El próximo ‘Pearl Harbor iraní’

Por Peter Huessy
27 de diciembre de 2019 8:14 PM Actualizado: 27 de diciembre de 2019 8:26 PM

Comentario

La dictadura iraní podría estar perdiendo el control del poder. Consecuentemente, su estrategia histórica de ataques continuos, pero de bajo nivel, contra los intereses americanos en Oriente Medio puede estar cambiando a algo más peligroso. El régimen iraní podría estar tan desesperado que estaría planeando un ataque excepcional, un Pearl Harbor iraní, para inducir a los Estados Unidos a resolver los asuntos en gran parte en términos iraníes, incluyendo la reincorporación del acuerdo nuclear de 2015, conocido como el Programa de Acción Integral Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) y el fin de las sanciones económicas a la economía del régimen.

Como explicó recientemente el jefe del CENTCOM, los mulás y el poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC) han participado históricamente en actos de terrorismo encubierto para provocar a Estados Unidos a una acción militar directa contra Irán. Los mulás dirigen la atención de los medios de comunicación a la agresión «no provocada» del «Gran Satán» para desviar la atención del horrible historial de violación de derechos humanos de Irán, la naturaleza terrorista y la creciente inestabilidad del régimen, todo eso mientras Teherán se declara inocente.

Por ejemplo, a principios de este año se sospechó que Irán atacó a un avión teledirigido estadounidense en el espacio aéreo internacional e interfirió con el transporte marítimo internacional. Irán negó la responsabilidad y cuando esos ataques no provocaron represalias ni cambiaron la política de sanciones de Estados Unidos, los iraníes entonces hicieron un ataque encubierto con misiles y aviones no tripulados en contra de las instalaciones petroleras sauditas y usaron su representante Hamás para lanzar ataques con misiles contra Israel.

A pesar de eso, como respuesta, Estados Unidos se abstuvo de usar directamente el poder militar contra Irán. En su lugar, Estados Unidos aumentó las sanciones económicas contra más malos actores iraníes y mejoró la presencia militar estadounidense en la región, particularmente aumentando las defensas de misiles de Estados Unidos y sus aliados.

Esa trampa iraní ya no funciona. Y al contrario de lo que muchos críticos de la actual administración estadounidense han sostenido, que una política de «máxima presión» sería contraproducente y uniría al pueblo iraní en contra de Estados Unidos, ha ocurrido lo contrario.

Internamente, el régimen iraní es débil y puede estar próximo a su fin.

En respuesta a los disturbios en más de cien ciudades, las fuerzas de seguridad de matones de los mulás han asesinado a miles de manifestantes y opositores del régimen, han encarcelado a otros miles, y golpeado y violado a muchos de ellos. También han estallado manifestaciones similares contra el régimen en Irak y Líbano, dirigidas específicamente a las milicias y fuerzas de seguridad iraníes locales. La principal demanda de los manifestantes en Irán es que el régimen de los mulás renuncie, detenga sus actividades terroristas en el extranjero y ponga fin a la corrupción masiva en el país.

A pesar de estos peligrosos acontecimientos internos, los mulás aparentemente todavía creen que pueden sacar un conejo diplomático del sombrero del caos y convencer a Europa de que venga a su rescate. En particular, los mulás aparentemente piensan que si aumentan las amenazas, inducirán a Europa a presionar a los Estados Unidos para que retire sus sanciones económicas, o por lo menos proporcione algún tipo de sistema de solución.

Debemos recordar que aunque Irán se ha declarado inocente de los ataques a los aviones no tripulados estadounidenses y a la instalación petrolera saudita, ahora está declarando abiertamente su voluntad de atacar los intereses y aliados estadounidenses en el Medio Oriente, incluso hasta el punto de hacer una lista pública de la infraestructura y bases militares estadounidenses en la región que han atacado.

Dos respetados anteriores Secretarios de Defensa de los Estados Unidos, el Sr. Panetta y el general retirado Mattis, dieron recientemente un impulso a la idea de permanecer en el acuerdo de 2015. Ambos exfuncionarios dijeron en el Foro de Defensa Nacional de Reagan del 7 de diciembre de 2019 que se mantendrían en el acuerdo nuclear porque, en palabras del general Mattis, «funcionó».

Los anteriores jefes de defensa describieron el acuerdo nuclear como que ha «funcionado» basados únicamente en la estrecha suposición de que, en lo que respecta a la producción de combustible enriquecido, Irán supuestamente se ha adherido a los límites del acuerdo nuclear. Sin embargo, Panetta y Mattis admitieron en comentarios posteriores que el acuerdo de 2015 seguía siendo seriamente deficiente ya que ignoraba el de Irán en: 1) La expansión de la producción de misiles; 2) El apoyo financiero y de armamento a los grupos terroristas rebeldes; 3) Las violaciones masivas de los derechos humanos; 4) Los ataques en serie al transporte marítimo internacional, incluyendo los petroleros; y 5) El ataque a la estabilidad económica internacional al lanzar ataques con misiles contra una instalación Saudí productora de petróleo.

Además, los críticos que conocen el JCPOA han explicado claramente que el acuerdo no «funciona». Como reveló el expediente iraní presentado por los israelíes, Irán no tenía intención de firmar contra la proliferación nuclear, sino que había adoptado lo que los israelíes llamaron «una ruta de planeo de las armas nucleares».

Además, a pesar de los límites del uranio enriquecido planteados en el acuerdo, los iraníes nunca adoptaron alguna transparencia para todas sus actividades de armas nucleares. Esto es especialmente cierto en el renovado trabajo en la planta de investigación en Fodrow, de la que se sospechaba que tenía actividad con armas nucleares pero que los iraníes negaron durante mucho tiempo. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de las Naciones Unidas determinó ahora que el trabajo con armas nucleares prohibidas continúa en Fodrow.

Aún más importante que la transparencia fue la negativa inmediata del Irán, poco después de que se firmara el JCPOA, para acatar el puntal central del acuerdo nuclear: revelar todos los trabajos militares relacionados con las armas nucleares que había emprendido, incluidas las actividades iniciadas después de la breve pausa de 2003.

Aunque el OIEA finalmente le dio el visto bueno a Irán, Washington no se debería hacer ilusiones creyendo que el trabajo previo de Irán en materia de armas nucleares se puede ignorar de forma segura. Después de todo, muchos miembros del Congreso y un número creciente de aliados europeos creen ahora que el acuerdo nuclear está muerto por esa misma razón.

De hecho, un anterior partidario del JCPOA, el el almirante Stravidis, exjefe de la OTAN, hizo eco de este punto de vista cuando recientemente se dirigió ante una conferencia de seguridad europea, explicando que el acuerdo nuclear con Irán estaba «muerto» y no se iba a revivir.

Por lo tanto, podrían haber dos resultados positivos posibles. Primero, Estados Unidos y sus aliados europeos podrían negociar un nuevo acuerdo nuclear con Irán que ponga fin a las ambiciones nucleares de este país. O segundo, Estados Unidos podría trabajar para cambiar el régimen, o quizás ver ella caída del régimen por su propio pueblo, millones de los cuales se están manifestando y están aumentando, y así terminar con las ambiciones nucleares de Irán de una vez por todas.

En cualquier caso, deberíamos apretar aún más las tuercas de la economía a los mulás iraníes y sus activos, al tiempo que ayudamos a los manifestantes y opositores del régimen con el equipo de comunicaciones necesario y ayudarles con los fondos para seguir luchando contra el régimen en pánico.

Pero también hay una nueva tarea que debemos emprender a medida que el régimen iraní se desespera cada vez más. Debemos tomar todas las precauciones necesarias, más allá de las ya existentes, para protegernos contra lo que el historiador Victor Davis Hanson describió recientemente como una futura versión iraní de «Pearl Harbor». El temor es que un Irán desesperado no solo intensifique sus ataques como ha amenazado hacer, sino que busque dañar estrepitosamente a Estados Unidos hasta el punto en que se nos obligue a ceder a las exigencias del régimen iraní.

Debemos recordar que el jefe del IRGC advirtió recientemente que no solo podía atacar cualquier cantidad de instalaciones militares estadounidenses en el Golfo y el Medio Oriente, y que hace unos años también afirmó que conocía la ubicación exacta de los activos de infraestructura crítica dentro de los Estados Unidos, (según el informe sobre terrorismo del gobernador Gilmore de 1997). Si se destruyeran varios de esos activos clave, Estados Unidos podría caer en una enorme depresión económica.

Por ejemplo, los posibles ataques iraníes podrían tener como objetivo infraestructuras como oleoductos y gasoductos, refinerías, buques cisterna, centros de transporte u otras instalaciones energéticas sensibles. La lista del IRGC también podría incluir un ataque terrorista a una gran reunión pública como un estadio deportivo, un sistema de metro o un gran centro comercial lleno de compradores en las festividades.

Irán está llegando al final de su camino. No sabe a quién recurrir. La vieja fórmula de provocar a los americanos y luego culpar al «Gran Satán» de sus problemas ya no resuena. Los europeos se están tambaleando por su aceptación de un débil e insostenible acuerdo nuclear del JCPOA. Y el pueblo iraní está demostrando claramente que quiere derribar el régimen totalitario iraní. ¡Más del 65% de la población es demasiado joven para recordar el día en que los mulás tomaron el poder!

En resumen, tal vez se esté planeando un ataque «Pearl Harbor» en Teherán mientras escribo esto. Irán no es un país que simplemente se pueda considerar una nación normal con la que se puedan hacer negocios normales, incluyendo la negociación de un nuevo acuerdo nuclear.

Sin duda alguna, los ataques militares y terroristas iraníes han aumentado desde el acuerdo nuclear de 2015. Los 150.000 millones de dólares de fondos en depósito que se devolvieron a los mulás como parte del JPOA se utilizaron para expandir su «caos» regional, y de ninguna manera para atender las necesidades de su pueblo.

Tal como están las cosas ahora, los partidarios del acuerdo nuclear no pueden prometer de manera creíble que va a cambiar repentinamente el estado actual de las cosas si nos volvemos a comprometer con el JCPOA. Y pocos partidarios del mismo nos podrían asegurar que hay una posibilidad razonable -después de cualquier acuerdo futuro que firmen los mulás- que Irán no permanecerá en la misma ruta de planeo hacia una capacidad de armas nucleares de la que los israelíes nos advirtieron primero.

En esta coyuntura, la mejor estrategia de los Estados Unidos es fortalecer la política de máxima presión sobre Irán. Y como solían decir en el viejo oeste cuando veía un ataque inminente: «Mantengan su pólvora seca, muchachos».

Peter Huessy es el presidente de Análisis Geo-estratégico de Potomac, Md., una empresa consultora de defensa y seguridad nacional. 

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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