El embajador de Estados Unidos en China, Terry Branstad, expresó su preocupación por las recientes acciones de Beijing para socavar la autonomía de Hong Kong, mientras se reunía con el viceministro de Relaciones Exteriores de China, Zheng Zeguang.
La embajada de Estados Unidos en China emitió una breve declaración el 16 de julio sobre las conversaciones cara a cara entre Branstad y Zheng un día antes. Según los medios estatales chinos, Zheng había convocado al embajador de Estados Unidos para presentar una protesta contra las recientes acciones del presidente Donald Trump sobre la política de Hong Kong.
Trump promulgó el 14 de julio la Ley de Autonomía de Hong Kong, allanando el camino para que el gobierno de Estados Unidos imponga sanciones a los funcionarios involucrados en la erosión de la autonomía de Hong Kong y a los bancos que hacen negocios con ellos. También firmó una orden ejecutiva que termina con el trato comercial preferencial de Hong Kong por parte de Estados Unidos.
La orden ejecutiva también suspende un tratado de extradición firmado con la ciudad gobernada por China, y permite la admisión de refugiados hongkoneses adicionales por asuntos humanitarios.
Según la declaración de la embajada, Branstad le explicó a Zheng que Hong Kong «ya no es lo suficientemente autónomo como para justificar un trato diferenciado bajo las leyes y disposiciones particulares de Estados Unidos».
Beijing ha recibido críticas internacionales por su decisión de adoptar una ley de seguridad nacional para Hong Kong, después de la votación protocolaria de la legislatura títere de China, el 30 de junio.
La ley de seguridad penaliza lo que el Partido Comunista Chino (PCCh) considera actos de subversión, secesión, terrorismo y colusión con «un país extranjero o con elementos externos» contra el estado comunista, con penas máximas de cadena perpetua.
Branstad hizo un llamado a Beijing para «restaurar las libertades de Hong Kong y abstenerse de cualquier mayor erosión de su alto grado de autonomía, como lo garantiza la Declaración Conjunta sino-británica».
Firmada en 1984, la Declaración Conjunta sino-británica es un tratado internacional legalmente vinculante, en virtud del cual Hong Kong fue devuelto a China por el gobierno británico en 1997. En virtud del tratado, se redactó la mini constitución de Hong Kong o la Ley Básica, que pretendía garantizar a la ciudad un alto grado de autonomía durante, al menos, 50 años después de 1997 bajo el modelo de «un país, dos sistemas».
En la reunión, Zheng acusó a Estados Unidos de «interferencia grave en los asuntos internos de China» y amenazó con «sanciones contra entidades e individuos relevantes de Estados Unidos», según la agencia china de noticias Xinhua.
A última hora de la tarde del miércoles, el gobierno de Hong Kong también emitió una declaración, acusando a Estados Unidos de «actos aborrecibles por el eslogan político de apoyo al pueblo de Hong Kong».
El gobierno de la ciudad dijo que «apoyará plenamente al Gobierno Central para adoptar contramedidas».
En respuesta a la decisión de Trump, de suspender el tratado de extradición, Alan Leong, abogado y presidente del Partido Cívico prodemocrático de Hong Kong, acudió a su cuenta de Twitter el jueves para explicar la situación actual de Hong Kong.
«Ya no se confía en #HK como una jurisdicción que practica el estado de derecho, capaz de proporcionar a los fugitivos extraditados aquí las protecciones básicas de los derechos humanos y un proceso judicial justo», declaró Leong.
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