Comentario
Bernie Sanders lidera la carrera por la nominación demócrata.
Es posible que se convierta en el primer presidente autodenominado «socialista democrático» de Estados Unidos.
¿Qué significa eso?
Hoy, cuando Sanders habla de socialismo, dice: «No estoy mirando a Cuba. Estoy mirando a países como Dinamarca y Suecia».
Pero Dinamarca y Suecia no son socialistas. El primer ministro danés incluso vino a Estados Unidos para refutar las afirmaciones de Sanders, señalando que «Dinamarca está lejos de ser una economía planificada socialista».
Tanto Dinamarca como Suecia dan a los ciudadanos atención médica administrada por el gobierno y tienen programas de bienestar más grandes que el de Estados Unidos. Sin embargo, recientemente, se alejaron del socialismo. Debido a que sus políticas socialistas mataban el crecimiento económico, al final decidieron eliminar las regulaciones y dieron por terminado el control gubernamental sobre muchas industrias.
Sanders probablemente no sabe eso. A él, como a muchos jóvenes, le encanta la idea del socialismo.
Para mi nuevo video de esta semana, el productor de TV Stossel, Maxim Lott, estuvo repasando horas de los viejos discursos de Sanders. Lo que encontró revela mucho sobre lo que Sanders cree.
Cuando Sanders fue alcalde de Burlington, Vermont, hizo todo lo posible por defender a Fidel Castro. «Educó a los niños, les dio atención médica, ¡transformó totalmente la sociedad!». Afortunadamente, Sanders añadió: «No quiere decir que Fidel Castro o Cuba sean perfectos».
No, no son perfectos. El régimen de Castro torturó y asesinó a miles de personas. Al confiscar la propiedad privada, destruyó la economía de la isla. La vida se puso tan mal que miles de personas murieron tratando de escapar.
Incluso ahora en Cuba, la mayoría de la gente trata de vivir con menos de 2 dólares al día.
Sanders se enfoca en otras cosas, como por ejemplo: «¡Hicieron mucho para eliminar el analfabetismo!».
Sanders tuvo durante mucho tiempo una debilidad por los países socialistas. Escogió pasar su luna de miel en la Rusia comunista, donde dijo que la gente «parece razonablemente feliz y contenta». Estaba «extremadamente impresionado por su sistema de transporte público (…) el sistema de transporte masivo más limpio y efectivo que he visto en mi vida!».
Elogió los programas de la juventud soviética: «Los programas culturales van mucho más allá de lo que hacemos en este país».
Al menos calificó su apoyo, llamando «autoritario» al gobierno soviético.
Pero Sanders no hizo tales críticas tras la revolución socialista de Nicaragua. Elogió la «reforma agraria» de los sandinistas porque estaban «dando, por primera vez en sus vidas, tierra real a los agricultores para que puedan tener algo que cultivar. Nadie niega que están haciendo progresos significativos».
Los antiguos terratenientes seguro que lo negaban. Les habían robado sus tierras. Sanders sugirió que eso estaba bien porque los terratenientes son ricos.
«La gente rica, que solía tener una buena vida allí, no es muy feliz», dijo. «Como socialista, la palabra socialismo no me asusta (…) la gente respeta eso”.
¿Qué pasa con el hambre y la pobreza que crea el socialismo? Bernie tenía una opinión extraña sobre eso.
«Los periodistas estadounidenses hablan de lo mal que está el país porque la gente hace cola para comer. ¡Eso es algo bueno! En otros países la gente no hace cola para recibir comida; los ricos obtienen comida y los pobres se mueren de hambre.»
Después de decir que estaba «impresionado» por los líderes sandinistas, Sanders añadió, «Obviamente seré atacado por cada editorialista de la prensa libre por ser un tonto incauto».
Me uno a ellos.
Bernie Sanders es, en efecto, un «tonto» de la economía. O como los comunistas soviéticos solían decir, «un idiota útil».
Bajo el gobierno de Ortega, Nicaragua cayó rápidamente en la pobreza y los socialistas fueron expulsados en 1990. Ortega volvió más tarde como un violento dictador. Para la mayoría de la gente en Nicaragua, Cuba y otras economías de planificación centralizada, la vida es un infierno.
Una vez que Sanders fue elegido al Congreso, dejó de alabar a las revoluciones socialistas violentas.
En ese momento, los gobiernos comunistas de Europa se estaban derrumbando. Era conveniente cambiar de imagen para los antiguos partidarios avergonzados de esos regímenes.
En el Congreso, Sanders se llamaba a sí mismo independiente y, en la estimación de su compañero de Vermont, el expresidente del Comité Nacional Demócrata, Howard Dean, «vota con los demócratas el 98 por ciento de las veces».
Sin embargo Sanders nunca se retractó de los entusiastas elogios que dio a los regímenes socialistas.
John Stossel es un galardonado corresponsal de noticias y autor de best-sellers. Su último libro es «No, no pueden: Por qué el gobierno fracasa, pero los individuos triunfan».
A continuación:
Cómo China, Rusia, Irán y Cuba contribuyen a la inestabilidad de América Latina
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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