Opinión
Muchos republicanos parecen confundidos por la supuesta nominación del presidente Joe Biden por parte del Partido Demócrata para 2024.
Escucho a muchas personas preguntarse cómo alguien puede tropezarse con un escenario, decir al azar “Dios salve a la reina”, confundirse a veces y ser nominado como el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos.
Los republicanos y muchos independientes están observando la tasa de inflación, el desastre humanitario en la frontera sur, el aumento de la delincuencia en nuestras ciudades más grandes, las políticas sociales extremas, los déficits masivos y la clara disminución del prestigio y el poder de Estados Unidos en todo el mundo. Se preguntan cómo se podría renombrar una administración que ha producido todos estos fracasos.
Luego, esos mismos republicanos miran a la vicepresidente Kamala Harris y se preguntan cómo podemos tener una vicepresidenta que es tan irremediablemente incompetente. Después de todo, un segundo mandato de Biden plantea la posibilidad estadística real de que se convierta en el primer mandato de la presidente Harris.
Luego, muchos republicanos e independientes miran al gabinete de Biden. Sus miembros van desde incompetentes hasta invisibles. ¿Cómo puede el secretario de Transporte ignorar regularmente los desastres de transporte? ¿Cómo puede el secretario de Defensa priorizar el pensamiento woke a estar listo para el combate? ¿Cómo puede la secretaria del Tesoro verse abrumada por la inflación, la inestabilidad financiera internacional y la incapacidad de hacer las cosas con el Congreso? ¿Cómo puede el secretario de Seguridad Nacional presidir un desastre en la frontera y esperar mientras millones de personas ingresan ilegalmente al país?
Además, los republicanos analizan los informes de corrupción que involucran a Hunter Biden, el presidente y toda la familia Biden. Ven informes de corrupción del FBI. Son testigos del claro doble estándar del FBI para atacar al expresidente Donald Trump y sus aliados mientras protegen a Hillary Clinton y los Biden. Los republicanos asumen que el pueblo estadounidense sentirá repulsión por la corrupción y el uso del gobierno para atacar a los rivales políticos.
Cuanto más miro las encuestas y sigo los pasos metódicos del equipo de Biden, más me convenzo de que estamos subestimando la fuerza de Biden.
Gran parte de nuestra subestimación proviene de una profunda incomprensión de la naturaleza del Partido Demócrata moderno.
El Partido Demócrata en su forma moderna (al menos desde la época del presidente Franklin Delano Roosevelt) siempre ha sido una coalición de diferentes grupos ideológicos y de interés. FDR reunió a segregacionistas sureños y congresistas afroamericanos de Chicago. Atrajo a anticomunistas de núcleo duro y simpatizantes comunistas (como su segundo vicepresidente, Henry Wallace).
Mientras que el Partido Republicano se ha basado en temas y discursos para mantenerse unido, los demócratas se han basado en el evidente interés propio de sus aliados. Al igual que la película «Jerry McGuire», su grito de batalla es «muéstrame el dinero».
Las coaliciones se crean sobre el principio de que un grupo apoyará los objetivos de otro grupo, siempre que haya reciprocidad.
Los abogados litigantes, los sindicatos, los activistas ambientales, los activistas raciales y los activistas sexuales y de género se han sentido cómodos siendo parte de una gran coalición. No requieren unanimidad de pensamiento o palabra. Requieren algún reparto mutuo del botín del gobierno.
Los republicanos de todos los días tienden a ser el partido de la libre empresa, las pequeñas empresas y las personas que solo quieren que las dejen en paz. No suelen tener una apreciación real del poder de los billones de dólares en gastos que mantienen unida a una coalición libre de principios, pero cohesionada por la codicia por los dólares de los impuestos.
Entonces, visto desde los valores e intereses de la izquierda, Biden ha sido un presidente destacado. No es inepto ni incompetente. Está ejerciendo fielmente la agenda liberal. Está gastando mucho más en el medio ambiente que cualquier presidente anterior. Está invirtiendo dinero en contratos sindicales y cambiando reguladores y agencias gubernamentales para favorecer a los sindicatos y socavar la gestión.
Está invirtiendo dinero en los bolsillos de los sindicatos de docentes e impulsando los valores en los que más creen. Ha utilizado el Departamento de Justicia para proteger a sus aliados y hostigar a los estadounidenses conservadores.
Ha llenado su administración con defensores de estilos de vida radicales y políticas absolutistas extremas.
La política exterior y la agenda de seguridad nacional de la administración Biden tampoco son debilidades para la izquierda. No quieren una América fuerte que intimide al resto del mundo (como lo describiría su cosmovisión).
Finalmente, los altos precios de la gasolina perjudicaron a los trabajadores estadounidenses. Solo los exorbitantes costos los empujará a comprar autos eléctricos.
Los republicanos pueden tener razón sobre las debilidades de Biden en una elección general, pero claramente están subestimando la fuerza del presidente en su propio partido.
De Gingrich360.com
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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