Según un artículo del 11 de abril del periódico holandés Financieele Dagblad (FD), empleados chinos de la empresa holandesa ASML -que fabrica máquinas de fotolitografía que producen semiconductores o chips- le robaron sus secretos comerciales y se los entregaron a su competidor chino XTAL, una empresa relacionada con el régimen chino.
El robo, que sucedió en 2015 y fue confirmado por ASML, fue objeto de un caso judicial en California, lo que dio lugar a que XTAL fuera condenada a pagar a ASML una indemnización de 223 millones de dólares en daños y perjuicios a fines de 2018. Poco tiempo después XTAL se declaró en quiebra.
ASML es el principal fabricante mundial de sistemas de fotolitografía, utilizados para grabar la información de las obleas de los semiconductores. Estos circuitos integrados o chips se utilizan en casi todos los dispositivos electrónicos.
Según FD, el robo fue organizado por XTAL y cometido por empleados de investigación y desarrollo de alto nivel de la subsidiaria de software Silicon Valley de ASML. Los empleados transfirieron el código fuente, el software y las estrategias de precios a las memorias USB y las entregaron a XTAL. Los documentos del tribunal demostraron que seis exempleados estuvieron involucrados, todos ellos de origen chino.
Con el conocimiento adquirido de mala manera, XTAL fue también capaz de robar grandes clientes de ASML, incluyendo al gigante surcoreano de la electrónica Samsung, reportó FD.
FD informó que XTAL, que fabrica automatización de diseño eléctrico para sistemas de semiconductores, es una subsidiaria de Dongfang Jingyuan, con sede en China, y que tiene vínculos con el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China. Mientras tanto, Dongfang Jingyuan recibe apoyo estatal para reforzar la industria nacional de fabricación de microchips de China, según un informe confidencial de la empresa china obtenido por FD.
La empresa holandesa, sin embargo, ha negado nexos entre el robo y el régimen chino, diciendo en una declaración que “algunos de los individuos [involucrados] resultaron ser ciudadanos chinos”.
La compañía holandesa también dijo que la financiación de XTAL provenía de “Corea del Sur y China”, y que el robo tenía como objetivo crear un producto competitivo y venderlo a un cliente existente de ASML en Corea del Sur. Añadió que desde entonces la empresa ha tomado medidas para protegerse contra este tipo de robo de propiedad intelectual.
ASML confirmó que en 2018 se le concedió una indemnización de 223 millones de dólares en daños y perjuicios, pero agregó que no estaba claro cuánto se podría recuperar del ahora quebrada XTAL.
AIVD, la principal agencia de inteligencia de Holanda, había incluido advertencias contra los ciberataques de China contra empresas tecnológicas holandesas en sus evaluaciones anuales de amenazas de los últimos años.
Al solicitarle una respuesta sobre el caso ASML, un representante de la agencia de inteligencia dijo que no podía hacer comentarios sobre casos particulares.
“En un sentido más amplio, la mayor amenaza de espionaje económico proviene de China”, dijo el representante en un correo electrónico a Reuters. “Holanda es un objetivo atractivo, otros países están interesados en nuestra información científica y técnica”.
Robo de propiedad intelectual
Las revelaciones siguieron inmediatamente a la Cumbre UE-China del 9 de abril, en la que Beijing prometió que ya no obligaría a las empresas europeas a transferir propiedad intelectual como condición para hacer negocios en China.
Sin embargo, en el comunicado final de la cumbre no se abordaron otras formas de robo de la propiedad intelectual, como el ciber espionaje y el espionaje humano.
Mientras tanto, Estados Unidos intensifica sus esfuerzos para reprimir el espionaje económico chino.
En diciembre de 2018, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) acusó a dos hackers chinos de robar datos de propiedad intelectual y comercial de empresas de todo el mundo. Los hackers trabajaban para la principal agencia de inteligencia de China, el Ministerio de Seguridad del Estado, dijo el DOJ, y atacaron a empresas de una variedad de industrias, muchas de las cuales el régimen chino desea agresivamente desarrollar bajo un ambicioso plan industrial conocido como “Made in China 2025”.
A principios de noviembre de 2018, los fiscales federales también acusaron a la firma china de semiconductores Fujian Jinhua, a la compañía taiwanesa UMC y a tres taiwaneses por conspirar para robar secretos comerciales relacionados con el desarrollo de microchips avanzados del fabricante de chips estadounidense Micron.
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