Opinión
Como informó The New York Times Magazine en ese momento, el objetivo de Joe Biden era transformar la economía desde el principio: “El equipo de Biden quiere transformar la economía. En realidad». Casi dos años y medio después, el daño y el caos de ese proceso de transformación son obvios: Una inflación alta continua (especialmente en los precios de la energía, los alimentos y la gasolina), tasas de interés en aumento, predicciones de recesión, una economía estancada, ahorros individuales agotados, deudas de tarjetas de crédito altísimas y otros indicios de estanflación y recesión.
¿Quién se ha beneficiado de la economía de Biden? Los estafadores del Green-New-Deal se benefician de los gigantescos subsidios fiscales y el gasto federal en la transición de la economía estadounidense de fuentes de energía de hidrocarburos a fuentes «limpias», especialmente energía solar y eólica.
Los chinos comunistas están felices de beneficiarse de las políticas económicas de Biden, que en última instancia exigen y subvencionan productos ecológicos de empresas chinas a expensas de las empresas estadounidenses que producen y utilizan hidrocarburos.
Examinemos el asunto.
La economía de Biden
El plan económico de Biden fue el reverso del plan de Trump: Este último enfatizaba la baja inflación lograda a través de la independencia energética de EE.UU. y los impuestos y regulaciones federales moderados. Biden asumió el cargo cuando la pandemia de COVID-19 estaba terminando, con el equilibrio macroeconómico siendo “exceso de demanda y poca oferta”. La demanda fue creada por los proyectos de ley de estímulo federal aprobados en 2020, incluida la Ley CARES de USD 2.2 billones (marzo), el Programa de protección de cheques de pago y la Ley de mejora de la atención médica de USD 483,000 millones (abril) y la Ley de asignaciones consolidadas de USD 920,000 millones (diciembre). La pandemia en sí misma creó problemas en la cadena de suministro prácticamente en todos los ámbitos.
El programa económico de Biden tenía la intención de capitalizar las circunstancias únicas (caos y miedo) creadas por la pandemia para implementar una transformación radical de la economía estadounidense. Como se señaló aquí, Biden prometió esto durante su campaña de 2020: “Realmente creo que, si hacemos esto bien, tenemos una oportunidad increíble no solo de salir de esta crisis, sino de transformar fundamentalmente el país”.
Posteriormente, los demócratas en el Congreso aprobaron y Biden firmó un proyecto de ley de gastos de USD 1.9 billones mal llamado «El Plan de Rescate Estadounidense». Este proyecto de ley aumentó la demanda al mismo tiempo que desalentaba el trabajo a través de los beneficios federales directos para las personas (y la dependencia del gobierno para obtener ingresos), las continuas interrupciones de la cadena de suministro y la escasez de suministros, el agotamiento de las cuentas de ahorro individuales y el aumento de los saldos de deuda de las tarjetas de crédito del estadounidense promedio, dando lugar a los niveles históricos de inflación experimentados en Estados Unidos en 2022.
Quizás los elementos más dañinos del plan económico de Biden involucran los esfuerzos para hacer la transición de la economía estadounidense de fuentes de energía de hidrocarburos a fuentes «verdes y limpias» como la eólica y la solar a través de regulaciones federales y subsidios bajo el «Nuevo Acuerdo Verde» propuesto por los demócratas. Las promesas de campaña de Biden (¿metida de pata?) fueron un presagio. Desde septiembre de 2019: “Te garantizo que vamos a acabar con los combustibles fósiles”. Las acciones posteriores de Biden en el cargo incluyeron eliminar proyectos de oleoductos, negarse a otorgar arrendamientos petroleros, negarse a aprobar permisos de perforación y limitar la capacidad de financiamiento de las empresas de energía.
Las políticas verdes de Biden
Los subsidios federales y las regulaciones federales forman la base de las políticas verdes de Biden que sustentan su plan económico. La mayor parte de la financiación federal para proyectos verdes se logró y se vendió políticamente bajo la apariencia de la «Ley de Reducción de la Inflación» de USD 430,000 millones, que se aprobó según las líneas del partido en agosto de 2022. El Washington Post desveló el pastel en abril de 2023 con este extracto de un artículo: «La ley de gastos climáticos del año pasado, llamada Ley de Reducción de la Inflación… » ¡Hasta aquí llegó la «reducción de la inflación”!
Las regulaciones son un arma principal en el arsenal de la administración Biden para forzar la transformación ecológica de la economía estadounidense. En agosto pasado, Biden emitió “Instrucciones de implementación para la Orden Ejecutiva 14057, Catalizar industrias y empleos de energía limpia a través de la sustentabilidad federal”. La EO 14057 fuerza tecnologías de energía verde insostenibles en el gobierno federal y, posteriormente, en toda la economía de EE.UU. que conducirá al desplazamiento de todas las fuentes de energía de hidrocarburos de Estados Unidos bajo el «Plan Federal de Sostenibilidad» de Biden.
Un esfuerzo regulatorio clave de arriba hacia abajo consistente con esa EO es exigir a las corporaciones que se adhieran a los llamados requisitos de informes ambientales, sociales y de gobierno (ESG) en sus divulgaciones financieras periódicas a la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. En un comunicado de prensa del año pasado, la SEC «propuso enmiendas a las reglas y formularios de informes para promover información consistente, comparable y confiable para los inversores sobre la incorporación de factores ESG por parte de fondos y asesores». Las empresas se verían obligadas a cumplir con los requisitos ambientales de izquierda para los planes de gestión de riesgos climáticos, y el incumplimiento podría resultar en multas y sanciones en el futuro si se implementan estas pautas de la SEC.
Al demostrar un compromiso continuo con la implementación de medidas radicales de monitoreo del cumplimiento de ESG, Biden emitió su primer veto el 20 de marzo de 2023 para proteger la capacidad del gobierno federal de monitorear y regular los mandatos de ESG, “deteniendo un esfuerzo liderado por los republicanos para anular una ley federal que permite a los asesores de planes de jubilación tener en cuenta los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG)”.
Reglamentos de la EPA
Un esfuerzo regulatorio clave para obligar a los estadounidenses a alejarse de las fuentes de energía de hidrocarburos han sido las reglas cada vez más estrictas de la EPA que rigen las emisiones de las centrales eléctricas y los vehículos. Como informó The Epoch Times el 11 de mayo, “la Agencia de Protección Ambiental (EPA) reveló sus reglas más estrictas para la energía producida con gas natural, carbón y petróleo que podrían estimular el uso de tecnologías de captura de carbono… para inducir a las centrales eléctricas estadounidenses a impulsar el uso de ciertas tecnologías, incluida la combustión conjunta de combustibles fósiles con lo que denomina hidrógeno de bajo contenido en gases de efecto invernadero (GEI) y, en particular, la captura, secuestro y almacenamiento de carbono”.
La EPA también ha apoyado las nuevas reglas de emisiones de California que eliminarán el uso de camiones diésel con el tiempo. Como informó ABC News el 31 de marzo, la decisión de la EPA le “permite a California exigir a los fabricantes de camiones que vendan un número cada vez mayor de camiones de cero emisiones durante las próximas dos décadas. La regla se aplica a una amplia gama de camiones, incluidos furgones, semirremolques e incluso grandes camionetas de pasajeros”.
No solo la EPA
Al pasar por el aro de la OE 14057 de Biden, otras agencias federales también están impulsando fantasías ecológicas.
En una audiencia del Comité de Asignaciones del Senado el 3 de mayo de 2023, el senador John Kennedy (R-La.) obtuvo del subsecretario de Energía David Turk una estimación de «billones de dólares» necesarios para implementar los objetivos de neutralidad de carbono de Biden en Estados Unidos para 2050 (ver vídeo aquí).
En abril de 2022, el Departamento de Energía prohibió efectivamente las bombillas tradicionales al cambiar arbitrariamente las reglas sobre la eficiencia de las bombillas.
La Comisión de Seguridad de Productos de Consumo de EE.UU. propuso prohibir las estufas de gas el mes pasado, según el Daily Caller.
Reflexiones finales
La China comunista es un beneficiario clave de la política económica de Biden, particularmente en lo que respecta a las exportaciones de tecnología verde, y la política de EE.UU. no cambiará en el corto plazo. El subsecretario del Tesoro de Estados Unidos para Asuntos Internacionales, Jay Shambaugh, hizo la siguiente declaración en una entrevista reciente con Bloomberg: “Estados Unidos no busca desvincularse de China. No buscamos limitar el crecimiento de China. Esos no son nuestros objetivos estratégicos”.
La actual transformación de la economía estadounidense en una distopía ecológica por parte de la administración Biden incentiva aún más la importación de tecnologías ecológicas fabricadas en China y agrava el déficit comercial entre Estados Unidos y China, ya que este país es el mayor productor mundial de vehículos eléctricos, baterías de litio y paneles solares.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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