El problema de Argentina es el socialismo, no Milei

Por Daniel Lacalle
21 de agosto de 2023 12:55 PM Actualizado: 21 de agosto de 2023 8:33 PM

Comentario

El Banco Central de la República Argentina no tiene que devaluar el peso por la victoria de Javier Milei en las primarias presidenciales. El Banco Central y el Gobierno peronista llevan años devaluando el peso y hundiendo la moneda. Debe devaluarlo porque el banco central se ha quedado sin reservas.

Argentina no se enfrenta a una amenaza «antisistema» o de «extrema derecha». La nación ya tiene un gobierno de extrema izquierda y antisistema. Las políticas monetarias y fiscales extractivas y confiscatorias del Socialismo del Siglo XXI abanderado por la peronista Fernández de Kirchner. Esa es la llamada política monetaria «inclusiva», como la catalogó Axel Kicilloff, exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner.

La política peronista de máximo intervencionismo e irresponsabilidad fiscal y monetaria ha destruido Argentina y ha dejado al banco central sin reservas.

El peso ha perdido más del 90% de su valor frente al dólar estadounidense desde que Alberto Fernández llegó al poder, y la inflación en Argentina supera ya el 110 % anualizado, con el 39% de la población viviendo en la pobreza.

En los años de los gobiernos del «Socialismo del Siglo XXI» de Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, el aumento totalmente descontrolado de la base monetaria arrasó con la moneda local. El gobierno de centro-derecha de Macri, que asumió brevemente entre Kirchner y Fernández, cometió el error de pensar que medidas graduales y blandas podrían frenar la espiral inflacionaria, especialmente porque no consideró la evidencia de la bomba de tiempo dejada por Fernández de Kirchner en futuros compromisos de emisión monetaria vía deuda de corto plazo a tasas muy altas acumuladas en el banco central (las Leliq, Lebac y Pases). Esta deuda remunerada por el banco central creció en USD 22,000 millones equivalentes durante los años de Cristina Fernández de Kirchner. El gobierno de Macri la redujo en USD 26,000 millones. Estas emisiones de deuda «remunerada» del banco central son futuros aumentos de la base monetaria e inflación garantizada.

El gobierno de Alberto Fernández dejó una bomba de tiempo de Leliq y Pases que supera el 12% del PBI. Así, una gigantesca devaluación del peso está garantizada, ya que los pasivos del Banco Central superan varias veces sus reservas. Por eso el Banco Central debe devaluar.

Según los datos publicados por el Banco Central de la República Argentina en agosto de 2023, Argentina ha llevado a cabo el mayor experimento monetario de la región, solo superado por Venezuela. La base monetaria aumentó un 46.2 % anual, un 117.2 % en dos años y un 172 % en tres años. Sin embargo, la base monetaria, incluyendo depósitos y las mencionadas Leliq, se disparó un 392.6 % en tres años. Este desastre es el legado que dejó el gobierno de Fernández.

El peronismo abrazó el Socialismo del Siglo XXI e implementó el más dañino «cepo cambiario» que drena de reservas a los sectores exportadores y los obliga a convertir sus dólares a tipos de cambio ficticios. Se trata de un robo patrocinado por el Estado que ha destruido la entrada de nuevas reservas al país. En lugar de maximizar las reservas, esta política deTIENE el crecimiento de las exportaciones.

Con la reciente creación del llamado «dólar soja«, una tasa artificial para que los productores agropecuarios liquiden sus divisas, en Argentina hay más de 10 tipos de cambio.

¿Cómo puede un país tener 10 tipos de cambio frente a una moneda? La respuesta es sencilla: Todos esos tipos de cambio impuestos por el gobierno son formas de expropiación de la riqueza para confiscar los dólares de los exportadores y ciudadanos a un tipo de cambio irreal.

El gobierno expropia a los receptores de dólares estadounidenses con un cambio contra el peso que el propio gobierno no encontraría en ninguna transacción en el mercado abierto.

Esta locura monetaria financia el gasto político descontrolado, ya que el Estado argentino no puede financiarse vía deuda porque no hay confianza en su solvencia como emisor al haber incumplido en varias ocasiones.

No hay demanda real, local ni mundial de pesos, porque los inversores y los ciudadanos saben que el gobierno seguirá imprimiendo moneda sin control.

En Argentina, en el 57% de las provincias, el empleo estatal es mayor que el privado. El Estado aumenta el gasto público más que la recaudación impositiva y la inflación, y lo financia imprimiendo más pesos, lo que genera más pobreza y mayor inflación. Mientras tanto, la tributación implementada por los gobiernos peronistas es una de las más confiscatorias de la región, alcanzando el 106% de sus ganancias para una pequeña y mediana empresa que paga todos sus impuestos, según el informe Doing Business.

Así, el gobierno promete enormes subsidios en una moneda que pierde valor constantemente y se presenta como la solución al problema creado por sus propias políticas fiscales y monetarias. El peronismo «regala» dinero que se imprime masivamente y no tiene valor. El resultado son 18 millones de ciudadanos pobres.

Muchos grandes economistas argentinos han analizado en detalle la importancia de dolarizar para terminar con esta espiral de incentivos perversos que lleva al gobierno a hacer más dependientes a los ciudadanos emitiendo una moneda sin valor ni demanda. Desde Nicolás Cachanosky hasta Steve Hanke y muchos otros, nos recuerdan que Ecuador, Panamá y El Salvador dolarizaron con éxito.

El problema de Argentina no es la dolarización, sino la evidencia de que la nación tiene una moneda inviable y fallida. Argentina ya está dolarizada en gran parte porque los ciudadanos huyen de la moneda local.

¿Por qué el peso es una moneda sin valor? Porque el gobierno y el banco central han estado aplicando su propia teoría monetaria moderna bajo la idea de que los problemas del país pueden resolverse emitiendo más moneda. Tras años de destrucción monetaria, la demanda mundial y nacional del peso está en mínimos históricos.

El peso es, de nuevo, en 2023, una de las peores monedas del mundo frente al dólar estadounidense, mientras que el aumento de la base monetaria del banco central de Argentina es de un demencial 46% en lo que va de año. Algunos se preguntan por qué la inflación supera el 100%

No, Argentina no se enfrenta a un abismo si el señor Milei llega a la presidencia. Argentina, un país rico, con un enorme potencial, ya está en el abismo.

Al igual que el chavismo en Venezuela, los gobiernos peronistas han destruido la moneda y el tejido productivo para impulsar el gasto político y convertir al país en un baldío económico donde se confiscan los salarios y ahorros de los ciudadanos a través de altos impuestos directos e indirectos y el impuesto inflacionario. .

El Sr. Milei quiere poner fin a esta locura monetaria y fiscal con políticas que no son radicales sino lógicas. Detengan la loca monetización del gasto público, pongan fin a las peligrosas medidas inflacionarias del banco central, dolaricen, reduzcan el gasto político excesivo, reduzcan los impuestos, abran la economía y permitan que el libre comercio y la inversión regresen a Argentina.

Algo está muy mal en el mundo desarrollado cuando algunos consideran a Milei un radical peligroso y no dicen nada sobre el radicalismo implementado durante los años por parte de Fernández-Kirchner.

Argentina debe implementar políticas fiscales y monetarias serias para alcanzar su enorme potencial. Las propuestas del Sr. Milei no son antisistema, más bien son pro-lógicas.

El problema de Argentina no es el señor Milei. El problema es que los hacedores de política argentinos han implementado, punto por punto, las políticas fiscales y monetarias que exigen muchos partidos “progresistas”.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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