Comentario
A pesar de los estímulos masivos del gobierno y del banco central, la economía global está experimentando un aumento preocupante en los incumplimientos y en la morosidad.
Los balances principales de los bancos centrales (la Reserva Federal, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra y el Banco Popular de China) se dispararon a un total combinado de USD 20 billones, mientras que los anuncios de flexibilización fiscal en las principales economías superan el 7 por ciento del PIB mundial, según Fitch Ratings.
Este es el plan de estímulo combinado más grande de la historia. Sin embargo, las empresas están cerrando a un ritmo récord y el desempleo ha alcanzado niveles extremadamente elevados en muchos países.
Existe un riesgo importante en lo que yo llamo el «rescate de todo», o la decisión consciente de los gobiernos y los bancos centrales de proporcionar el apoyo necesario a todos los sectores y empresas con acceso al crédito.
La mayoría de estos paquetes de estímulo y medidas de liquidez tienen como objetivo apoyar el gasto gubernamental actual y proporcionar liquidez a las empresas con activos, acceso a la deuda y en los sectores tradicionales. No es una sorpresa, entonces, que al mismo tiempo que vemos el mayor plan de apoyo fiscal y monetario desde la Segunda Guerra Mundial, ya estamos presenciando dos efectos colaterales peligrosos: el surgimiento de compañías zombis, el colapso de las pequeñas empresas y de las empresas de nueva creación (start-ups).
Según el Instituto de Finanzas Internacionales, la cifra de impagos globales de bonos corporativos ha aumentado a USD 50,000 millones en el segundo trimestre de 2020, a pesar de las tasas de interés históricamente bajas y la alta liquidez.
Además, según Deutsche Bank y el Bank for International Settlements, el número de compañías zombies en la eurozona y en Estados Unidos, grandes compañías que no pueden cubrir sus gastos de intereses con ganancias operativas, se han disparado a nuevos máximos históricos.
Según los economistas Filippos Petroulakis del Banco Central Europeo y Dan Andrews de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), «el problema de productividad de la Europa se debe, en parte, al aumento de empresas zombis que desplazan las oportunidades de crecimiento para otros». Este problema solo aumenta en la crisis actual.
El aumento en la morosidad de los bonos es consecuencia de un alto apalancamiento previo en un entorno de ingresos operativos debilitados. Esto no debería ser una preocupación si la destrucción creativa funciona para mejorar la economía, ya que las compañías ineficientes son asumidas por las eficientes y los nuevos inversores reestructuran las empresas afectadas para que sean competitivas. El gran problema es que la liquidez masiva y las bajas tasas perpetúan el exceso de capacidad y mantienen viva una cantidad extraordinaria de empresas zombis.
Mantener y aumentar las empresas zombies destruye cualquier efecto positivo de la reestructuración y la innovación. Además, para mantener los flujos de efectivo y mantenerse con vida, las empresas están reduciendo la inversión en innovación, tecnología e investigación. Mientras tanto, las pequeñas empresas que no tienen acceso a la deuda o que no poseen activos duros se están disolviendo todos los días.
En la mayoría de las economías desarrolladas, donde el 80 por ciento del empleo proviene de pequeñas empresas, el «rescate de todo» se está convirtiendo en una transferencia masiva de riqueza de la nueva economía a la vieja economía, evitando una recuperación más fuerte y productiva.
En la eurozona, los principales beneficiarios de las compras de bonos corporativos del Banco Central Europeo son grandes conglomerados industriales que ya enfrentaban márgenes débiles, bajo crecimiento y balances inflados en 2019. En Estados Unidos, el canal de financiamiento de la economía real es más diverso, y el impacto de la zombificación es menor, pero no es insignificante o irrelevante.
Algunos de estos problemas pueden haber sido inevitables en una crisis, pero la mayoría de ellos podrían haberse mitigado significativamente mediante la implementación de políticas del lado de la oferta, en lugar de grandes estímulos dirigidos por el gobierno y planes de recuperación basados en agregar más deuda a sectores ya desafiados.
El «rescate de todo» (siempre y cuando sea grande) crea riesgos significativos. La baja productividad y los sectores endeudados sobreviven, creando un incentivo perverso que beneficia la mala inversión y la mala asignación de capital. Además, dado que estos sectores ya tenían sobrecapacidad y problemas estructurales, su rescate no conduce a una mayor creación de empleo ni a una mayor inversión. Además, los sectores de alta productividad probablemente sufrirán la carga impositiva que se verá aumentada después de los planes de rescate de estos gobiernos, disminuyendo el potencial de empleo y la probabilidad de aumentar los salarios reales, a medida que se detiene el crecimiento de la productividad.
Finalmente, cuando los gobiernos rescatan conglomerados grandes y con exceso de capacidad, la inversión en innovación, eficiencia y reestructuración de las divisiones que generan pérdidas se verá gravemente disminuida. ¿Por qué? Porque la primera razón por la cual los gobiernos acuerdan asumir riesgos o rescatar a grandes sectores es precisamente para evitar que se reestructuren. Alternativamente, los recortes de impuestos y las medidas de liquidez impulsadas por la oferta para las pequeñas empresas habrían funcionado significativamente mejor a un costo menor para los contribuyentes.
No hay duda de que algunos mecanismos de liquidez y soporte son positivos, pero lo que vemos hoy puede tener implicaciones negativas a largo plazo. Una recuperación más débil de lo esperado, con un bajo crecimiento de la productividad y un retorno desafiante del empleo perdido, así como un escaso crecimiento de la inversión, son probablemente daños colaterales del equivocado «rescate de todo» provocado por el pánico. Desafortunadamente, también generará más deuda e impuestos más altos que complicarán aún más las cosas para los contribuyentes y para los sectores innovadores.
Daniel Lacalle, Ph.D., es economista jefe del fondo de cobertura Tressis y autor de «Freedom or Equality», «Escape from the Central Bank Trap» y «Life in the Financial Markets».
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.
Descubre
Trailer Oficial: La conexión de la pandemia con Wall Street
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.