Culiacán, México, se volvió el escenario de un tiroteo que hoy da de qué hablar en la región. Integrantes del cartel de Sinaloa enfrentaron a las fuerzas de seguridad del Estado para liberar al hijo de su líder: el narcotraficante Chapo Guzmán. Para «evitar un mayor derramamiento de sangre», se autorizó la liberación de Ovidio Guzmán, lo cual desató consternación por la presión que ejerce el narcotráfico sobre el Estado mexicano.
«Se tomó la decisión de retirarse de la casa, sin Guzmán, para tratar de evitar más violencia en el área y preservar la vida de nuestro personal y recuperar la calma en la ciudad», dijo el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
El tiroteo afectó no solo a los involucrados, sino a la población civil. Ardieron columnas de fuego incendiadas por los traficantes, presos escaparon de prisión, familias enteras que estaban en el camino salieron de sus vehículos y se mantuvieron recostadas al ras del piso para evitar ser impactados por las balas, y los que lograron refugiarse se mantuvieron a salvo en centros comerciales y supermercados.
Para AMLO «el narco es pueblo», por tanto no se lo enfrenta con armas
Pese a que el mayor disparador de la delincuencia en México es el narcotráfico, López Obrador fue capturado en cámara diciendo que «el narco es pueblo».
Frente a los gritos de los peatones que se acercaron al mandatario para pedir justicia y seguridad, este declaró que los narcotraficantes no serán combatidos con las armas porque son el pueblo.
Las declaraciones son de agosto. Ya en octubre, desde las fuerzas de seguridad hasta el gabinete de AMLO mostraron que así se opera.
Según AMLO «no se trata de masacres, eso ya se terminó»
Al día siguiente del tiroteo de Culiacán, AMLO apareció en su programa matutino anunciando: “se decidió proteger la vida de las personas y yo estuve de acuerdo con eso porque no se trata de masacres, eso ya se terminó. No puede valer más la captura de un delincuente que la vida de las personas”.
Sin embargo, las masacres no han terminado. El 15 de octubre, dos días antes del tiroteo de Culiacán, en Michoacán, al oeste de México, una matanza terminó en la muerte de 14 policías.
Les acribillaron a balazos y con granadas de fragmentación. Formaban parte de un grupo de 41. Dos de las cinco patrullas quedaron calcinadas. Los policías iban a recoger a una mujer y a su hija para llevarlas ante un juez de la región y hombres del Cartel Jalisco Nueva Generación los emboscaron.
Entonces, las masacres no solo terminaron sino que van en aumento. México vive el año más violento de su historia.
Bajo la administración de López Obrador la violencia ha aumentado
Cuando López Obrador asumió la presidencia de México, había un promedio diario de 79,7 casos de homicidio. El país empezó septiembre con 102 personas asesinadas el primer día. Con esa cifra se oficializó el promedio de 100 víctimas fatales por día en el país. Solo durante el primer fin de semana de septiembre, 292 personas murieron en crímenes violentos.
Aunque el mayor pico de violencia fue en junio, seis meses después que AMLO asumió el poder, el 8 de junio se reportaron 113 asesinatos y al día siguiente 191.
La tendencia va en aumento, desde que AMLO asumió el mando, aunque no ha vuelto al pico de junio. Solo del 6 al 12 de junio se registraron 650 asesinatos, según reporta el Informe de Seguridad.
El impacto del control territorial de los carteles de narcotráfico
En la mayoría de los casos el protagonista es un cartel del narcotráfico. Por ejemplo, en la cuna de uno de los cárteles del narcotráfico más poderosos de México, Jalisco, fueron descubiertas 11 bolsas de basura con cadáveres en un canal de aguas pluviales.
El vecino Guanajuato se destacó como la zona de mayores incidentes a mediados de este año, sobre todo en la región limítrofe con Jalisco, bastión del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), por lo cual expertos relacionan el elevado índice de muertes con la disputa entre grupos criminales por el territorio.
Aunque no tuvo las mayores cifras, Acapulco, denominada la segunda ciudad más peligrosa del mundo (después de Caracas, Venezuela), según en el informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México, sí fue el escenario del suceso más escandaloso. Allí fue ejecutado un alcalde, del municipio de Azoyu y una familia entera.
En lugar de enfrentar el foco de la violencia, la administración de AMLO se rehúsa. Llama pueblo a los malhechores que matan y amedrentan a los mexicanos.
No podemos hablar por el retraso de un proceso burocrático, de un Estado fallido. No se actuó en el proceso establecido de planeación, esto tampoco nos lleva a hablar de un sistema fallido, pero sí de un operativo fallido”.
Finalmente, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, declaró que nunca estuvo formalmente detenido el hijo del Chapo y que se trató de un operativo y un sistema fallido.
Lo cierto es que la orden de captura fue emitida por EE. UU. en septiembre del 2018 y López Obrador está en el poder desde el 1 de diciembre, ante lo cual, Ovidio Guzmán gozó de su libertad con total impunidad y lo sigue haciendo, gracias a una administración que no se atreve a enfrentar a los verdugos de los mexicanos: los narcotraficantes.
Este artículo fue publicado originalmente en PanAm Post.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
Historias de convicción
Trabajó para la mafia y fue un adicto durante décadas, al fin se libera con ayuda de la meditación
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