaden constantemente, desviando nuestra atención de las personas con las que estamos. Procure estar plenamente atento en sus conversaciones y relaciones. Escuche activamente, mantenga el contacto visual y preste toda su atención. Estar realmente presente es una forma esencial de garantizar la conexión en cualquier situación.

Muestre respeto en todo momento. El respeto mutuo es la base de las relaciones cercanas. Concede dignidad, honor y valor a quien lo recibe. Parte del respeto consiste en respetar las diferencias. La visión que tiene la gente del mundo y de cómo vivir en él quizá no sea la misma que la suya debido a su propia experiencia, temperamento, personalidad, formación y nivel de educación. Cuando se acepta, no se juzga. Cuando dejas de juzgar, la gente te responde y conecta contigo.

Ayude a los demás a sentirse bien consigo mismos. Los psicólogos han encontrado un secreto para las relaciones cercanas: Nuestros sentimientos hacia otra persona están fuertemente influenciados por cómo esa persona nos hace sentir sobre nosotros mismos. Puede que algunos digan que este principio suena egoísta y egocéntrico, pero es un hecho básico de la naturaleza humana y puede ser una poderosa fuerza positiva. Las personas que sienten una conexión más estrecha son las que se apoyan, elogian y fortalecen mutuamente.

Apoye los objetivos y sueños de la otra persona. Todo el mundo tiene aspiraciones que le gustaría ver realizadas. Puede ser un objetivo relacionado con la salud, como perder peso, o una meta profesional, como emprender un negocio. Puede tratarse de un objetivo familiar relacionado con los hijos o los padres, o incluso de un sueño lejano: escribir un libro, visitar un país extranjero o correr una maratón. Al escuchar, animar, intercambiar ideas o ayudar a investigar, uno transmite un mensaje importante: «Tus sueños y ambiciones son tan importantes para mí como lo son para ti».

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