Policías del estado de Sinaloa irrumpieron esta semana en el narcolaboratorio más grande de la región sorprendiendo a las personas que elaboraban cuidadosamente la metanfetamina, una de las sustancias que sostiene al crimen organizado en México.
El operativo de agentes de policías estatales, al que asistió un periodista de Efe, se hizo por la noche en el laboratorio ubicado en la ciudad de El Dorado, en el municipio de Culiacán, y provocó la huida de al menos 17 delincuentes que descalzos salieron corriendo en la oscuridad.
Para acceder al laboratorio clandestino, los agentes atravesaron en camioneta varios sembrados de frijol y maíz y algunas zonas ganaderas, además de sortear las aguas furiosas del río San Lorenzo.
Durante el trayecto, una de las patrullas quedó atrapada en el río y tuvo que ser rescatada con el apoyo de un tractor.
Una vez dentro del laboratorio, los agentes confirmaron la magnitud del hallazgo: una gigantesca cocina de metanfetamina.
Según precisó el director de la Policía Estatal Preventiva (PEP), Joel Ernesto Soto, en ella se encontraban estéticamente dispuestos «100 bidones de 50 litros de diversos químicos, 70 bidones metálicos de 50 litros con diversos químicos, 50 tanques de gas y 50 costales que contenían una sustancia granulosa blanca».
Además, también había 14 tinacos de plástico, 19 ollas, 17 tiendas de campaña, bombas de agua, contenedores, cubetas, refrigeradores y hasta una lavadora.
Los químicos desprendían un olor penetrante, casi insoportable. Uno de los contenedores se encontraba destapado ya con la droga lista, que lucía escarchada como si fuera hielo.
Poco después, llegaron agentes de la Secretaría de Marina (Semar) enfundados en trajes verdes de camuflaje.
Resguardaron el área y, siguiendo el rastro de una manguera, accedieron a otro campamento, aún más imponente, con una sofisticada tecnología de refrigeración para congelar la droga.
Para pasar desapercibidos entre los árboles y la maleza, los dos laboratorios clandestinos estaban cubiertos con carpas de color café y hojas de palma secas.
El comandante de la base de operaciones de la Semar en Culiacán, José Barradas, precisó que la producción total de ambos era de una tonelada de anfetamina a la semana.
Durante la inspección en el segundo laboratorio, uno de los agentes detectó una anomalía en el suelo y, al excavar en la arena, se encontraron dos contenedores vacíos, presumiblemente para guardar la mercancía de urgencia cuando los delincuentes son alertados de una redada.
Este pequeño golpe al narcotráfico por parte de las autoridades, pone de relevancia los muchos narcolaboratorios que existen en México, centros de un conflicto que amedrenta a la población por la violencia que desata.
Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Policía Federal (PF) y la Procuraduría General de la República (PGR), entre 2006 y 2015 fueron desarticulados 1.323 narcolaboratorios en Mexico, de los cuales 460 se encontraban en Michoacán, al suroeste del país.
A cierta distancia le siguen el noroccidental estado de Sinaloa, con 276, y el céntrico estado de Jalisco, con 181.
Los estados de Guerrero, Durango, Guanajuato y el Estado de México son los siguientes en número, con 28, 26, 23 y 22 respectivamente.
De acuerdo con la Sedena, en 2016 fueron desarticulados 122 laboratorios clandestinos en todo el país.
La mayor parte de los narcolaboratorios se encuentran en selvas o zonas montañosas, lo que, además de dificultar el acceso a las fuerzas de seguridad, también genera altos niveles de contaminación en zonas protegidas.
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