Comentario
Qué diferencia hace un mes cuando seres humanos informados, valientes y extremadamente resentidos deciden rebelarse contra un dictador opresor.
Mientras escribo esta columna, en las principales ciudades de la China continental los manifestantes atacan a los agentes del régimen vestidos con trajes de protección que implementan los cierres por el COVID. En Beijing y Chengdu, las manifestaciones contra los cierres sacuden los principales campus universitarios de China.
¿Por qué? Para los manifestantes, las políticas de cero-COVID del gobierno comunista se han convertido en actos intolerables, literalmente sentencias de muerte cuando los ciudadanos encerrados en los edificios mueren en incendios.
El Partido Comunista Chino (PCCh) exige a los ciudadanos chinos un código de autorización COVID-19 para comprar alimentos, utilizar un baño público y dar un paseo hasta que el PCCh diga lo contrario. Protestar e ir a la cárcel. O morir de hambre. O morir en un incendio porque la policía no te deja salir.
Los ciudadanos informados de China tienen conocimientos narrativos. En todo el país, los manifestantes —algunos con mascarillas quirúrgicas— se paran ante las cámaras de los celulares y levantan hojas de papel blanco en blanco.
Así es: espacio blanco vacío. Parafraseando a Cool Hand Luke, a veces nada es un mensaje realmente genial. Las hojas en blanco satirizan y desafían al mismo tiempo la maligna censura estatal del PCCh.
Mi traducción del espacio en blanco: «Los ciudadanos chinos no decimos nada, pero ustedes, tiranos del PCCh, tienen miedo de nuestros pensamientos». La página en blanco ataca la negación sistemática de la verdad por parte del PCCh.
Así que, en toda China, los manifestantes piden la destitución de Xi Jinping. Por su nombre. El dictador por su nombre.
Sin embargo, hace apenas un mes Xi hizo que el Partido Comunista Chino lo coronara emperador por al menos otra década.
El giro de Xi: Con él al frente, China crearía un «Zhongguo» del siglo XXI. En inglés poético, la palabra suele traducirse como «reino del medio», pero los quisquillosos sostienen que una traducción más literal y precisa es una China que es «todo lo que hay bajo el cielo», una China en el centro de los cuatro puntos cardinales de la brújula.
Según Xi, China bajo su liderazgo estaba creando una alternativa ideológica al llamado «orden internacional liberal» estadounidense.
La propaganda de Xi: El modelo de gobierno autoritario de China funciona, y el éxito económico de China lo demuestra. China dirigirá el mundo.
Sin embargo, el escrutinio por parte de personas informadas y honestas revela que el LIO es un hombre de paja ambiguo similar a la propaganda soviética del siglo XX que condena la democracia y la libre empresa.
Mi opinión: Xi plagió la propaganda rusa de la Guerra Fría.
¿Funciona el gobierno autoritario? Las manifestaciones masivas y las hojas en blanco dicen lo contrario.
Los medios de comunicación tienen videos de manifestantes bloqueando furgonetas de la policía y enfrentándose a los antidisturbios. La comparación instantánea es el «hombre del tanque» de la plaza de Tiananmen de junio de 1989, el tipo adusto que se puso delante de un tanque del Ejército Popular de Liberación (EPL) y, por un momento, lo detuvo.
Hecho: las manifestaciones actuales son las primeras protestas masivas generalizadas contra el gobierno del PCCh desde Tiananmen.
En 1989, las reformas económicas de China estaban dando al pueblo chino una muestra de prosperidad. En la plaza de Tiananmen de Beijing, el PCCh escuchó los llamados a la reforma política impulsados por el libre mercado. La mayoría de los manifestantes no se oponían al gobierno del PCCh, pero querían un gobierno más abierto.
Sin embargo, un grupo en la plaza hizo una estatua de espuma y papel maché a la que llamó la Diosa de la Democracia.
El autor de las reformas de mercado de China, Deng Xiaoping, lo consideró un desafío al gobierno del PCCh. Ordenó al EPL que atacara.
¿Cuántos ciudadanos chinos fueron asesinados? Dos mil es una cifra común. Otras fuentes dicen que 10,000.
Pero desde la masacre de Tiananmen, el PCCh ha estado montando el Tigre de Tiananmen.
El PCCh quiere la inversión extranjera en la economía china, pero rechaza la toma de decisiones participativa que pueda desafiar la autoridad del partido. La tensión entre la autoridad del partido y los mecanismos de libre mercado es la razón por la que el PCCh intenta «guiar» a la opinión pública (censurar el discurso), aplastar la disidencia y resistirse a las demandas de compartir el poder gubernamental. Yo lo llamo el Gran Dilema de China, una receta para el derramamiento de sangre en masa.
Una reflexión final: Cuando China se modernizó, Estados Unidos apostó por la liberalización política. La integración internacional suavizaría y moderaría a los comunistas chinos. Pero no ocurrió, ¿verdad?
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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