Comentario
Muchos socialistas no entienden el socialismo, y muchas de las explicaciones comúnmente utilizadas, como el “Modelo nórdico”, se basan en la desinformación –y a veces en mentiras descaradas. Estas son algunas de las afirmaciones realizadas por los profesores de economía Robert Lawson y Benjamin Powell en su nuevo libro, «Socialism Sucks: Two Economists Drink Their Way Through the Unfree World» (“El socialismo apesta: Dos economistas se abren paso a tragos a través del mundo no libre”).
Lawson describió al libro como “el hijastro bastardo de Anthony Bourdain y Milton Friedman”. Dijo que querían un estilo con la energía y el entusiasmo de Bourdain, pero con sustancia genuina para explicar su premisa. En el libre, los escritores viajan por el mundo libre y del mundo socialista «no libre», y cuentan una historia de política a través de la calidad de la cerveza.
El libro comienza con algo cercano y querido por todos los partidarios del socialismo: el misterioso “Modelo nórdico” promocionado como esa tierra utópica al otro lado del mar. Así, los escritores comienzan su viaje por Suecia, y el libro deja claro con el título de su primera sección que el relato del “Modelo nórdico” es todo un engaño inteligente: “No socialismo: Suecia”.
“No es socialista”, dijo Lawson, y señaló que un sistema socialista, en su definición clásica, es aquel en el que los medios de producción son confiscados por el Estado y el trabajo, la tierra y el capital son propiedad “colectiva” del Estado. Si bien es justo decir que los “socialistas democráticos” desean este sistema de predominio estatal, el “Modelo nórdico” no lo representa de ninguna manera.
Lawson señaló que en Suecia, “tienen altos impuestos”, y que con esos impuestos brindan algunos servicios más de lo que brinda el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, señaló, “excepto por los impuestos, estructuralmente hablando, es el mismo tipo de economía que tenemos en Estados Unidos”.
“Es una economía de mercado”, dijo. “Es una economía de mercado privada con un montón de impuestos”.
Señaló que si los socialistas en Estados Unidos realmente quieren el “Modelo nórdico”, deberían tener claro lo que eso significa: impuestos un 50 por ciento más altos que en Estados Unidos para complementar una atención médica y una universidad gratuitas y con una eficiencia y estabilidad cuestionable.
Pero no es eso de lo que hablan los socialistas en Estados Unidos. De lo que están hablando no es del “Modelo nórdico”, dijo Lawson. Lo que quieren es un socialismo más completo, es decir, que “se apoderan de las fábricas, se apoderan de los hoteles, gestionan los restaurantes”.
“Eso es algo que se ha hecho en este mundo –y tenemos evidencia de cómo resultó–, pero eso no es lo que está haciendo Suecia”, dijo.
Por supuesto, hay diferentes elementos del socialismo. La economía es una parte, pero el socialismo también incluye políticas culturales como la política de identidad y políticas en el ámbito ideológico como su filosofía de lucha bajo los conceptos marxistas como la “teoría crítica” y la “tolerancia represiva”.
En Estados Unidos, sin embargo, los que exigen socialismo generalmente se refieren, en un nivel superficial, al sistema económico, mientras que sus otras formas funcionan como herramientas para callar el debate o fabricar clases enemigas “privilegiadas” para que sus partidarios luchen contra estas.
Propiedad del Estado versus propiedad privada
Aunque el socialismo se suele representar como una forma de quitarle el poder a las grandes empresas y de luchar contra la “codicia” y la “oligarquía”, no se deshace de las instituciones que dice eliminar, y mucho menos de los problemas morales dentro de esas instituciones.
El capitalismo es la capacidad de la gente independiente de participar en el comercio, mientras que el socialismo es el sistema de “capitalismo de Estado” en el que un régimen todopoderoso toma el control de las empresas y excluye a la gente común del libre mercado. Históricamente, las políticas socialistas de intervención estatal han conducido frecuentemente a la oligarquía, y el sistema suele verse empañado por la corrupción a medida que los pocos codiciosos transitan del mercado libre a una posición gubernamental.
“No es ni socialismo ni capitalismo”, dijo Lawson. “Es una especie de continuidad”. Muchos países han adoptado diferentes grados de socialismo en sus sistemas económicos, y esto se define por el grado de control e intervención del Estado, frente a lo que permiten en la propiedad privada.
Destacó que como profesor de economía, trabaja en el índice Libertad Económica del Mundo, que clasifica a los países en una escala de cero a 10, siendo 10 el más capitalista del mercado mundial. Y señaló que si bien Estados Unidos ocupa un lugar alto, también Suecia, que se encuentra “en el 25 por ciento superior de todos los países calificados”.
Cuando se trata de países en los que un gobierno posee y controla empresas y recursos, cuanto más controla el Estado, más tiránico es el régimen. “Esas son las Venezuelas del mundo, o los Congos del mundo, o las Argentinas del mundo”, dijo Lawson. “No son las Suecias del mundo”.
“Desde el punto de vista de un ciudadano argentino o congoleño, Suecia sería una reducción masiva de la propiedad y el control estatal”.
Señaló que mientras gente como Bernie Sanders utiliza a Suecia para hablar de socialismo, “la mayor parte del mundo miraría a Suecia y diría que son mucho más capitalistas que nosotros”.
Si bien los países nórdicos comenzaron a adoptar políticas socialistas, también comenzaron a dar marcha atrás a esas políticas, ya que resultaron ser insostenibles. Lawson señaló que todos los países nórdicos han dado marcha atrás con sus programas de salvavidas sociales y altos impuestos debido a los elevados costos.
“En 1960, Estados Unidos y Suecia tenían aproximadamente el mismo nivel de ingresos y el mismo tamaño de gobierno. Y lo que sucede es que en 1960 ambos gobiernos se hicieron más grandes, pero el de Suecia se volvió realmente grande y la tasa de crecimiento de Suecia realmente comenzó a sufrir”, dijo.
Tal como están las cosas, Lawson dijo que Suecia tiene mucho menos ingresos que Estados Unidos, y el alto costo de sus servicios sociales ha demostrado su impacto negativo. “Tal vez sea un precio que están dispuestos a pagar, pero la vitalidad de la economía sueca se ha ralentizado y no ha seguido el ritmo del resto de Europa, y ciertamente no el de Estados Unidos”, dijo.
“Los suecos están reconociendo que la economía sueca está luchando por mantenerse al día”, dijo, y señaló que a medida que las cosas declinan, estos países están dejando de lado sus programas de asistencia social y están haciendo los ajustes correspondientes.
Intervención del Estado
El economista austríaco Ludwig von Mises escribió en su libro “Socialismo: Un análisis económico y sociológico” en 1951, “Nada es más impopular hoy que la economía de libre mercado, es decir, el capitalismo”. Continúa explicando cómo casi todas las facciones de la sociedad de esa época culpaban al capitalismo de los problemas que veían en el mundo, y que los puntos de vista de cada grupo típicamente contradecían los puntos de vista del otro.
Sin embargo, señaló, “Aunque el capitalismo es el sistema económico de la civilización occidental moderna, las políticas de todas las naciones occidentales están guiadas por ideas totalmente anticapitalistas”.
Muchos de los problemas que la gente observó en el capitalismo, dijo, no se originaron del capitalismo, sino de las políticas intervencionistas socialistas que habían sido adoptadas en el capitalismo. Von Mises escribió: “El objetivo de estas políticas intervencionistas no es preservar el capitalismo, sino sustituirlo por una economía mixta”.
Esta “economía mixta” fue vista por muchos como la posición intermedia con el socialismo, pero los elementos socialistas adoptados en el capitalismo se convirtieron en los principales puntos de contención contra el capitalismo.
Lawson señaló que “las áreas de nuestra economía con las que estamos menos satisfechos son aquellas en las que el gobierno está más involucrado”.
“Nos quejamos de la calidad de nuestras escuelas”, pero le pertenecen al Estado y este administra la mayoría de ellas, dijo Lawson. “Estamos molestos por el costo y la calidad de nuestra atención médica, y esa es exactamente el área de la que se encarga el gobierno”. Lo mismo se aplica a los altos costos de matrícula universitaria, donde los préstamos gubernamentales solo sirvieron para elevar los precios.
“Cuanto más trata un gobierno de meterse de una forma u otra –ya sea mediante préstamos o subsidios a la educación y a la atención médica–, el desempeño de esos sectores parece ser mucho peor. Y nos quejamos más de ellos”, remarcó.
En lo que se refiere a la tecnología, Lawson señaló que el gobierno está bastante alejado, y que “obtenemos excelentes productos y estamos más o menos satisfechos con los precios”.
Lo mismo se aplica a muchas áreas de producción y distribución de alimentos, y a las tiendas de comestibles que el gobierno deja en paz. Sin embargo, muchos están terriblemente descontentos con cosas como los bancos, “y esa es una de las áreas en las que el Estado está más directamente involucrado”.
“El alto costo es frecuentemente por causa del gobierno”, dijo.
Entre las políticas socialistas que crean estos problemas están la subvención de la demanda y la redistribución del dinero. A modo de ejemplo, señaló que el gobierno de Estados Unidos subsidia los préstamos estudiantiles, lo que ha hecho subir los costos de matrícula; y subsidia a partes de la industria de la salud, lo que también eleva los costos.
Entonces, además de subsidiar la demanda, la política gubernamental también “restringe activamente la oferta”.
“No es necesario tener un doctorado en economía para saber qué pasa con los precios cuando se subsidia a los compradores, pero se restringe a los vendedores”, dijo. “Es una receta garantizada para precios más altos. Y eso es exactamente lo que obtenemos en educación y salud”.
Señaló que los principios de mercado como este deberían ser Economía básica. “Es algo que le enseñarías a un novato en el primer día de clase, y curiosamente, nuestros políticos parecen no entenderlo”.
Lawson dijo que es un principio económico básico que “si tratas de controlar una economía –y eso es lo que hace el socialismo, ellos tratan de controlar la economía– obtendrás reacciones contrarias”.
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