El presidente Trump está liderando el cambio del paradigma de Oriente Medio

Por Brian Cates
20 de septiembre de 2020 2:18 PM Actualizado: 20 de septiembre de 2020 2:18 PM

Opinión

En una jugada sorprendentemente inesperada, el presidente Donald J. Trump ha puesto en marcha la última semana no uno, sino dos acuerdos de paz históricos entre Israel y dos naciones árabes: los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin.

Justo antes de la firma de estos tratados en la Casa Blanca, el presidente Trump declaró que otros cinco países estaban en negociaciones avanzadas con su administración para establecer sus propios acuerdos de paz con la nación judía.

«Estamos muy avanzados con otros cinco países», declaró Trump mientras se sentaba junto al presidente israelí Benjamin Netanyahu minutos antes de que la ceremonia de firma se pusiera en marcha.

En 25 años no se había alcanzado ningún acuerdo de paz importante entre Israel y una nación árabe. Tras los primeros Acuerdos de Oslo en 1993, el primer ministro israelí Yitzhak Rabin firmó en 1995 el segundo tratado de los Acuerdos de Oslo con el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yassir Arafat.

Las esperanzas de paz se vieron frustradas cuando Arafat finalmente se retiró del acuerdo, convencido de que podría forzar más concesiones de Israel reanudando las violentas manifestaciones de la «intifada» en lugar de continuar con las negociaciones.

El escenario inevitable que de repente no es tan inevitable después de todo

Durante más de 20 años, el escenario más aceptado para Oriente Medio según los expertos de los think tanks de Washington y del Pentágono ha sido que Irán, bajo los mulás, obtendría inevitablemente armas nucleares. Tal estado nuclear, respaldado por Rusia y China, obtendría instantáneamente una creciente influencia en la región. Y eso iba a ser un inmenso problema para el resto del mundo.

En palabras de James Hackett, del Washington Times, en su serie «Iran in Focus» en 2006:

«Algunos observadores preguntan, ¿por qué no dejar que Irán se vuelva nuclear? La respuesta es que las armas nucleares en manos de los mulás serían la combinación más peligrosa desde los albores de la era nuclear: un estado con armas nucleares y misiles balísticos dirigido por fanáticos religiosos. Sería una seria amenaza para la paz mundial y para la supervivencia de los 6 millones de personas, tanto judíos como árabes, que viven en Israel».

Los líderes de Irán han declarado muchas veces abiertamente su intención de utilizar cualquier arma nuclear que adquieran contra la nación de Israel. Aunque algunos consideran que tales pronunciamientos genocidas son solo un farol que hay que ignorar, otros, especialmente la propia nación de Israel, se toman estas amenazas muy en serio.

Más allá de representar una amenaza muy inminente para Israel, si Irán tuviera éxito en su objetivo de obtener armas nucleares, el desequilibrio de poder resultante permitiría a los mulás intimidar a sus vecinos no nucleares con todo tipo de concesiones que de otro modo serían inaceptables.

Dada la cantidad de problemas que Irán ha causado al mundo desde el derrocamiento del sah en 1979, no hace falta mucha imaginación para ver cuánto caos podría propagar Teherán a nivel mundial como potencia nuclear.

Incluso como nación no nuclear, Irán ha desarrollado extensas redes criminales en todo el mundo. Hasta ahora ha tenido mucho éxito en el uso de sus redes de terror, drogas, armas y trata de personas para influir en acontecimientos que se producen mucho más allá de sus fronteras, así como para obtener ingresos lucrativos.

La premisa que ha inspirado todas las hipotéticas situaciones de amenaza en Oriente Medio durante los últimos 20 años ha sido que la obtención de armas nucleares por parte del Irán era inevitable, y lo mejor que se podía esperar era retrasar un par de años el programa nuclear iraní. Ese fue el objetivo declarado del Acuerdo con Irán, elaborado por el expresidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden.

Para contrarrestar el inevitable paraguas nuclear iraní que cubriría toda la región, el Pentágono, los contratistas de defensa, los grupos de presión y los expertos en política exterior previeron una creciente presencia militar de EE.UU. y de Occidente en la región del Golfo.

Sí, se había asumido durante décadas que solo una coalición liderada por Estados Unidos podía ser un eficaz contrapeso a un Irán nuclear, porque las naciones locales serían incapaces de ofrecer una disuasión real a la agresión iraní. Al igual que en la Guerra del Golfo Pérsico de 1990, y luego en la posterior Guerra de Irak, que comenzó en 2003, se propuso que Estados Unidos debía estar siempre a la cabeza, o no se podría lograr nada.

Pero ahora parece que no solo no se va a permitir que Irán se vuelva nuclear mientras Trump esté al mando, sino que hay una potencia en ascenso en la región que puede asumir el papel de contrarrestar a Irán.

Una fuerza militar multinacional de la Liga Árabe es ahora una alternativa viable

En vez de que las fuerzas militares externas lideradas por los Estados Unidos tengan que contrarrestar el eje iraní, ruso y chino, ahora hay un nuevo actor local en el campo de juego que puede proporcionar el contrapeso necesario en Oriente Medio. Es una fuerza militar multinacional compuesta por más de 20 naciones árabes e islámicas.

En 2016, durante los ejercicios militares del Trueno del Norte, estas naciones aliadas ya estaban entrenando a unos 350,000 soldados para coordinar y trabajar conjuntamente en operaciones marítimas, aéreas y terrestres. Estaban haciendo este intenso entrenamiento multifacético como preparación para atacar y destruir el califato de ISIS.

Es una idea errónea muy extendida decir que fueron las fuerzas estadounidenses las que lideraron la destrucción de ISIS. Eso no es lo que realmente ocurrió.

El comandante en jefe Trump ha estado reduciendo el número de tropas de EE.UU. en Siria, Irak y Afganistán durante algún tiempo. Los que se quedan están en un papel de apoyo o de asesoramiento solamente. Fueron los comandos de la Liga Árabe, ahora completamente entrenados y armados, de esta nueva fuerza multinacional, los que fueron casa por casa contra ISIS en lugares como Raqqa y Mosul, no las tropas estadounidenses.

Esta fue la primera prueba dura para esta nueva fuerza, y se hizo el trabajo y ahora está listo para asumir el papel de proporcionar seguridad para sus propias patrias. Lo que significa que los Estados Unidos y otros pueden ahora partir.

Lo que esto significa para el pantano

El desarrollo completamente imprevisto de una fuerza multinacional árabe que, en alianza con Israel, se encargue de la seguridad de la región del Golfo Pérsico, va a tener consecuencias financieras muy graves para muchas personas tanto en Washington como en el Pentágono. Esto se debe a que muchas personas que pertenecen a las élites políticas y militares han apostado todo por una amenaza nuclear de Irán y el correspondiente aumento de las fuerzas militares de los Estados Unidos.

Aquellos que invirtieron años de tiempo y millones (si no miles de millones de dólares) en base a la expansión esperada de la huella militar de los EE.UU. en la región del Golfo no están contentos con el rumbo repentino e inesperado de las cosas.

Un enorme cambio de paradigma está en marcha, y aquellos que han invertido mucho en el viejo paradigma, tanto filosófica como financieramente, de repente se despiertan y se dan cuenta de que el terreno sobre el que están parados se mueve en una dirección que no esperaban ni planificaban, y que ciertamente no les gusta.

La paz en Oriente Medio de esta manera será un desastre absoluto para algunos. Estoy seguro que si pudieran, las élites del establishment de Washington en el Congreso, en la industria de defensa, en el Pentágono, e incluso dentro de la misma Casa Blanca habrían hecho todo lo posible para tratar de sabotear estas múltiples negociaciones de paz apenas se hubieran enterado de ellas.

Y esa es la clave. Nadie en el pantano de D.C. podía evitar que estos tratados se hicieran porque nadie fuera del círculo de Trump sabía sobre estas negociaciones secretas hasta que fue demasiado tarde.

Dentro del círculo íntimo de Trump no hay fugas reales, y no las ha habido desde hace tiempo. Esa es la única manera a través de la cual el presidente Trump y su confiable mano derecha, el yerno Jared Kushner, han estado llevando a cabo todos los acuerdos, que solo han salido a la luz en las últimas semanas, como el acuerdo económico entre Serbia y Kosovo, o el acuerdo sobre el petróleo kurdo.

La élite política y militar del establishment, que tiene sus propios objetivos, no puede detener lo que se está fraguando ahora porque simplemente no pueden averiguar lo que el presidente Trump está haciendo, ya que cuando se enteran ya es demasiado tarde.

Y eso es algo hermoso.

Brian Cates es un escritor radicado en el sur de Texas y autor de «Nobody Asked For My Opinion …. But Here It Is Anyway!» (Nadie me pidió mi opinión… ¡pero aquí está de todos modos!) Se lo puede encontrar en Twitter en @drawandstrike.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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