El embajador chino en Estados Unidos, Cui Tiankai, alimentó aún más la teoría no probada de que el virus del PCCh podría haberse originado en Estados Unidos.
En una entrevista con CNN, que se emitió el 7 de febrero, se le preguntó si se les otorgaría «acceso completo a China» a los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que están actualmente investigando el origen del virus en Wuhan, una ciudad central del país.
“Ya están en Wuhan. Han estado en Wuhan durante varios días», dijo Cui, antes de agregar, «Mi pregunta es, ¿se les permitirá venir aquí [Estados Unidos] para hacer lo mismo?». Las palabras de Cui sugirieron que la fuente del virus podría estar en Estados Unidos.
Cui también descartó las teorías de que el virus pudo haberse originado en un mercado húmedo o en un laboratorio en Wuhan. «Creo que cuando la gente hace acusaciones, tiene que probar estas acusaciones», dijo el embajador.
COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus, se originó en Wuhan, pero los investigadores internacionales aún no saben exactamente cuándo y cómo surgió el virus.
El mes pasado, el Departamento de Estado de EE. UU. dijo que «tenía motivos para creer» que varios investigadores del Instituto de Virología de Wuhan se enfermaron en el otoño de 2019 con síntomas similares a COVID-19. La sugerencia contradice una afirmación de un investigador del instituto que dijo que había «cero infección» entre el personal de laboratorio y los estudiantes.
Esta no es la primera vez que China busca culpar a Estados Unidos por causar la pandemia global. En marzo del año pasado, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, acusó al ejército de Estados Unidos de llevar el virus a Wuhan.
El 18 de enero, Hua Chunying, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China, también sugirió que los expertos de la OMS deberían «realizar un rastreo de origen» en Estados Unidos.
China también ha tratado de culpar de la pandemia a otros países, incluidos Italia e India.
El 5 de febrero, en una sesión informativa diaria, Wang Wenbin, otro portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, sugirió que las «partes pertinentes» deberían invitar a expertos de la OMS a sus países para un «estudio de rastreo de origen».
En la misma entrevista, Cui también denunció un informe reciente de BBC sobre la persecución de los uigures en Xinjiang, diciendo que sus fuentes eran «poco confiables».
La BBC informó que los chinos cometieron violaciones masivas, abusos sexuales y torturas contra mujeres uigures detenidas en campos de reclusión en la región de Xinjiang, en el extremo occidental de China, basándose en entrevistas con varios exdetenidas y un guardia.
Beijing detuvo a más de un millón de personas de las minorías étnicas, incluidos uigures, kazajos y kirguises, en estos campos. La mayoría de ellos practica el Islam. Beijing afirma que estos campamentos son «centros de formación profesional».
“Yo incluso visité algunos de los centros de formación profesional. Son como un campus. No un campo de trabajo, sino un campus”, dijo Cui.
La organización sin fines de lucro Campaign for Uyghurs, con sede en Washington, emitió un comunicado de prensa posterior al informe de BBC. «Esperamos que los líderes y las personas de todo el mundo se acerquen a esta dolorosa realidad y busquen en lo profundo de su conciencia una respuesta».
“Como hija de un médico #Uyghur que está encarcelado en uno de esos campos, y como mujer, es extremadamente doloroso leer esto”, escribió en Twitter Ziba Murat, investigadora principal de la organización sin fines de lucro. “Cualquiera que todavía crea que esto está bien y se incline ante #China dándole la espalda a los #Uyghurs, es igualmente cómplice», añadió Murat, hija del desaparecido médico uigur, Gulshan Abbas.
Una portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo a Reuters que el informe de BBC es perturbador y que China debería permitir «investigaciones inmediatas e independientes por parte de observadores internacionales».
En enero, el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, calificó la persecución del régimen chino contra los uigures y otras minorías étnicas de mayoría musulmana como un genocidio y «delitos de lesa humanidad».
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