Opinión
A estas alturas, todos hemos oído hablar de la agenda del «Gran Reinicio» que emana de los fanáticos tecno-autoritarios en el Foro Económico Mundial. Pero a día de hoy, aún no se ha materializado.
Mañana, por supuesto, será otro día.
¿Qué tipo de impactos económicos debemos anticipar de las interrupciones de la cadena de suministro que estamos experimentando actualmente?
¿Deberíamos esperar un regreso a algo que, al menos, parezca más normal a medida que la pandemia disminuye?
Desafortunadamente, no es probable que suceda eso. De hecho, el viaje puede volverse mucho más accidentado de aquí en adelante.
Los trastornos de 2022 serán aún peores
Según observadores económicos como Richard Martin, director gerente de IMA Asia, las interrupciones de la cadena de suministro que vimos en 2020 y 2021 serán «eclipsadas» por las que vendrán más adelante este año. La producción de las fábricas chinas se ha desacelerado debido a los confinamientos, al igual que el transporte marítimo, lo que hace que los buques de carga sufran atrasos en sus entregas.
Martin prevé una perspectiva bastante sombría para la economía global a medida que vaya avanzando el año. Señala que, además de la draconiana política de bloqueo de “tolerancia cero” del Partido Comunista Chino (PCCh) con respecto al virus del PCCh, la guerra en Ucrania está echando leña al fuego de la cadena de suministro. Esto es ampliamente relevante para la Unión Europea (UE), que depende de Ucrania para aproximadamente una cuarta parte de sus importaciones de cereales y aceites vegetales, incluida casi la mitad de su maíz.
Es más que los cierres en China y la guerra en Ucrania, por supuesto, pero la reacción en cadena y el mayor impacto comienzan allí. Y la coordinación de las políticas exteriores de China y Rusia ciertamente no puede pasarse por alto. Es más que una coincidencia la coincidencia entre la invasión rusa a Ucrania y los cierres masivos de China que afectan a las principales regiones manufactureras.
Escasez de alimentos y desafíos europeos
No obstante, ambas políticas han provocado interrupciones en la cadena de suministro, lo que ha afectado a las economías occidentales y al suministro de alimentos del norte de África. Esto último es especialmente importante, ya que la escasez de alimentos, si no se aborda, podría desencadenar una inmigración masiva de la región del norte de África a Europa.
Europa ya está lidiando con un gran flujo de refugiados económicos que cruzan el Mediterráneo. Una avalancha de personas hambrientas agregaría cargas significativas a los gobiernos europeos. La hambruna es una amenaza real, ya que algunos gobiernos europeos ya están deteniendo las exportaciones de cereales.
Pero independientemente, las interrupciones en la cadena de suministro tendrán un impacto más profundo en el suministro de alimentos y energía en Alemania, que depende más que otros países de la UE, no solo del grano de Ucrania sino también del gas natural ruso.
Más presión se avecina a EE.UU.
Según Martin, eso es solo el comienzo de lo que veremos a medida que se avance este año.
Él cita grandes aumentos en las tasas de interés en Estados Unidos que agregarán lentitud a una economía impulsada por el consumidor que depende de las importaciones chinas y que ya está bajo presión, lo que tendrá un efecto adicional en una economía global ya desacelerada.
Pero es algo más que el aumento de las tasas de interés lo que sofocará la actividad económica en Estados Unidos. El impacto de la inflación ya se está sintiendo en la economía de consumo estadounidense. Y no son solo las clases medias y bajas las que están recortando gastos. Los más ricos también están gastando menos.
Otro factor que afecta a la economía de EE.UU. es el sentimiento negativo del consumidor, que se ve impulsado por las políticas y los acontecimientos nacionales e internacionales. La mayoría de los estadounidenses piensa que el país se está moviendo en la dirección equivocada y que la administración Biden está empeorando las cosas, no mejorándolas.
Desde los mandatos de vacunas hasta la inflación de alimentos, viviendas y combustibles, los estadounidenses están enojados por la dirección del país. El fracaso de la administración Biden para disuadir la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin solo agrega sal al sentimiento de desconfianza de los estadounidenses hacia la administración.
Un impacto global es inevitable
No sorprende que Martin no sea el único observador experto que ve grandes problemas para la economía global. Muchos otros ven tendencias negativas similares en el horizonte.
El economista especializado en comercio Vincent Stamer, del Instituto de Economía Mundial de Kiel, por ejemplo, también prevé grandes problemas en la segunda mitad de este año para la UE y la economía mundial.
Los cuellos de botella de suministro de piezas integrales de automóviles tan simples como los ensamblajes de cables eléctricos para los fabricantes de automóviles alemanes o el gas de neón utilizado en la producción de semiconductores se fabrican exclusivamente en Ucrania, y ese país produce el 50 por ciento del gas de neón purificado del mundo.
En términos de impacto global, las interrupciones en el suministro de las exportaciones de materias primas de Rusia tendrán un impacto aún más profundo en la economía mundial. Más de 2100 empresas estadounidenses y 1200 europeas confían en, al menos, un proveedor exclusivo o casi exclusivo con sede en Rusia. Esos números se disparan a 300,000 cuando se cuentan los proveedores indirectos.
Las consecuencias son que las interrupciones de la cadena de suministro empeorarán en el futuro cercano. Incluso las interrupciones y la escasez masivas pueden convertirse en la norma antes de finales de 2022.
Mark Manduca, director de inversiones de GXO Logistics, está de acuerdo con esta evaluación. En una entrevista reciente en Bloomberg, señaló que la inflación y las tasas de interés tienen un riesgo alcista definido, y los efectos de ambos, así como el deterioro de las cadenas de suministro, empeorarán a medida que avancemos en la segunda mitad de este año.
¿Es esto parte del reinicio?
En otras palabras, la economía, nuestras vidas y los tiempos están a punto de volverse más difíciles. La lógica es simple pero convincente. Cuando los inventarios comiencen a agotarse, ocurrirá escasez y los precios aumentarán, tal vez incluso de manera bastante drástica.
No hay misterio allí. Pero, ¿Cuántos de estos efectos esperaban Beijing y Moscú?
Al momento de escribir este artículo, China estaba confinando a las personas en sus apartamentos en Shanghai y tomando otras medidas extremas en las principales áreas metropolitanas y de fabricación, como Guangzhou en el sur y Jilin en el norte, donde se encuentran muchas fábricas de automóviles. Los bloqueos totales se ordenan con el pretexto de una política de “tolerancia cero” destinada a detener la propagación del virus del PCCh.
Pero, ¿es el virus lo que Beijing quiere detener? ¿O son las cadenas de suministro a Estados Unidos las que Beijing pretende minimizar?
¿Beijing agregará estímulos para reactivar la demanda interna de bienes que normalmente se exportarían a mercados extranjeros?
¿La anexión de Ucrania por parte de Rusia tenía como objetivo último interrumpir las cadenas de suministro en Occidente y más allá?
¿El PCCh le dará a Rusia más ayuda financiera para continuar por el camino actual, que puede dejar a las economías occidentales tambaleándose antes de fin de año?
Un «Sí» puede ser la respuesta a todas las preguntas anteriores.
Ciertamente, parece probable que estemos experimentando el comienzo de lo que parece ser un reinicio rápido y terrible de la economía global en términos muy diferentes.
¿O podría ser que un reinicio lleve a otro?
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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