El exsecretario del Tesoro de EE.UU., Lawrence Summers, y el economista de la Universidad de Harvard, David Cutler, argumentaron en un ensayo el lunes que la pandemia acabará costando a Estados Unidos 16 billones de dólares, alrededor de cuatro veces la cifra alcanzada por la Gran Recesión de 2007-08.
«Aproximadamente la mitad de esta cantidad es el ingreso perdido por la recesión inducida por COVID-19; el resto son los efectos económicos de una vida más corta y menos saludable», escribieron los dos economistas en un artículo publicado en el Journal of the American Medical Association, en el que calificaron el brote del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) como «la mayor amenaza para la prosperidad y el bienestar que ha enfrentado Estados Unidos desde la Gran Depresión».
Las estimaciones de Summers y Cutler en cuanto a las pérdidas económicas directas son consistentes con las proyecciones anteriores de la Oficina de Presupuesto del Congreso, que proyectaba que la pandemia le costaría a Estados Unidos, en la próxima década, casi 7.6 billones de dólares en pérdidas del producto interno bruto (PIB).
Para estimar el resto de los 16 billones de dólares de pérdidas por el virus en Estados Unidos, los dos economistas trataron de medir el valor de las muertes prematuras relacionadas con COVID-19, los efectos a largo plazo en la salud y el aumento de las afecciones en la salud mental. Para medir el costo de las muertes prematuras, dijeron que se basaban en la técnica de atribuir valor a las «vidas estadísticas», que es una medida aproximada que utilizan los economistas y que se basa en el valor que tiene para las personas reducir el riesgo de mortalidad o morbilidad.
«Aunque no existe un número único aceptado universalmente, a menudo se utilizan rangos. En la política ambiental y sanitaria, por ejemplo, se supone que una vida estadística tiene un valor de 10 millones de dólares. Con un valor más conservador de 7 millones de dólares por vida, el costo económico de las muertes prematuras previstas hasta el año próximo se estima en 4.4 billones de dólares», escribieron.
Entre los que contraen el virus del PCCh pero sobreviven, es probable que algunos tengan importantes complicaciones de salud a largo plazo. Los dos economistas asumieron que el número de supervivientes de la enfermedad grave de COVID-19 es unas siete veces mayor que el de muertes y que alrededor de un tercio de los supervivientes sufrirían complicaciones a largo plazo. Luego estimaron el costo del deterioro de la salud a largo plazo en 2.6 billones de dólares.
También asumieron que los 29 puntos porcentuales en casos adicionales reportados de ansiedad y depresión desde abril de 2020, en comparación con el mismo período en 2019, podrían atribuirse a los efectos de los cierres por COVID-19.
«Estos datos se traducen en un estimado de 80 millones de individuos adicionales con estas condiciones de salud mental relacionadas con COVID-19. Si, de acuerdo con las estimaciones prevalecientes, el costo de estas condiciones se valora en unos 20,000 dólares por persona al año y los síntomas de salud mental duran solo un año, la valoración de estas pérdidas podría alcanzar aproximadamente 1.6 billones de dólares», escribieron.
El total de estas estimaciones asciende a 16.1 billones de dólares, o alrededor del 90 por ciento del PIB anual de Estados Unidos.
«Las pérdidas en la producción de esta magnitud son inmensas», escribieron, añadiendo, «La pérdida económica es más del doble del desembolso monetario total de todas las guerras que EE.UU. ha luchado desde el 11 de septiembre de 2001, incluyendo las de Afganistán, Iraq y Siria».
Las recomendaciones de política a la luz de estas conclusiones, argumentaron los dos economistas, incluyen pruebas de población a gran escala y el rastreo de contactos.
«Un mínimo del 5 [por ciento] de cualquier intervención de ayuda económica de COVID debería dedicarse a estas medidas sanitarias», escribieron.
«El aumento de la inversión en pruebas y localización de contactos podría tener beneficios económicos que son al menos 30 veces mayores que los costos estimados de la inversión en estos enfoques», añadieron.
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