Podría decirse que la narrativa es el aspecto definitorio del ser humano porque la narrativa nos permite comprender el mundo en el que vivimos; de hecho, el profesor Brian Cox escribió una vez que “la narrativa puede considerarse como un acto mental primario”, y el físico Frank Wilczek observó que “los humanos estamos especialmente adaptados para pensar en una historia y una narrativa”.
Si bien la ciencia y la tecnología son importantes y tienen su lugar, sin historias, sin narrativas, ¡no podemos entender la ciencia de todos modos! Esto también se aplica a las historias que contamos sobre nosotros mismos. Aunque las narrativas pueden darnos poder para conquistar el mundo, es una sabiduría muy repetida y la mayoría de nosotros contamos historias muy negativas: «Nunca seré atleta, porque cuando tenía 11 años siempre me elegían el último para estar en el equipo deportivo», «No merezco esto, porque cuando tenía 18 cometí un error que acabó con una relación» o «No soy lo bastante bueno, porque suspendí un examen en la universidad». Estas historias moldean nuestra psique y, por tanto, crean nuestra realidad vital: el pasado distorsiona el futuro. Por eso, uno de los principales objetivos del coaching y la terapia es abordar estas narrativas internas, a menudo tan arraigadas, y tratar de reescribirlas para crear un nuevo paradigma.
Por supuesto, la mayoría de nosotros no somos conscientes de nuestras narrativas internas. Los repetimos con tanta frecuencia que se convierten en mantras subconscientes. Esta es la razón por la que los entrenadores tienen que usar herramientas poderosas (hipnosis, transmisión de imágenes, ejercicios que usan herramientas como asociación de palabras, terapia de línea de tiempo u otros diagnósticos construidos más abiertamente, como perfiles de personalidad, psicometría y mapas motivacionales) para revelar lo que está oculto de nuestra mente consciente.
Nosotros mismos no somos los únicos arquitectos de estas narrativas. Cuando somos niños, quienes nos rodean nos moldean significativamente: padres, maestros, amigos e incluso superestrellas que idolatramos.
Sobre esta base, podemos identificar tres preguntas clave que nos ayudarán a llegar a la raíz de nuestras narrativas internas. Por supuesto, es posible que responder a estas preguntas aún no revele toda la verdad, ya que ver lo que se encuentra en el «lado oscuro» del yo (como lo llamaría Carl Jung), en el subconsciente, es casi imposible sin herramientas. Pero puede proporcionar un buen punto de partida para llevar las cosas más lejos. Las tres preguntas son:
1. ¿Cuál fue la historia que el mundo en el que creciste te contó sobre quién deberías llegar a ser?
2. ¿Cuál fue la historia que te contaste a ti mismo sobre quién deberías ser?
3. ¿Cuál es la historia que la vida te ha contado sobre quién eres?
Estos tres ángulos de percepción crean una pirámide que forma el yo: la historia que nos contó el mundo, es decir, el entorno y la historia que influyeron en nosotros de niños, o lo que podríamos relacionar con lo que llamamos nuestra autoestima, que es cómo nos sentimos con nosotros mismos; la historia que nos contamos sobre quiénes deberíamos llegar a ser (es decir, nuestro futuro proyectado), el yo ideal, y quiénes son nuestros modelos de conducta; y, por último, la historia que nos ha contado la vida, es decir, lo que está ocurriendo en el presente, que se correlaciona con nuestra percepción ilusoria de la realidad y de nosotros mismos (ya que casi ninguno de nosotros ve el objeto tal y como es en realidad), la autoimagen.
Con estas tres perspectivas, la autoestima, el yo ideal y la autoimagen, podríamos triangular mejor la narrativa interna.
¡Pero identificar la narrativa y comprender cómo nos vemos realmente a nosotros mismos es simplemente la primera mitad de la batalla! Ahora tenemos que averiguar cómo reescribir esta narrativa.
Para hacer esto, podríamos intentar hacer un ejercicio «viejo pero dorado». Necesitará un bolígrafo y papel.
Imagine que tiene nietos (puede que algunos de ustedes ya los tengan, pero si no es así, no importa, ya que el ejercicio se vuelve aún más imaginativo). Va a escribir una carta a uno de sus nietos o a todos ellos juntos. La carta va a seguir el siguiente modelo:
Querido nieto,
La lección más importante que he aprendido en mi larga vida es…
Creo que deberías saber esto porque…
quiero que tu…
Ahora bien, la idea de este ejercicio es que le obliga a ver su vida en retrospectiva. En otras palabras, le obliga a ver su vida como una historia completa y acabada, en lugar de como un proceso continuo. Esto le permite extraer significados, conclusiones y mensajes de su vida de la misma manera que lo haría con un cuento de hadas o una novela. Esto le ayudará a ver sus relatos interiores desde una perspectiva muy distinta y, con un poco de suerte, también a transmitir algo de sabiduría, no solo a su nieto, sino también a usted mismo.
Tomando la primera pregunta, cuál es la lección más importante definirá el evento clave y los valores clave también, ¿por qué se ha quedado grabado en su memoria como algo tan importante? Piense también en esto: Si piensa que todas las lecciones son igual de importantes, está claro que ¡no está prestando suficiente atención! Muchas lecciones se han perdido en su memoria, pero ¿Cuál es la que se ha quedado, la que persiste y la que, de alguna manera, le influye incluso ahora? Si tiene 10 respuestas a esta pregunta, escríbalas todas; una vez que lo haya hecho, comience a meditar sobre su importancia relativa hasta que decida cuál es la lección número 1 para usted.
Escribir es un proceso muy catártico. El mero acto de plasmar las palabras en el papel comienza a organizar los pensamientos. Puede que no se considere un escritor, pero no estamos pidiendo perfección o estilo aquí, simplemente algo honesto y sincero, dirigido al punto focal de sus descendientes reales o imaginarios. ¿Qué quiere transmitirles? ¿Qué legado quiere dejar? Estas son palabras grandes y cursis, pero fundamentalmente, está arraigado en nosotros a nivel de ADN para transmitir algo a la próxima generación.
Cuando nos damos cuenta del poder de nuestras propias narrativas, podemos desbloquear el potencial al que hasta ahora hemos sido completamente incapaces de acceder. Pero debemos ser conscientes y tener cuidado con el poder de las auto narraciones negativas y abordarlas lo antes posible si no queremos caer en las trampas autocumplidas que pueden encarnar cuando las creemos.
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