DENVER, Colorado. El pastor Bryan Sederwall, director ejecutivo del Denver Dream Center, dice que está acostumbrado a recibir, con poca antelación, solicitudes para satisfacer las necesidades básicas de las personas sin hogar y menos afortunadas de la ciudad.
Los funcionarios de la ciudad le dieron solo unos días para establecer un centro de suministro temporal para los solicitantes de asilo recién llegados del sur de la frontera entre Estados Unidos y México.
“Recibimos la llamada el miércoles [de la oficina del alcalde]. Saben cuándo llaman y tratamos de actuar rápidamente”, dijo Sederwall a The Epoch Times.
Y así fue.
Utilizando recursos sin ánimo de lucro, el Dream Center consiguió acumular palés de alimentos no perecederos, agua embotellada y bebidas deportivas, productos de higiene y otros artículos de primera necesidad para acoger a miles de recién llegados.
El 17 de mayo, el centro de suministros abrió un edificio de 14,000 pies cuadrados junto a las oficinas administrativas del Dream Center en el centro de Denver para servir como depósito de suministros y centro de distribución.
Otras organizaciones sin fines de lucro apoyadas por la ciudad que aceptaron donaciones incluyeron The Potters House of Denver y la Interfaith Alliance of Colorado.
Potters House comenzó a aceptar entregas coordinadas el 22 de mayo.
Recursos “al Máximo”
“La necesidad es mayor de lo que anticipamos. Los recursos asignados están al máximo, así que ahora estamos en [modo] de lucha”, dijo Sederwall.
“De nuevo, estamos tratando con personas. No es como si estuviéramos tratando con un edificio. No tenemos presupuesto. Lo estamos inventando sobre la marcha”.
Tomarlo un día a la vez parece ser la estrategia más amplia, ya que los funcionarios de la ciudad se apresuran a localizar los recursos disponibles luego de una oleada de inmigrantes ilegales en los últimos cinco meses.
Desde diciembre, la ciudad ha gastado más de USD 16 millones sirviendo a más de 10,000 inmigrantes ilegales que necesitan alimentos, ropa, vivienda y transporte a otras ciudades de destino.
“Cada noche durante los últimos cinco meses, Denver ha albergado entre 400 y 2000 invitados migrantes”, escribió la ciudad en su sitio web.
Actualmente, la ciudad mantiene cinco refugios con más de 1000 inmigrantes ilegales, casi al límite de su capacidad.
Al mismo tiempo, las calles y aceras urbanas de Denver continúan llenándose de tiendas de campaña de personas sin hogar, muchas de las cuales se niegan a aceptar los servicios sociales.
“Nuestro mayor objetivo es tratar de movilizar comunidades con la capacidad de dar y movilizar voluntarios”, dijo Sederwall con respecto a la reciente afluencia de solicitantes de asilo. “Si podemos movilizar eso, se elimina parte del estrés de la ciudad en obtener dólares para transferir a los programas”.
“Tratamos de decir que sí para satisfacer una necesidad… ahora, lo cubriremos en función de [si] van a ser personas que den un paso adelante. Veremos qué recursos tiene la ciudad. Haremos todo lo posible por atender a la gente”.
Sederwall dijo que prefiere mantener la política fuera de lo que considera la misión humanitaria de la organización.
Aun así, es imposible ignorar la presión sobre la capacidad de la ciudad para atender a los ciudadanos y una creciente población de inmigrantes no procesados que solicitan asilo al mismo tiempo.
“Es una situación complicada: Nuestra ciudad está aprovechando las necesidades, en términos de presupuesto y recursos. [Y] no nos hemos recuperado de nuestros días de COVID”, dijo Sederwall. “Nuestros campamentos para personas sin hogar son más grandes que nunca. Nuestros problemas de salud mental y adicción son más altos que nunca, y todavía estamos tratando de resolverlo”.
Ahora, tenga en cuenta la afluencia de inmigrantes ilegales y “estás compitiendo con el proceso”.
El 8 de mayo, el alcalde de Denver, Michael Hancock, y el gobernador de Colorado, Jared Polis, escribieron una carta al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EE.UU. solicitando urgentemente más asistencia federal.
“Imploramos [al DHS] y a las agencias asociadas federales relevantes que refuercen el apoyo directo a las jurisdicciones no fronterizas que luchan por satisfacer la inmensa necesidad humana resultante de las continuas llegadas de inmigrantes”, decía la carta.
“Apreciamos la complejidad del desafío, particularmente frente a la intransigencia por parte del liderazgo republicano en el Congreso para evitar los cambios que se necesitan con urgencia para arreglar un sistema de inmigración que no funciona”.
“No equipados” para manejar la afluencia
El gobierno federal ya otorgó USD 75 millones en diciembre de 2022 y USD 350 millones el 5 de mayo al Programa de Alimentos y Refugio de Emergencia de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias buscando “ayudar a las comunidades que reciben a no ciudadanos liberados de la custodia mientras esperan el resultado de sus procedimientos de inmigración”.
Sin embargo, el programa “no está equipado para mantenerse al día con el verdadero océano de necesidades humanas a medida que continúan las llegadas”, dijeron Hancock y Polis al DHS.
El 11 de mayo, Denver reactivó el Centro de Operaciones de Emergencia y el Centro Conjunto de Información para coordinar la respuesta humanitaria de la ciudad.
“En los últimos días, Denver ha experimentado un aumento significativo en la cantidad de inmigrantes que llegan desde la frontera sur de Estados Unidos”, anunció la ciudad en su sitio web.
“A principios de esta semana, llegaron casi 400 migrantes en un día, eclipsando con creces las 20-30 llegadas por día durante gran parte de marzo y abril. Dado que el Título 42 vence hoy [11 de mayo], se espera que el número de migrantes que llegan continúe creciendo”.
En el Centro de Recepción del centro de Denver, decenas de recién llegados de Venezuela, Colombia y otros países esperaban los viajes en autobús a Chicago, Nueva York y otras ciudades de EE.UU.
“Había disminuido bastante desde principios de la semana pasada cuando tuvieron una noche [con] 400 llegadas. Anoche, estaba por debajo de los 100”, les dijo a los periodistas la secretaria de prensa de Denver, Jill Lis.
“No esperamos ni planeamos un aumento significativo nuevamente, [pero] no podemos predecir el futuro. Estamos haciendo todo lo posible para recopilar información de diferentes fuentes para anticipar y planificar cualquier aumento. Solo estamos manejando el día a día, tratando de brindar la mejor atención a las personas que ingresan”.
El tablero de inmigrantes de la ciudad lleva un registro diario del número de llegadas.
El 21 de mayo, había 57 recién llegados, junto con 1086 inmigrantes ilegales alojados en instalaciones fuera de la ciudad y 149 en instalaciones de la ciudad.
“Desde el viernes 19 de mayo, Denver ha albergado y apoyado a migrantes de la frontera sur a un costo de más de USD 16.7 millones”, escribió la ciudad.
“La ciudad cubrió los costos utilizando los presupuestos de las agencias existentes, lo cual no es sostenible a largo plazo sin afectar los servicios de la ciudad. El único financiamiento que la ciudad ha recibido hasta ahora para apoyar las operaciones de albergue de migrantes es un premio de reembolso de USD 2.5 millones del estado de Colorado. El gobierno federal ha proporcionado USD 909,000 a Denver y USD 250,000 [para] Colorado”.
Muchos recién llegados son jóvenes solteros; otros son familias que buscan establecerse en Denver o conectarse con amigos y familiares en otros estados o ciudades importantes.
Cada uno recibió un número de solicitante de asilo después de entregarse a la Patrulla Fronteriza de EE.UU. en la frontera sur. Después del procesamiento, a muchos se les dio transporte al norte de Denver debido a la proximidad de la ciudad y al estatus de santuario.
Alexander, de unos 30 años, le dijo a The Epoch Times que caminó 3400 millas desde Venezuela para llegar al puerto de entrada de EE.UU. en El Paso, Texas.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) lo interceptó dos veces en la frontera y lo envió de regreso a México.
Alexander dijo que su viaje solitario comenzó en octubre recorriendo “todos los países” de América Central, donde podría haber solicitado asilo en lugar de arriesgar su vida para viajar a Estados Unidos.
Él “simplemente caminó”, llegando a Juárez, México, en enero.
Poco después, fue secuestrado por miembros de una violenta pandilla mexicana.
“Ha pasado por mucho. Él dijo: ‘Sí, se encontró con pandillas y carteles’”, dijo la intérprete de español de Alexander, Heidi Rodríguez, oficial de información pública de la Agencia de Derechos Humanos y Asociaciones Comunitarias de Denver.
“Fue secuestrado en un momento. Escapó por el techo y se ha lesionado, sus teléfonos e identificaciones han sido robadas. Intentó ingresar a Estados Unidos dos veces. En ambas ocasiones fue devuelto a México”, le dijo Rodríguez a The Epoch Times.
“Una vez, lo hizo mientras se entregaba. Pasó unos tres meses tratando de entrar [en El Paso]”.
Viaje traicionero al norte
Con una camisa azul de verano, pantalones cortos y zapatillas de deporte, Alexander se sentó en un banco y levantó el pulgar antes de que los voluntarios lo condujeran para tomar un autobús a un destino no revelado en Estados Unidos.
“Todos llegan en un estado un poco diferente”, dijo Lis, la secretaria de medios de la ciudad. “Algunos llegan con bolsas o tienen ropa y ese tipo de cosas. Algunos llegan literalmente solo con la ropa que llevan puesta”.
Antes de que expirara el Título 42, Lis dijo que la cantidad de llegadas diarias estaba entre 100 y 150. Aunque las cifras continúan disminuyendo, la necesidad de servicios sociales continúa creciendo.
“Solo queremos asegurarnos de que la gente tenga lo esencial: Agua, comida, ropa y productos de higiene”, le dijo Lis a The Epoch Times.
Según reportajes, la ciudad compró más de 5000 boletos de autobús para transportar a los solicitantes de asilo desde Denver hasta el destino elegido. Muchos irán a Chicago o la ciudad de Nueva York, donde los funcionarios de la ciudad dicen que ya están abrumados por la afluencia.
Aun así, el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, dijo que no hay planes para revertir el estatus de santuario de la ciudad para los «migrantes indocumentados» a pesar de la crisis y las solicitudes de más fondos gubernamentales, según los medios de comunicación.
El año pasado, la ciudad recibió un estimado de 60,000 inmigrantes ilegales de los estados fronterizos del sur en respuesta al flujo descontrolado de entradas ilegales bajo la política de fronteras abiertas del presidente Joe Biden. Denver tiene una población de alrededor de 727,000 habitantes.
Con destino a una ciudad santuario
El 16 de mayo, el gobernador de Texas, Gregg Abbott, pidió ayuda a los gobernadores de la nación para asegurar la frontera común de Texas con México, de 1254 millas.
Veinticuatro gobernadores, todos republicanos, respondieron con promesas para respaldar el esfuerzo.
“La avalancha de actividad fronteriza ilegal promovida por la Administración Biden fluye directamente a través de la frontera sur hacia las comunidades de Texas, pero esta crisis no se detiene en nuestro estado”, escribió Abbott.
“Los cárteles de la droga mexicanos envalentonados y otras empresas criminales transnacionales se benefician de este caos, contrabandeando personas y drogas peligrosas como el fentanilo en comunidades de todo el país”.
“En ausencia del gobierno federal, nosotros, como gobernadores, debemos unirnos para combatir la actual crisis fronteriza del presidente Biden y garantizar la seguridad que todos los estadounidenses merecen”.
Dos días después, Denver recibió un autobús fletado con 41 inmigrantes ilegales organizado por funcionarios del estado de Texas.
“Hasta este momento, la gente ha estado llegando a Denver en transporte comercial, y este es el primer autobús coordinado por otro estado que recibe Denver”, informó la ciudad en su sitio web.
“La ciudad está haciendo todo lo posible para garantizar que las personas no se queden sin refugio, especialmente debido a los cambios repentinos en el clima que a menudo ocurren en Denver durante la primavera”.
El alcalde Hancock reiteró el estatus de la ciudad como un refugio “acogedor” para los solicitantes de asilo en vista de los desafíos materiales.
“Denver es una ciudad acogedora, y estoy agradecido con todos nuestros socios y empleados de la ciudad que han trabajado incansablemente para servir a más de 10,000 personas que han venido a nosotros en busca de refugio”, dijo Hancock en una carta abierta.
“Sin embargo, los recursos de Denver no son ilimitados, y seguimos pidiendo al gobierno federal que envíe ayuda a las ciudades de todo el país que están soportando injustamente la carga financiera de esta crisis humanitaria”.
Diez estados, incluido Colorado, han aprobado leyes para brindar refugio a los inmigrantes ilegales, bloqueando los esfuerzos federales para deportarlos.
Bajo el Título 42, los inmigrantes ilegales detenidos en la frontera sur de EE.UU. fueron enviados de regreso a México para evitar la propagación de COVID-19 y otras enfermedades infecciosas.
Entre las ciudades santuario más grandes de Estados Unidos se encuentran Nueva York, Los Ángeles, Chicago, San Francisco, Filadelfia, San Diego, San José, Columbus, Seattle y Denver.
Crisis en la frontera en Arizona
Con su actual crisis en la frontera sur de Arizona, el condado de Maricopa también enfrenta una crisis de personas sin hogar que empeora.
Los funcionarios del condado anunciaron la semana pasada un programa de USD 10 millones para proporcionar un motel de 60 habitaciones a residentes sin hogar en Tempe, financiado por el condado y el gobierno federal.
El proyecto proporcionará vivienda a 120 personas sin hogar cuando esté terminado.
La gerente de comunicaciones del condado de Maricopa, Amy Bolton, le dijo a The Epoch Times que es poco probable que el motel se utilice para albergar inmigrantes ilegales.
«Dado el plazo de disponibilidad de esta propiedad para alojamiento, y la disponibilidad de otros recursos en la comunidad específicamente diseñados para apoyar a las personas que inmigran a Estados Unidos, es poco probable que el motel de Tempe albergue a ningún inmigrante», dijo Bolton.
“Antes de lo esperado”
Lis dijo que la ciudad de Denver ha estado haciendo un recuento diario en Internet de las llegadas desde el 9 de diciembre. Si bien alrededor de una cuarta parte decide quedarse en Denver, la mayoría se muda a otras ciudades o estados.
“No nos sorprendió que hubiera un resurgimiento de personas que cruzaban la frontera”, dijo Lis. “Comenzó a suceder un poco antes de lo esperado. Nuestro Departamento de Servicios Humanos está gestionando una afluencia continua desde que el centro de operaciones de emergencia cerró a principios de marzo”.
En el Centro de Recepción de Denver, los solicitantes de asilo recién llegados pasan por un proceso para determinar su necesidad de refugio, comida, ropa y su destino final.
El área de espera del centro se parece mucho a una terminal de autobuses, con familias y viajeros solitarios sentados en bancos, esperando para embarcarse en la siguiente etapa de su migración.
“En su mayor parte, hoy ha sido mucho más moderado y lento”, dijo Lis, y agregó que el centro había abierto dos salas de desbordamiento en el punto álgido de la oleada.
Las llegadas diarias también deben someterse a un examen de salud para detectar enfermedades infecciosas u otros problemas de salud. Sin embargo, según una de las enfermeras voluntarias del centro, todavía no ha habido ningún informe sobre un problema grave.
“No es que lo hayamos visto”, le dijo a The Epoch Times. “Pueden venir y hablar con nosotros y tratar de averiguar los próximos pasos”.
En un correo electrónico a The Epoch Times, Cathy Alderman, directora de comunicaciones de la Coalición de Colorado para las Personas sin Hogar, dijo que la coalición está observando un “aumento en las visitas” a su centro de salud.
No entró en detalles ni devolvió varias llamadas para más comentarios.
Varios refugios fuera de la ciudad no respondieron a las solicitudes de The Epoch Times para comentarios o recorridos por sus instalaciones. Los medios de comunicación no pueden acceder a los refugios municipales.
Tres legisladores republicanos de Colorado, incluida la representante estadounidense Lauren Boebert, no respondieron correos electrónicos en busca de comentarios.
Los refugios se llevan la peor parte
Sederwall, quien inició el Denver Dream Center hace aproximadamente 17 años, dijo que el enfoque principal del centro ha sido ayudar a jóvenes y adultos en recuperación, que necesitan ayuda o que buscan reingresar a la sociedad.
La organización cuenta con cuatro edificios para programas y servicios de vivienda.
“Nos ajustamos de acuerdo a las necesidades de nuestra ciudad”, dijo Sederwall. “Hay muchas familias y niños [que llegan]. Con nuestra ubicación, trabajamos con la ciudad y llenamos vacíos”.
Una necesidad urgente era encontrar un lugar para la recolección y distribución de alimentos no perecederos, productos de higiene, pañales, ropa interior y otras necesidades destinadas a los solicitantes de asilo.
“Hemos girado y cambiado gran parte de nuestro equipo a ese modo”, dijo Sederwall.
El centro de suministro agrega otra capa de responsabilidad, dijo Sederwall, y no una que Dream Center podría haber imaginado hace unas semanas.
Sederwall dijo que la creciente afluencia de solicitantes de asilo antes y después del Título 42 sorprendió a muchos residentes de Denver.
“Antes del Título 42, llegaban a la ciudad unos 200 inmigrantes al día. Creo que muchos de ellos intentan llegar a alguna parte. Una parte desafortunada del proceso es que están llegando a las ciudades, y luego las ciudades los reasignan a otras ciudades y lugares», dijo Sederwall.
“Algunos se están asentando [en Denver]; algunos se dispersan en otras ciudades”.
Y no es que la ciudad tuviera un “balde de fondos” para abordar el aumento.
“Esto tomó a todos por sorpresa. En Denver, como la mayoría de las ciudades importantes, los campamentos para personas sin hogar se han disparado. Estamos tratando de resolver los problemas de la calle y de reforzar nuestros refugios”.
“No creo que [la ciudad] estuviera preparada para la afluencia de inmigrantes cuando ya estamos lidiando con los habitantes de las calles y los refugios”, dijo Sederwall.
Sederwall dijo que su organización hace lo que puede y le gustaría hacer más.
Sin embargo, dados los recursos limitados de la ciudad, el desafío es encontrar un equilibrio viable de tiempo, dinero y suministros, en ausencia de una solución a largo plazo.
“Desearía tener una mejor respuesta. Nos reunimos con algunos miembros de nuestro personal esta mañana para revisar algunas de las horas y determinar qué hacer en la noche.
“Recibí una llamada de Zoom con la ciudad el viernes. Los próximos días serán como ponerlo en marcha para que la ciudad pueda señalar una solución”, dijo Sederwall.
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