Donald Trump y Ron DeSantis están librando una guerra verbal, y el campo de batalla son las redes sociales.
Apenas pasa un día sin ataques. Trump, expresidente y candidato presidencial declarado para 2024, arremete sin tregua contra DeSantis.
El gobernador de Florida, candidato probable pero no declarado, da golpes más sutiles a su exaliado político.
Y varios sustitutos aporrean al presunto oponente de su favorito, día y noche. Twitter y la propia Truth Social de Trump están dominadas por sus diatribas.
Algunos de los últimos posteos de Trump expresan su indignación por el actual viaje de DeSantis al extranjero para reunirse con líderes mundiales. Escribió sobre eso en su plataforma el 24 de abril.
«Los ‘Consultores’ están enviando a DeSanctus, y exigiendo que vaya inmediatamente, en una gira de emergencia Vuelta al Mundo por países de población representativa de EE. UU., como Corea del Sur, Japón, Reino Unido e Israel, con el fin de mejorar su juego y ver si puede quitar la mancha de su campaña fallida. Malas cifras en las encuestas. Tal vez pueda, o tal vez no, quién sabe, pero tendrá mucho tiempo para pensar mientras se sienta solo, en su avión financiado por los contribuyentes, y piensa: ¿¿POR QUÉ??».
En Truth Social, el día anterior, había escrito en un posteo: «El Club para el No Crecimiento, globalista, partidario de China e infiltrado por los RINO, que ahora quiere renunciar a respaldar a Ron DeSanturrón porque se dan cuenta de que no hay personalidad o habilidades interpersonales allí, están fuera de sí, y simplemente no saben qué hacer. Florida tiene el Sol y el Océano, y era GRANDE mucho antes de poner a Ron allí. Los semi-elitistas ‘No impulsores del crecimiento’ están considerando enviar a Ron al gran Centro Médico Walter Reed para un transplante de personalidad de emergencia. Sus números en las encuestas se están desplomando».
Las cuentas de redes sociales de la Sala de Guerra de DeSantis, que se autoproclama como «Respuesta Rápida» para el gobernador de Florida, postearon un video el 22 de abril de DeSantis pronunciando un discurso con una referencia a Trump.
«Los líderes toman el toro por los cuernos y toman las decisiones por sí mismos. No subcontratan su liderazgo a burócratas sanitarios como el doctor Fauci».
DeSantis, por ahora al menos, mantiene sus propias misivas en Twitter, en cuentas atribuidas a él como individuo, con aspecto de gobernador y potencial presidente. Los mensajes lo muestran dando discursos, firmando proyectos de ley y ocupándose de los asuntos del pueblo.
Todo lo que pueda interpretarse como una respuesta a Trump lo deja para otras páginas de las redes sociales.
Pero algunos simpatizantes muestran signos de hartazgo.
La congresista republicana Marjorie Taylor Greene, una fanática de Twitter y leal a Trump, instó a los partidarios de ambos a dejarlo ya.
«Las peleas personales en Internet entre los influencers de Trump y DeSantis tienen que parar», escribió Greene en Twitter el 14 de abril. «Hace quedar mal a todos y no ayuda a nadie».
Greene enumeró una serie de males nacionales, comenzando con: «Tenemos una deuda de 31 billones de dólares». Instó a los dos bandos a «centrarse en los verdaderos enemigos que causan todos estos gravísimos problemas».
Llamativamente, Greene evitó criticar personalmente a alguno de los dos, atribuyendo el rencor a «influencers».
A unos nueve meses del inicio de las votaciones primarias, otros también están cansados de las luchas internas, lamentó Susan MacManus, profesora emérita de ciencias políticas de la Universidad del Sur de Florida.
«La gente dice: ‘No sé si podré aguantar un año y medio así’. ¿Será ojo por ojo durante año y medio?», dijo MacManus a The Epoch Times.
«Muchos republicanos están enfadados porque se enfrentan así. Hace que los demócratas parezcan unificados, lo que molesta a muchos republicanos».
La situación va a empeorar, predijo MacManus.
Shawn Donahue, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Buffalo, advierte que una guerra en Twitter con Trump no será un buen augurio para DeSantis.
El juego de los nombres
«Odio decirlo así», dijo Donahue a The Epoch Times. «Pero piensa en cómo los apodos de Trump para la gente se han quedado».
«Durante el resto de tu vida vas a pensar en Little Marco, Low Energy Jeb, Lyin’ Ted, Sleepy Joe y Crooked Hillary».
De hecho, los antiguos oponentes de Trump, el senador Marco Rubio (R-Fla.), el exgobernador de Florida Jeb Bush, el senador Ted Cruz (R-Texas), el presidente Joe Biden y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, parecen destinados a llevar esos apodos en algunos círculos para siempre.
«Algunas personas lo ven como algo infantil, pero funciona», dijo Donahue. «Con Trump, es una guerra asimétrica. Está dispuesto a hacer y decir cosas que el político estándar no está dispuesto a hacer».
Trump ha probado varios apodos para su presunto oponente en las redes sociales y en discursos, incluyendo «Ron DeSanturrón» y «Ron DeSanctus».
Impacto de la cobertura de prensa
Twitter y otras redes sociales han demostrado ser herramientas y armas eficaces para los políticos.
No lo serían, sin embargo, si la prensa y los medios de comunicación no hicieran que lo fueran, dijo Tobe Berkovitz, consultor de medios políticos y profesor emérito de publicidad en la Universidad de Boston.
«Si los medios ignoraran Truth Social, la plataforma de Trump, si no cubrieran los posteos de Trump y las de DeSantis, el votante promedio ni siquiera sabría que estas cosas existen», dijo Berkovitz a The Epoch Times.
«Lo que importa con Twitter es que la prensa lo tome. No hay mucha gente que lea los tuits de nadie. La prensa lo recoge, y eso lo convierte en una historia de perfil mucho más alto».
Las redes sociales también permiten a las campañas difundir videos por una fracción del costo de los anuncios de televisión. Luego, la prensa y los medios de comunicación empiezan a hablar de ellos. En última instancia, millones de personas pueden verlos si se hacen virales.
Como consultor de publicidad política, Berkovitz ha utilizado esta táctica en la era anterior a las redes sociales, lanzando anuncios de televisión directamente a la prensa para dar a conocer la campaña.
El candidato republicano George H. W. Bush, con el legendario consultor político Lee Atwater detrás, y el candidato demócrata Michael Dukakis utilizaron la misma táctica con eficacia en la campaña presidencial de 1988.
«Los medios de comunicación se pasaron todo el tiempo hablando de los anuncios», dijo Berkovitz.
Los aliados de DeSantis llevaron a cabo esta jugada publicando un video el 14 de abril, justo antes de que Trump se dirigiera a la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
El anuncio muestra clips de video de Trump como presidente hablando mal del grupo de derechos de armas y parlamentando con líderes del Partido Demócrata sobre cómo hacer las leyes de armas más restrictivas.
DeSantis ha bajado en las encuestas en los últimos dos meses, mientras que Trump ha subido. Eso podría atribuirse a los ataques de Trump en las redes sociales, dijo el profesor de ciencias políticas Aubrey Jewett, de la Universidad de Florida Central.
Pero no hay forma de saberlo con seguridad, dijo Jewett a The Epoch Times.
Otros factores contribuyeron al ascenso de Trump, incluida su imputación, que pareció darle sólo un impulso temporal. Mientras tanto, los comentarios de DeSantis sobre la guerra entre Rusia y Ucrania generaron una controversia que puede haber causado una caída para él, dijo Jewett.
El uso de las redes sociales es gratuito y una excelente forma de llegar directamente al público de un candidato.
La campaña online genera dinero
Trump las ha utilizado brillantemente, no sólo para hablar a sus seguidores, sino también para recaudar dinero de personas que hacen pequeñas contribuciones, dijo Donahue. Comparó a Trump con el difunto Jesse Helms, que utilizó el correo directo para hacer lo mismo.
«Helms fue uno de los mejores recaudadores de fondos», dijo Donahue sobre Helms, senador republicano por Carolina del Norte de 1973 a 2003. «El correo directo era caro, y ahora tienes Facebook. Y Trump ha vuelto a Facebook».
Trump recaudó más de 4 millones de dólares, gran parte de ellos de donantes pequeños o primerizos, al día siguiente de su imputación.
«No fue Trump el que acudió a cenas de etiqueta en Dallas, Houston o Miami» lo que aportó el dinero, dijo Donahue. «No ha tenido que hacer eso».
En cierto modo, la guerra de Twitter no es más que una nueva vuelta de tuerca a un fenómeno eterno.
La política siempre ha sido un «negocio de riesgo», dijo Berkovitz.
Y la campaña en Internet es ahora el ring en el que los candidatos deben estar preparados para la pelea.
«Todos los políticos, desde nuestros fundadores, han tenido que aprender a utilizar las herramientas de comunicación disponibles en cada momento», afirma Carl Calabrese, consultor político republicano jubilado de la zona de Buffalo, profesor de Ciencias Políticas y funcionario público.
«En la fundación [del país], eran los púlpitos, los panfletos y las plazas» donde los candidatos llevaban su mensaje, dijo Calabrese a The Epoch Times.
«Después, con la Guerra Civil, fueron los periódicos. Después, la tecnología moderna. [Franklin D. Roosevelt fue el pionero en el uso de la radio. Y luego la televisión, donde [John F.] Kennedy fue el pionero».
Los políticos siguen teniendo que utilizar todo eso, dijo Calabrese.
«Pero tienen que añadir esto al arsenal. ¿A quién llegamos, cómo llegamos y cuál es el mensaje? Es la misma pregunta que nos hacemos con los medios tradicionales».
Según Calabrese, las redes sociales ofrecen a gente como Trump la mejor relación calidad-precio. No sólo desde el punto de vista económico, sino también por el número de personas a las que se llega con el esfuerzo relativamente pequeño de escribir un mensaje.
Y el uso de las redes sociales es imprescindible para llegar a los votantes más jóvenes, según algunos estrategas.
«Es donde muchos de ellos se informan», afirma Jewett. «La mayoría de los jóvenes de 35 años o menos no ven las noticias tradicionales ni la televisión por cable».
Los estadounidenses de más edad también confían más en las redes sociales para informarse, según Calabrese.
Entre sus antiguos colegas, «cuatro de cada cinco obtenían sus noticias exclusivamente, o las leían en primer lugar, en Twitter», dijo. «Y tres de ellos tenían más de 60 años. No es un fenómeno exclusivo de los jóvenes. Las campañas se dan cuenta de ello y quieren aprovecharlo».
MacManus, sin embargo, expresó su temor por la política estadounidense debido al rencor personificado en la guerra de Twitter entre Trump y DeSantis.
«Uno se pregunta qué va a hacer todo este ataque y negatividad y descortesía en la participación, y eso tiene que preocupar a ambos partidos», dijo.
La participación electoral en Florida fue menor en las elecciones de mitad de periodo de 2022 que en las de 2018.
Un análisis de la Fundación Knight sobre las opiniones de los jóvenes acerca de las noticias encontró que piensan que «se centran en el conflicto y nunca en opciones o soluciones», dijo MacManus. «La generación más joven no ve nada positivo en la política a ambos lados del pasillo. Y la prensa nacional es parte del problema. Les encanta el conflicto».
La brecha de participación electoral entre los votantes más jóvenes y los de más edad se ha ampliado.
Los votantes de la Generación Z acudieron a las urnas en un porcentaje del 23% al 28%, y alrededor del 28% de los Millennials acudieron a votar, «bajo en comparación con las generaciones mayores», dijo.
Otra estadística de las encuestas le preocupa.
«Las encuestas preguntan si te gustaría que tu hijo fuera presidente de mayor», dijo. La respuesta «solía ser abrumadoramente afirmativa. Ahora es abrumadoramente no. No se lo desean a sus hijos».
«La desconfianza es generalizada. La gente no sabe en quién confiar. No confían en nadie. Los hilos que mantienen unido a este país están muy deshilachados».
«Rezo cada noche que nos reunimos en este país. Ama a tu prójimo como a ti mismo, la más básica de las ideologías de fe. Los votantes están realmente cansados. Sólo quieren un poco de paz y tranquilidad».
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